Ingeniera del Año 2018, la experta en inteligencia artificial Nuria Oliver será desde este martes la cuarta mujer que se siente, junto a 56 hombres, en la Real Academia de Ingeniería, con la esperanza de que entren “muchas más” para que la institución sirva de inspiración a niñas y jóvenes.
“Espero y deseo que no sea yo obviamente la única nueva mujer que entre en la Academia y que haya una nueva generación de gente joven y especialmente muchas más mujeres”, indica en una entrevista con Efe, en la que reflexiona también sobre que el “mayor impacto” sobre el empleo no vendrá de robots, sino de algoritmos.
La nueva académica forma parte del grupo de expertos designado por el anterior Ejecutivo para elaborar un Libro Blanco sobre Inteligencia Artificial y Big Data que iba a ver la luz el pasado verano, pero el cambio de gobierno trastocó esos planes.
“Creo que es importante que se publique, pero más aún que detrás de la publicación haya un compromiso para ejecutar las recomendaciones incluidas en ese libro”, señala Oliver, doctora por el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y directora de Investigación en Ciencias de Datos en Vodafone.
P: La tasa de mujeres en informática e ingenierías cercanas ha descendido desde mediados de los años 80, de casi un 40 % de chicas que estudiaban estas carreras a porcentajes entre un 10 y un 20 % hoy en día. ¿Por qué no elegimos estas carreras?
R: Hay cuatro factores muy importantes. El primero es un problema de imagen y de estereotipos, tanto sobre en qué consisten las carreras como en quien trabaja en ellas. Pero también hay un problema de estereotipación de género. Estamos yendo hacia atrás como sociedad. Cuando era pequeña, no había una estereotipación tan grande con respecto a qué juguetes tienen las niñas y qué juguetes tienen los niños; qué libros leen las niñas y qué libros leen los niños. Yo leía lo mismo que leía mi hermano.
P: ¿Cuál sería el siguiente factor?
R: El segundo es la falta de reconocimiento y de visibilidad que tenemos las mujeres en general y en particular en estos temas. Con lo cual, no hay referentes que puedan inspirar a las nuevas generaciones de niñas a estudiar estas carreras.
P: ¿Hay un sesgo de género?
No afecta sólo a la tecnología, pero tiene impacto. Los sesgos de género lo que nos hacen es que todos, tanto hombres como mujeres, sistemáticamente infravaloremos a las mujeres. Eso se traduce en que las mujeres reciben menos promociones, tienen menos reconocimiento, con lo cual de nuevo no tenemos referentes.
P: ¿Y el cuarto?
Es un factor exclusivo tecnológico. Hay una cultura asentada en muchas empresas tecnológicas, startups y círculos de programación duros que se llama la cultura ‘brogrammer', palabra que surge de la intersección de brother (entendido como miembro de una fraternidad), y programmer. Es una cultura sexista, misógina, donde se celebra hacer comentarios sexistas. Esto hace que un porcentaje muy elevado de mujeres después de que han estudiado carreras tecnológicas, estado en minoría, superado todas esas barreras y trabajan en puestos técnicos en empresas tecnológicas, acaban reorientado su carrera profesional por esa cultura tan agresiva.
P: ¿Tú has sentido machismo a lo largo de tu carrera?
R: No, no explícitamente a esos niveles. Lo que sí que siempre he sentido es ser una minoría y sí que sientes la 'vulnerabilidad' de ser minoría. No todo el mundo gestiona de la misma manera esa situación.
P: Ante este problema de falta de referentes, ¿no debería replantearse la representación de la mujeres en instituciones como las Reales Academias?
R: Mi nombramiento refleja precisamente una aspiración y un plan para rejuvenecer la Real Academia de Ingeniería, para darle más visibilidad. Espero y deseo que no sea yo la única nueva mujer que entre y que haya una nueva generación de gente joven y especialmente muchas más mujeres que pronto formen parte de la Real Academia para que, por una parte, refleje más la diversidad social y, por otra, la acerque más a la sociedad. Y sea un instrumento para inspirar para que las nuevas generaciones se sientan atraídas por la ingeniería.
P: ¿Por qué es tan importante la presencia de las mujeres en la tecnología?
R: Hay varias preguntas en el aire. ¿Cuánta innovación se está perdiendo? ¿Cuántas oportunidades no se están realizando por la falta de diversidad en los equipos que crean tecnología? ¿Qué oportunidades estamos perdiendo las mujeres por estar usando tecnología no diseñada por mujeres? Al final el planeta entero está utilizando tecnología diseñada por grupos bastante homogéneos. Y es algo que deberíamos cambiar. Desde un punto de vista más personal, estas carreras son las que tienen más futuro y prácticamente paro cero. Son carreras versátiles, muy bien pagadas y con una gran flexibilidad laboral. Probablemente son las mejores careras para conciliar.
P: Cuando se habla del impacto de la inteligencia artificial en el empleo, se piensa mucho en robots, pero es más invisible.
R: Casi todo el mundo cuando piensa en inteligencia artificial piensa en robots, pero convivimos con la inteligencia artificial, en nuestros teléfonos y en los servicios que usamos. Y no son robots, son algoritmos. Es software. Lo mismo sucede con la transformación laboral. El mayor impacto no va a ser en el contexto de la industria, que ya está muy robotizada. La clave está en profesiones que hasta ahora no han sido automatizadas, pero esa automatización no tiene por qué ser con un robot, probablemente van a ser algoritmos que tienen la capacidad de procesar ingentes cantidades de datos. La expectativa no va a ser tanto que haya una delegación completa en algoritsmos de todas estas profesiones, sino que va a ser una visión más sinérgica, lo que se conoce como aumento de la inteligencia humana.
P: ¿Se va a publicar finalmente el Libro Blanco sobre Inteligencia Artificial y Big Data?
R: ¡Ojalá! Íbamos bien encarrilados, porque el plan era publicarlo el 31 de julio, pero con el cambio de gobierno se ha retrasado la publicación. Creo que es importante que se publique, pero más aún que detrás de la publicación haya un compromiso para ejecutar las recomendaciones incluidas en ese libro, porque, de qué sirve que se publique si nadie lo lee o si dan igual las recomendaciones que nosotros hagamos. Si el retraso significa que detrás va a haber un compromiso, pues bienvenido sea. Pero sí que es verdad que la gran mayoría de países de nuestro entorno ha publicado o está publicando sus estrategias en inteligencia artificial. Creo que no deberíamos retrasarnos tampoco demasiado.