Un nuevo corralito multimillonario se lleva por delante al niño gurú del movimiento cripto

Samuel Bankman-Fried era milmillonario antes de cumplir los 30 años. Cara aniñada, pelo rizado, genio de las matemáticas y bermudas como look habitual. El mote de “el Mark Zuckerberg de las criptomonedas” era inevitable. Aunque él dice que no le gusta, su salvaje irrupción en el sector creando de la nada una de las mayores plataformas de intercambio y amasando la mayor criptofortuna del mundo (26.500 millones de dólares hace justo un año, según Forbes) conectaba demasiado bien con el imaginario colectivo de niño gurú de la tecnología blockchain. Todo eso ha acabado. “La he cagado”, ha reconocido SBF, como se le conoce en un movimiento que le ha escuchado dar charlas por todo el mundo hablando de las bondades de la “adopción masiva” de las criptomonedas.

Bankman-Fried ha dimitido este viernes como director ejecutivo de su plataforma FTX, a la vez que esta declaraba la bancarrota. Era una de las bolsas de especulación con criptomonedas más importantes del mundo, con algo más de un millón de usuarios fuera de EEUU. Había declarado el corralito hace unos días al ser incapaz de convertir los fondos de sus clientes en dinero real. “FTX actualmente no puede procesar retiradas. Aconsejamos encarecidamente no depositar”, rezaba un aviso en su página web.

El niño gurú de las criptomonedas reinvirtió el dinero de sus clientes y no pudo devolverlo. Ha pasado esta semana buscando desesperadamente una inyección de líquido de al menos 4.000 millones de dólares en FTX para evitar la quiebra, aunque el agujero total es de 8.000 millones. Pareció salvado después de que Binance aceptara rescatarla. La mayor plataforma de intercambio de criptomonedas llegó a un acuerdo con Bankman-Fried para salvar la compañía, pero sus auditores salieron despavoridos al ver los libros de cuentas de FTX y cancelaron la operación.

“Al principio, nuestra esperanza era poder ayudar a los clientes de FTX y proporcionar liquidez, pero los problemas están fuera de nuestro control o capacidad de ayudar”, ha afirmado Binance en un comunicado este jueves. No parece que sea una estratagema. La quiebra de un actor supuestamente consolidado como FTX, que llegó a estar valorada en 32.000 millones de dólares (tanto como el BBVA), amenaza con provocar un nuevo terremoto que afecte a todo el sector y siembre aún más dudas sobre su futuro.

El mensaje que deja la bancarrota de Bankman-Fried, que según Forbes ha perdido el 94% de su fortuna con el desplome de su compañía, es que cualquiera puede caer. Se agrava al tener en cuenta que FTX había sido uno de los gigantes que fue rescatando los negocios de las plataformas quebradas durante esta crisis de las criptomonedas, que el movimiento denomina criptoinvierno. “Lo que hace que esta nueva fase de desapalancamiento cripto inducida por el colapso de FTX sea más problemática es que el número de entidades con balances más fuertes capaces de rescatar a aquellos con bajo capital y alto apalancamiento se está reduciendo”, ha avisado el banco JP Morgan.

FTX era una de las plataformas cripto más presentes en la esfera pública. En su política de promover la “adopción masiva”, Bankman-Fried había pagado por dar nombre a la cancha NBA donde juegan los Miami Heat, que se llamará FTX Arena durante los próximos 19 años, o por poner su marca en los Mercedes-AMG de la Fórmula 1, entre otros grandes patrocinios.

Aunque el negocio estadounidense de FTX no se ha visto afectado por los problemas, el riesgo es que el término de “adopción masiva” termine confundiéndose con el de “corralito masivo”. El de esta plataforma sería el cuarto gran batacazo del año después del colapso de la criptomoneda Terra-Luna de la noche a la mañana, el corralito de Celsius (cuyos inversores siguen con el dinero congelado) o la bancarrota del fondo Three Arrows Capital.

