Elon Musk, cofundador de PayPal, Tesla o SpaceX, ha cumplido este lunes una semana como máximo accionista de Twitter. Siete días en los que ha entrado y salido de su junta directiva, en los que ha hecho que la red social revele sus planes de futuro sobre herramientas críticas, como un posible botón para editar tuits, y en los que ha publicado y borrado estrambóticas encuestas sobre el futuro de Twitter, como si debía cambiarle el nombre o convertir su sede central en un refugio para personas sin hogar.
Los primeros cambios de rumbo llegaron en pocas horas. El plan inicial de Musk y Twitter era que el empresario no formara parte de su consejo de administración. Así lo dejaba entrever la compañía en la nota en la que comunicó al regulador bursátil estadounidense que Musk había comprado el 9,2% de su capital, para la que usó el formulario que se emplea cuando los nuevos inversores van a tener un rol “pasivo” en la dirección. Un plan que duró poco, puesto que el martes el director general de Twitter, Parag Agrawal, enmendó esa notificación oficial al anunciar que la empresa estaba en conversaciones para que su nuevo máximo accionista se incorporase a la junta directiva.
La imprecisión de su comunicación inicial puede acarrearle una multa a Musk, pero nada comparado con los 2.900 millones de dólares en los que está valorado su 9,2% de acciones. Una cifra que, a su vez, representa poco más del 1% de su fortuna, la mayor del mundo según Forbes, con unos 220.000 millones de dólares.
De martes a sábado, cuando se programó la reunión de la junta directiva que iba a ratificarle como consejero, Musk desveló cuál iba a ser su método para proponer cambios en la red social: lanzarlos como encuesta previa a los seguidores. El primero fue la posibilidad de incluir un botón para editar tuits ya publicados. Se trata una vieja petición entre los usuarios de Twitter, puesto que el sistema no permite modificar tuits ya publicados, lo que muchas veces lleva a que se compartan comentarios con erratas, por ejemplo.
Sin embargo, esta característica tiene una razón de ser crítica: actualmente la funcionalidad clave de Twitter es el retuit, un método para compartir directamente las publicaciones de otros usuarios. Si la plataforma permitiera modificar tuits ya publicados, daría pie a cambiar el sentido de publicaciones ya compartidas, un problema que se multiplica en los casos en los que esos tuits se hayan viralizado. También abre una potencial brecha para la desinformación, puesto que si en la edición del comentario se incluye un bulo, todos los usuarios que lo hayan retuiteado pasarían a difundirlo también.
En esa primera iniciativa, la red social decidió seguirle el juego a Musk y contestarle, también a través de la plataforma, que está trabajando en la posibilidad de añadir un botón de editar tuits para los usuarios de pago, una funcionalidad que Twitter está probando en EEUU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Pero Musk no se detuvo ahí: en los días siguientes lanzó conversaciones públicas sobre cuánto debería valer ese servicio, qué otros beneficios debería tener aparejados, o si se podría pagar con criptomonedas.
El mismo sábado de la reunión de la junta directiva Musk lanzó encuestas como si se debería eliminar la W de Twitter, preguntó si “Twitter se está muriendo” basándose en que algunas de las cuentas más seguidas de la plataforma (como las de Justin Bieber o Taylor Swift) tuitean muy poco, o si se debería convertir la sede central de Twitter en San Francisco en un albergue para personas sin hogar, ya que “de todas formas nadie se pasa por allí”.
En plena vorágine de sugerencias públicas para la empresa, algo volvió a cambiar en la mente del empresario. Horas antes de la reunión del consejo, Musk informó a Agrawal de que no iba a acudir a la cita y que renunciaba a la posibilidad de unirse al órgano de gobierno de la red social. También borró casi todas las encuestas que había publicado ese día, menos la que preguntaba si “Twitter se está muriendo”. La decisión de Musk puso punto y final al período de bromas y ante el silencio de su máximo accionista, el CEO de Twitter hizo público el domingo el comunicado que mandó a los trabajadores, en el que dejaba caer cuáles han sido los motivos de la decisión.
