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Un informe de la ONU alerta sobre el uso de la tecnología y la Inteligencia Artificial para vigilar y castigar a las personas más pobres

El viernes, el relator de la ONU Philip Alston presentará su informe sobre la extrema pobreza y los derechos humanos en el mundo. Entre las conclusiones más relevantes, el australiano destaca que los estados cada vez están invirtiendo más dinero en la tecnología y en los sistemas de Inteligencia Artificial, algo que les hace “tropezar como zombis es una distopía de bienestar digital”.

Alston habla del concepto “estado de bienestar digital” para referirse a aquellos países en los que los sistemas de protección y asistencia social están cada vez más impulsados por el Big Data y la tecnología. También tiene palabras para las grandes empresas tecnológicas, de las que dice que actúan sin someterse a las leyes “en zonas francas de derechos humanos”.

El informe sostiene que los estados se están gastando miles de millones en tecnología, algo que ofrece “grandes ahorros de costes junto con reducciones de personal, mayor eficiencia y reducción del fraude”. Alston califica esto como algo “irresistible”, aunque alerta a su vez del devenir de la humanidad hacia un futuro en el que la vigilancia masiva “permita un seguimiento permanente” donde los datos personales de la población no estén regulados debidamente y sean usados para “exponer y castigar” a los ciudadanos.

Aunque Alston reconoce que la Inteligencia Artificial tiene el suficiente potencial como para mejorar las vidas de los más desfavorecidos, advierte que la tendencia hacia la “eficiencia” de los procesos y la reducción de costes podría reducir esas aspiraciones. El relator de la ONU presentará el informe, que se puede descargar aquí, el próximo viernes en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Las tecnológicas actúan en “zonas libres de DDHH”

Alston, australiano y abogado de profesión, criticó duramente al Gobierno de Donald Trump por la subida de tasas. En aquel informe, el relator de la ONU aseguraba que las políticas de Trump estaban “engañando con una motivación política” a millones de estadounidenses. También ha sido muy crítico con el Reino Unido en otro dossier sobre el aumento de la pobreza en las islas británicas.

“Las tecnologías digitales del estado de bienestar no son el resultado inevitable del progreso 'científico', sino que reflejan las decisiones políticas tomadas por los seres humanos”, continúa Alston. Pone el foco sobre el problema ético que conlleva el uso de sistemas automatizados y de Inteligencia Artificial, asegurando que “se corre el riesgo” de abandonar los principios de los derechos humanos junto “con la toma de decisiones democráticas”.

En el informe de la ONU también se menciona a las grandes compañías tecnológicas, a las que se les está permitiendo desregularizarse en “zonas libres de derechos humanos”. Alston hace especial hincapié en cómo los presupuestos para “el bienestar social” están siendo recortados y se están imponiendo nuevas sanciones a personas “analfabetas digitales o que no tienen acceso a Internet”.

El relator de las Naciones Unidas cree que ya se han tomado “decisiones cruciales para pasar a la fase digital” sin consultar a los ciudadanos antes ni iniciar “ningún debate político significativo”. El resultado es que “las tecnologías digitales se emplean en el estado de bienestar para vigilar, perseguir, acosar y castigar a los beneficiarios, especialmente a los más pobres y vulnerables de entre ellos”, sostiene. “En este mundo, los ciudadanos se vuelven incluso más visibles para los gobiernos, pero no al revés”, concluye.