“Cada vez que falla un actor importante en una industria, los consumidores minoristas sufrirán”, ha reconocido Binance en el comunicado en el que admite que no va a aventurarse en el rescate de FTX. “Es un día triste. Lo intentamos, pero...”, ha tuiteado Changpeng Zhao, propietario de Binance.

Según ha revelado The Wall Street Journal, Bankman-Fried explicó a los fondos a los que pedía un liquidez que él mismo creó el agujero al sacar 10.000 millones de dólares de FTX para meterlos en Alameda Research, su empresa hermana dedicada al trading. FTX concedió préstamos a Alameda utilizando el dinero que los clientes habían depositado en la bolsa con fines comerciales y ahora no puede devolverlo.

“La cagué dos veces”, admitió este jueves Bankman-Fried en Twitter tras casi 48 horas en silencio, durante las cuales sus clientes han tenido su dinero congelado. El niño gurú de las criptomonedas asegura que el valor internacional de la empresa es superior a los depósitos y que el gran problema fue que el domingo sus usuarios retiraron 5.000 millones de dólares en una tarde en la que se extendió el pánico. La compañía se había quedado un líquido de 6.000 millones tras sus préstamos a Alameda. El caos estaba servido.

Contagio

La bancarrota de FTX puede tener consecuencias imprevisibles en el sector cripto. El Bitcoin, su termómetro oficial, ya ha sentido el golpe. Ha llegado a caer por debajo de los 16.000 dólares, su valor más bajo en tres años y casi un 80% por debajo de su máximo. Según JP Morgan, puede caer por debajo de los 13.000 dólares.

“Este tipo de acontecimientos imprevistos demuestran que se trata de una clase de activos que aún está madurando. Eso sí, es probable que, a la luz de los hechos, el sentimiento general del mercado tarde en regresar, lo que sin duda afectará a muchos inversores tanto directa como indirectamente”, ha apuntado Josh Gilbert, analista de mercado de eToro.

Las autoridades estadounidenses ya están investigando lo ocurrido en FTX. Otros reguladores también podrían llamar a Bankman-Fried a explicar con más detalle sus últimos movimientos. “Es probable que el ámbito de los criptoactivos vaya a ser objeto de un mayor escrutinio por parte de los reguladores, lo cual es comprensible dados los recientes acontecimientos”, apunta Gilbert.

El número de inversores españoles de FTX no es público. La plataforma que cuenta con una mayor implantación en España es Bit2Me, que ha emitido un comunicado para desligarse de prácticas como las de Bankman-Fried. “Queremos comunicar de forma pública que contamos con la liquidez suficiente y que nunca hemos pedido un préstamo colateralizado”, expresa la compañía. También asegura que no está involucrada en “actividades de riesgo”, aunque las autoridades financieras reiteran que las criptomonedas son de por sí “activos de alto riesgo”.

Ante eventos como los sucedidos en el sector en los últimos días, la primera reacción puede ser el abogar por una regulación mucho más estricta

“También queremos remarcar que no manejamos los fondos de nuestros clientes a no ser que estos lo soliciten, permitiendo a nuestros usuarios retirar su dinero en todo momento”, continúa Bit2Me, que recuerda que su sede fiscal está en España. También reconoce que “ante eventos como los sucedidos en el sector en los últimos días, la primera reacción puede ser el abogar por una regulación mucho más estricta”, ante lo que se ofrece a colaborar con las autoridades.

Regulado o no, descalabros del calibre del de FTX son recordatorios de que ninguna plataforma cripto está a salvo de caer y neutralizar miles de millones en pocas horas. “Lo siento”, ha tuiteado el niño gurú de las criptomonedas: “Debería haberlo hecho mejor”.

Nota: Esta información se ha actualizado el viernes 11 de noviembre para incluir la declaración oficial de bancarrota por parte de FTX.