La primera temporada de la serie que narra la compra de Twitter por parte de Elon Musk terminó con uno de sus característicos giros de guion. El último capítulo dejó a los protagonistas preparándose para medirse en los tribunales y dirimir si el empresario debe comprar la empresa o no. El terreno estaba preparado para que la segunda temporada contara su batalla legal en los juzgados de Delaware, pero un nuevo cambio de opinión del magnate ha vuelto a cambiar el escenario.
Elon Musk acepta ahora comprar la empresa al precio que pactó en un principio, 44.000 millones de dólares. Pero estos seis meses han cambiado muchas cosas en su relación con la red social, como muestran algunas de las pruebas que ha aportado Twitter al juicio. Así comienza la segunda temporada de la serie:
¿Habrá juicio?
La oferta de Musk de retomar el acuerdo que firmó en abril resuelve la trama principal del proceso legal. Pero expertos en este tipo de adquisiciones avisan que eso es solo la brocha gorda y pueden quedar muchos detalles sobre la compra que terminen zanjándose en los juzgados. Una prueba es el comunicado publicado por Twitter este miércoles, en el que no habla de nuevo pacto: “Hemos recibido la carta de Musk. La intención de la empresa es cerrar la transacción a 54,20 dólares por acción”.
“El pleito no se va a detener en seco, sino que continuará”, ha explicado a The Verge el profesor de Derecho de la Universidad de Columbia Eric Talley. “La maquinaria sigue orientada al juicio del 17 de octubre”, apunta. La jueza podría dar más tiempo a las partes para negociar retrasando el proceso, pero hasta que no haya acuerdo total no se cancelará el juicio.
Un proceso —el de intentar anular la compra de Twitter en los juzgados— que puede terminar costándole a Musk unos 200 millones de dólares, según los cálculos de Business Insider. Sus respectivos bufetes cobran 2.500 dólares la hora y llevan trabajando en el juicio desde julio. En total son 100 millones por la minuta de cada parte.
La misteriosa app 'X'
Musk es un usuario empedernido de Twitter, pero cuando protagoniza uno de sus giros de guion suele guardar silencio. Como mucho, hace algún comentario críptico. Así ha sucedido de nuevo en esta ocasión: “La compra de Twitter es un acelerador para crear X, la aplicación para todo”, ha tuiteado.
¿Qué es exactamente 'X'? Además de una letra que le gusta mucho a Musk, es un misterio. Ha llamado así a uno de sus hijos (“X Æ A-12 Musk” le puso a su séptimo vástago, nacido en 2020), a su empresa de naves espaciales (SpaceX) o a su primera compañía, que se fusionó con otra para crear Paypal y hacerle millonario (X.com).
La empresa fue fundada bajo el nombre Confinity en 1998 por Max Levchin, Peter Thiel, Luke Nosek y Ken Howery.
— Luis Miguel Ortiz (@LuisMiguelValue) May 23, 2020
En el 2000 Confinity se fusionó con su principal rival, https://t.co/wLAjKuyrto, una compañía fundada por el gran Elon Musk y en 2001 adquirió el nombre de Paypal. pic.twitter.com/CkP20VTmm4
Sin embargo, no es la primera vez que Musk menciona sus intenciones de crear una app multifunción. En el pasado ha afirmado que le gustaría convertir Twitter en un WeChat, una app china que empezó como un servicio de mensajería pero que ahora une esa función a la de mercado electrónico, red social, portal de empleo, app de citas, videollamadas o plataforma de pago. Todo ello controlado por el Gobierno chino.
En las pruebas aportadas al juicio hay una serie de mensajes que Musk envió a su hermano Kimbal en la que detallaba cómo podía replicarse el modelo de WeChat en Occidente. “Tengo una idea para un sistema de redes sociales en blockchain que sirve tanto para hacer pagos como para enviar mensajes de texto cortos/enlaces como Twitter”, le exponía en una conversación el 9 de abril.
“Habría que pagar una cantidad ínfima para registrar el mensaje en la blockchain, lo que eliminará la gran mayoría del spam y los bots. La libertad de expresión está garantizada. La segunda pieza del rompecabezas es una enorme base de datos en tiempo real que guarda una copia de todos los mensajes de la cadena de bloques en la memoria, así como todos los mensajes enviados o recibidos por ti, tus seguidores y aquellos a los que sigues. La tercera pieza es una aplicación similar a la de Twitter en tu teléfono que accede a la base de datos en la nube”, añadía.
La cúpula, en el disparadero
Los mensajes privados de Musk dan muchos más detalles sobre sus planes con la empresa. “Eres libre de tuitear ”se está muriendo Twitter?“ o cualquier otra cosa. Pero creo que es mi responsabilidad decirte que eso no me ayuda a mejorar Twitter”, le dijo Parag Agrawal, el CEO de la red social, al multimillonario. Este había tuiteado que los perfiles con más seguidores en la plataforma apenas comentan nada ni suben contenidos, lo que a su juicio es un síntoma de que Twitter “se está muriendo”.
“¿Qué has hecho esta semana?”, le contestó de inmediato Musk. “Esto es una pérdida de tiempo”, añadió a continuación. Agrawal intentó llamarle por teléfono pero el empresario no le respondió. Llamó entonces al director de la junta de accionistas de Twitter, que se puso en contacto con Musk para preguntar qué había sucedido.
Es necesario tomar medidas drásticas. Hay que reestructurar y volver a sacar la compañía a bolsa
“Voy a hacer una oferta por todo Twitter. Arreglar Twitter chateando con Parag no funcionará. Es necesario tomar medidas drásticas. Esto es difícil de hacer como una empresa cotizada, ya que la purga de usuarios falsos hará que los números se vean terribles, por lo que la reestructuración debe hacerse como una empresa privada. Esta es la opinión de Jack también”, le contestó Musk.
“Hay que reestructurar y volver a sacar la empresa a bolsa”, concluía el multimillonario.
Los mensajes revelan la hoja de ruta de Musk para Twitter y por qué decidió hacerse con el control de la compañía. También anticipan un posible relevo tanto de Parag Awragal como del resto de la cúpula, puesto que la “reestructuración” de Musk podría acarrear incluso el despido de empleados.
Problemas económicos
El gran cambio del momento actual respecto a cuando Musk envió esos mensajes es que la situación económica ha cambiado por completo. El multimillonario está preocupado por el estado de su principal empresa, Tesla, cuya cotización está en caída libre desde hace meses. Ha anunciado recortes de plantilla y medidas de efecto tan extravagantes como su intención de vender un robot humanoide. Esto es un problema porque su intención es financiar la compra de Twitter con acciones de esta compañía.
Este cambio en el contexto económico es el motivo por el que muchos expertos sospechan que Musk anuló la compra en primer lugar. Una recesión mundial no es la mejor situación para intentar las reformas que tenía planeadas para la red social.
Pero si a Musk no le venía bien finalizar la compra de Twitter, menos aún a los bancos que iban a colaborar en ella. Ha llegado en el peor momento para ellos. “Como en cualquier gran adquisición, los bancos buscarían vender la deuda para sacarla de sus libros. Pero los inversores han perdido el apetito por la deuda más arriesgada, asustados por las rápidas subidas de los tipos de interés en todo el mundo, el temor a la recesión y la volatilidad de los mercados impulsada por la invasión de Rusia en Ucrania”, explican diversos expertos financieros a Reuters: “Van tener que asumir pérdidas con esta operación”.
Twitter solo ha dado beneficios en dos ejercicios de los últimos diez, por lo que la intención de Musk de asumir un impacto económico mientras reestructura la empresa podría caer en saco roto hasta que la situación global mejore.