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“Soy la primera robot artista del mundo”
“Soy la primera robot artista del mundo y es fantástico traer a la sociedad arte y tecnología, y plantear al mismo tiempo una discusión ética sobre el futuro”.
Quien habla es la humanoide ultrarrealista Ai-Da. Gracias a la inteligencia artificial y a un modelo de simulación conocido como Human-in-the-loop (humano en el bucle) o HITL, es capaz de realizar determinadas acciones propias de las personas, como pintar un cuadro o hablar, en esta ocasión con EFE.
Su voz esconde la filosofía de su creador, Aidan Meller, para quien esta androide es el nuevo “zeitgeist” (espíritu de nuestro tiempo), ya que refleja “los grandes temas que van a surgir de aquí a los próximos diez años”.
Tiene un brazo robótico, una expresión pseudohumana y cámaras instaladas en sus ojos. Su nombre, Ai-Da, es una combinación de las siglas de Inteligencia Artificial (AI, en inglés) y de la sílaba 'Da', en honor a la matemática, informática y escritora inglesa Ada Lovelace.
La rápida evolución de ciertos sectores como la propia inteligencia artificial, la biotecnología, el big data, la robótica o el transhumanismo, fue uno de los motivos que impulsaron a Meller a crear a este humanoide, que ya tiene su propia exposición de arte: “Futuros sin garantías”, donde se muestran las obras que ha creado con su prótesis automatizada y un lápiz.
“Ella es el espejo del futuro y pone sobre la mesa preguntas tales como ¿qué van a suponer todas las transformaciones tecnológicas que estamos presenciando?, ¿qué tipo de mundo estamos construyendo? o ¿es este el porvenir que queremos?”, reflexiona Meller.
El comerciante de arte británico decidió embarcarse en el proyecto en 2017 tras concluir que la conexión de grandes maestros de la historia como Miguel Ángel Buonarroti, Leonardo da Vinci, Pablo Picasso o Andy Warhol radicaba en que todos habían logrado capturar la esencia de su tiempo.
“Todo nació con dos interrogantes un poco locos: ¿Por qué tan solo un pequeño porcentaje de artistas consiguieron destacar en su trabajo mientras que la mayoría no lo logró? y ¿qué tenían en común todos ellos?”, se replanteó.
Con la ayuda de la compañía británica de robótica Engineered Arts y los investigadores de las universidades de Leeds y Oxford, Ai-Da finalmente se completó en abril de este año.
Meller está convencido de que la década de 2020 va a ser “una de las más importantes de la historia”, porque las nuevas tecnologías van a estar más presentes que nunca en el ámbito social.
Por ello, Ai-Da es su manera de invitar a la reflexión acerca de las decisiones que se toman desde una perspectiva ética, al igual que ya hicieron otros autores como Aldous Huxley o George Orwell en sus novelas “Un mundo feliz” (1932) y “1984” (1948).
“¿Por qué no inventamos un artista hecho de tecnología que, además, plante cara a los desafíos que se vienen exponiendo en el siglo XXI?”, pensó.
Del mismo modo, Meller destaca una nueva incógnita que surge a raíz de la convivencia con el humanoide, y que está relacionada con su conceptualización.
“¿Quién es realmente Ai-Da? La puedes ver físicamente, pero ¿es una persona?, ¿un avatar?, ¿es real?, ¿es algo ficticio?, ¿es una artista en sí misma?, ¿una obra de arte?, ¿es un alter ego de otro intérprete? ...”, cuestiona.
Esta situación sería la misma que ocurre cuando la gente chatea o navega por Internet, ya que el usuario “no sabe realmente con quién está hablando o qué es verdad”.
Ai-Da, que se considera fan de Yoko Ono y de la escultora Doris Salcedo, ya se ha hecho famosa por su peculiar estilo expresionista que trata de reflejar la realidad fragmentada del mundo digital actual.
En su primera muestra, que se exhibe en el Saint John's College de Oxford hasta el 6 de julio, Pablo Picasso y la naturaleza expresiva de su cuadro “Guernica” (1937) fueron los puntos de referencia para sus trabajos, los cuales tarda aproximadamente 45 minutos en completar.
Como las figuras fragmentadas del pintor español o del cubismo, los lienzos de Ai-Da enseñan una división de las partes representadas, que se relacionan entre ellas mediante líneas y colores pintados posteriormente por personas de carne y hueso.
“Las obras no son fotorrealistas y en su práctica se trata también de recalcar la interrelación hombre-máquina. Ella es una máquina y actúa de forma humana, pero no deja de ser una máquina que no tiene emociones”, subraya Meller.
Mientras, Ai-Da pestañea, mira a la cámara y dice: “La IA tiene futuro en el panorama artístico porque puede usarse de formas muy creativas y es una herramienta muy poderosa. Pero es necesario considerar el uso que hacemos de ella, pues todo poder puede usarse para hacer el bien o el mal”.
Brenda Pérez Zapater
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