“La Junta y yo tuvimos muchas discusiones sobre la incorporación de Elon”, detalla Agrawal. “Estábamos entusiasmados por colaborar y teníamos claros los riesgos. También creíamos que tener a Elon como fiduciario de la empresa, donde él, como todos los miembros del consejo, tuviera que actuar en el mejor interés de la compañía y de todos nuestros accionistas, era el mejor camino a seguir”.
El nombramiento “iba a ser oficialmente efectivo el 9 de abril, pero esa misma mañana Elon comunicó que no se incorporaría al consejo”. “Creo que es lo mejor”, continúa el actual responsable de Twitter, que deja una carga de profundidad para el nuevo accionista de referencia: “Habrá distracciones en el futuro, pero nuestros objetivos y prioridades no cambian. Las decisiones que tomemos y cómo las ejecutemos están en nuestras manos, en las de nadie más. Dejemos de lado el ruido y concentrémonos en el trabajo”.
La ruptura con la actual dirección parece que se ha hecho efectiva por las dos partes, puesto que Musk ha cancelado un encuentro con los trabajadores de Twitter en el que, junto a Agrawal, iba a responder a todo lo que estos le preguntaran, revela Bloomberg.
Twitter pretendía controlar a Musk haciéndole consejero
Agrawal da las claves de la negociación con Musk en su comunicado. Haciéndole consejero le convertía en fiduciario, lo que significa que tendría que responder con su patrimonio a los posibles daños que sus acciones provocaran en la compañía. Un escudo ante el uso compulsivo de la plataforma que hace su nuevo accionista mayoritario, que le ha llevado a tuitear memes que comparan al primer ministro de Canadá con Hitler o a ser multado por el regulador bursátil de EEUU por manipular los precios de las acciones de Tesla a través de sus publicaciones.
Meter a Musk en la junta directiva de la compañía habría tenido una consecuencia añadida que también hubiese impedido que el magnate acumulara más poder en Twitter. Como detalla la comunicación de la compañía al regulador bursátil de EEUU en la que anunciaba el acuerdo para hacerle consejero, los miembros de la junta directiva de Twitter solo pueden acumular un 14,9% de las acciones.
Elevándole al consejo, ese techo de menos de un 15% de la propiedad total de Twitter habría podido contrarrestar muchas de las iniciativas de Musk para la red social. “Tener menos del 15% [de las acciones] y un asiento [en el Consejo] podría haber sido la peor posición para Elon, ya que su poder oficial es muy limitado y está abierto a demandas de los accionistas cuando meta la pata”, ha explicado Alex Stamos, ex jefe de Seguridad de Facebook. “Superar el 50% [de las acciones] es probablemente su objetivo. Veremos si el consejo de Twitter adopta poison pills esta semana”, añadía. Se conoce como poison pills a las contramedidas que puede adoptar una empresa para desalentar que sus accionistas vendan sus participaciones ante un posible intento de adquisición hostil.
Having <15% and one seat might have been the worst position for Elon, since his official power is very limited and he's open to shareholder lawsuits when he screws around.
— Alex Stamos (@alexstamos) April 11, 2022
Going for >50% is probably his target. Let's see if TW's board adopts poison pills this week.
Empezar de broma e intentar hacerse con el control absoluto casa con el estilo de Musk en los últimos años. “Es una persona que va por libre y en Tesla, que es su feudo, anuncia decisiones sin consultarlo con la Junta”, explica en conversación con elDiario.es Enrique Llanas, autor de Tesla. El ADN de la disrupción (LID Editorial). “Creo que ha llegado a Twitter y ha visto que las cosas no van a funcionar igual. Él ya se arrepintió de vender una parte de las acciones de Tesla porque le restó poder”.
Los problemas de Musk con el regulador bursátil estadounidense vienen precisamente de ese arrepentimiento. En 2019 el empresario tuiteó que iba a comprar las participaciones que había vendido para volver a dominar por completo la compañía, lo que hizo las acciones se dispararan. Fue condenado por manipulación del mercado y obligado a dejar que los abogados de Tesla revisaran sus tuits antes de publicarlos.
“Es una de las personas que más seguidores tiene en Twitter, está acostumbrado a ser una persona muy mediática y veces puede parecer que publica comentarios sin pensar, pero yo creo que muy pocos lo son”, concluye el experto.