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Las aplicaciones para ligar, el nuevo método que utilizan muchos países para perseguir al colectivo LGTBI

Un hombre consulta Grindr.

Miriam Martínez

“Nunca he tenido que borrar ninguna aplicación de conocer gente, pero sí prescindir de utilizarlas durante algunos viajes por miedo a algún tipo de persecución política”, explica Carlos, fotógrafo y amante de los viajes a raíz de un hilo colgado esta semana por un usuario en Twitter. En él explicaba lo que le sucedió cuando activó Tinder durante unos simples segundos en Rusia. La aplicación le avisó del posible riesgo que tendría si quedaba con alguna persona de su mismo sexo y le aconsejaba que no la utilizara y que la eliminara de su teléfono móvil.

Fran se encontraba en San Petersburgo cuando abrió su app y le salto este mensaje de aviso. Tal como escribió en su red social de Twitter: “Nuestro guía es abiertamente homosexual y me ha dicho que en esta ciudad él ha tenido problemas, pero ha 'sobrevivido' bien. En otras zonas de Rusia es más peligroso”.

Al menos 80 países tienen leyes que criminalizan actualmente las relaciones entre personas del mismo sexo, según el informe de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales y Personas Intersex. “A día de hoy, en Irán, Sudán, Arabia Saudí, Yemen, Nigeria y Somalia, el hecho de ser LGTBI está castigado con la pena de muerte efectiva”, detalla Javier Navarro, director de la asociación Kifkif de la Comunidad de Madrid.

Los castigos van desde latigazos en Irán, prisión en Argelia, cadena perpetua en Bangladesh, hasta la pena capital en Irán, Arabia Saudí y Yemen. “En dichos países la persecución que viven las personas LGTBI llega al nivel de poner en riesgo sus vidas. Estos países son sin duda los más peligrosos para nosotros, nosotras y nosotres”, subraya.

Pol Roca viajó a Malasia y a parte de vivir recluido durante seis días en un CIE por problemas con su visado, también experimentó desde su teléfono móvil el peligro de ser homosexual en determinados países. “Abrí la aplicación Scruff, por aquello de ver a quién tenía cerca y me saltó un aviso de la app y me asustó bastante”, describe Pol, que comenta que aunque no se lo esperaba “sabía de la situación de los derechos LGTBI en estos países. Siento una gran admiración y a la vez lástima por la gente que vive así”.

El año pasado en Tanzania arrestaron a 12 personas por promover la homosexualidad, que fueron localizadas mediante el uso de aplicaciones para conocer gente. Carlos afirma que durante su estancia como voluntario en Tanzania durante un mes “me saltó un aviso de emergencia en mi aplicación. No me atreví a abrir la app durante todo ese tiempo, porque sabía que la homosexualidad estaba perseguida en el país y por miedo a algún tipo de represalia”.

En este mismo contexto, el director de Kifkif se reafirma en que “valoramos positivamente que las aplicaciones LGTBI de citas adviertan a sus usuarios de los posibles riesgos en estos países”, aunque reclaman desde la asociación un “trabajo común para ofrecer un asesoramiento mejor y una visión más realista sobre la situación LGTBI de manera global, ya que no es lo mismo, viajar a Arabia Saudí en el que ser LGTBI está condenado a muerte, que viajar a Marruecos, que está penado con cárcel, pero no se aplica al turismo”.

El medio digital CairoScene reveló que espías al servicio del Gobierno de Egipto estaban usando las aplicaciones como Grindr para localizar a personas LGTBI y detenerlos bajo cargos de “conducta inmoral”. Tanto el radio de cien metros y sus fotos suelen ser la información que utiliza la policía para encontrar a sus víctimas. Alba viajó con unas amigas a Egipto hace unas semanas para contemplar las pirámides y se llevó una sorpresa al mirar su móvil, cuando le salió un aviso en la aplicación Her. “Tenía en notificaciones avisos urgentes de que tenía que eliminar la app por seguridad. Nunca me había pasado esto”. Tal como explica solo ella tenía esos avisos, sus amigas heterosexuales no tenían esas notificaciones. Al final todas se eliminaron la aplicación, tenían miedo.

Volviendo a la situación que se vive todavía en Rusia, hace unas semanas, la activista Elena Grigorieva fue asesinada a puñaladas en San Petersburgo. Grigorieva estaba en una lista de activistas LGTBI publicada por un sitio web ruso que incitaba a las personas a tomar medidas de vigilancia. La activista era defensora de los derechos LGTBI, los movimientos contra la guerra y estaba a favor de la puesta en libertad de los presos ucranianos. “En Rusia se utilizan perfiles falsos en redes para hacer emboscadas y dar palizas y vejaciones. Hay que ser muy valiente para ser activista LGBTI en este país”, añade Pol, que por su trabajo tiene que viajar bastante y se negó a acudir a Rusia “por miedo a que me ocurriera algo. Solo faltaría que me detuviera por mi orientación sexual en ese país”

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