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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Reconocimiento facial y GPS: la tecnología de Prisiones para controlar el alcohol a presos en libertad vigilada

Test de de alcohol en cualquier momento y lugar para asegurarse de que los condenados por delitos en los que esta sustancia ha sido un desencadenante de sus acciones se mantengan alejados de ella. Ese es el principal objetivo del sistema que utilizan las instituciones penitenciarias de los gobiernos central y vasco (que tiene transferidas estas competencias) para establecer un control especial sobre algunos presos en libertad vigilada, destapado por elDiario.es.

Ambos gobiernos pagan un total de 25 millones de euros para disponer de este sistema a la empresa israelí Attenti, propiedad del grupo estadounidense Allied Universal. Fue la ganadora de un contrato público para facilitar 4.000 brazaletes y tobilleras digitales de monitorización para presos en tercer grado, así como 275 alcoholímetros autónomos que se emparentan con los brazaletes y sirven para controlar en todo momento si estas personas están cumpliendo con las condiciones que les permiten no pernoctar en la cárcel, que en su caso incluyen no beber alcohol.

En este momento hay 29 de esos alcoholímetros en uso, detallan desde Instituciones penitenciarias. En todos los casos los reos han aceptado por escrito ser sometidos a este seguimiento especial como requisito para acceder a la libertad vigilada. “Son personas a las que les queda muy poco para acabar su condena, con una trayectoria penitenciaria correcta que les permite acogerse a diferentes beneficios penitenciarios, entre que se encontraría el acceso al tercer grado por comportamiento, situación laboral o arraigo familiar, entre otros factores”, explican trabajadores de Prisiones con relación con el programa.

Existen varios tipos de dispositivos que permiten a las fuerzas de seguridad de todo el mundo realizar este monitoreo del consumo de alcohol a las personas con el tercer grado. El que está en uso en España se considera el mejor método “clientes de bajo riesgo o para aquellos que se han ganado pruebas y monitorizaciones menos intensivas”, explica Attenti en su página web. Se basa en test de alcohol que se realiza el propio preso con ayuda de un dispositivo independiente del brazalete o tobillera de monitorización.

La otra alternativa, la más utilizada a nivel mundial, es que las propias tobilleras y brazaletes incluyan un sistema que permite hacer análisis de alcoholemia transdérmicos, utilizando el sudor de la persona que los porta. Aproximadamente el 1% del alcohol que se consume se elimina por esta vía, por lo que el test transdérmico se considera un método efectivo para saber en todo momento si la persona que porta el brazalete ha bebido, incluso si la persona que lo porta no sabe si se le está realizando un test.

Attenti se ha negado a hacer comentarios para esta información. Sin embargo, en la ficha técnica del producto suministrado a Instituciones Penitenciarias se detallan sus características. “Es un sistema móvil de control de alcoholemia diseñado para encarrilar la vida de una persona con un control de alcoholemia preciso, en cualquier momento y en cualquier lugar. Está equipado con reconocimiento facial y detección de presencia, lo que garantiza que la persona que realiza la prueba es la correcta”, especifica.

El sistema cuenta a su vez con un localizador GPS que registra dónde se ha realizado cada uno de los test. La empresa detalla además que el alcoholímetro está especialmente diseñado para que quepa en el bolsillo que permita a los presos en libertad vigilada usarlo de manera “discreta, en cualquier situación”. También cuenta con un diseño diferente de la boquilla que utilizan otras fuerzas de seguridad en sus controles de alcoholemia, ya que en este caso está “integrada” en el propio aparato y “evita su manipulación”, presume Attenti.

El sistema cuenta a su vez con la posibilidad de integrarse con una app móvil, lo que permite a los agentes asegurarse de que el preso sabe que debe realizarse la prueba en ese momento, ya sea por una programación aleatoria, agendada o a petición del propio sistema de seguridad.

El contrato de Instituciones Penitenciarias con Attenti se firmó en de 2021 y estará en vigor hasta agosto de 2024. Sucede a otro con la misma compañía israelí que comenzó en 2018 para los mismos fines. Lo acordado reportará a la tecnológica 2,2 millones en 2021; 9,2 en 2022; 9,3 en 2023 y 7 en 2024.

Software de vigilancia israelí

Existen varias empresas en el mundo que suministran servicios de monitorización de personas en libertad vigilada a través de pulseras y brazaletes, incluyendo también control de alcohol e incluso de otro tipo de sustancias. El propio grupo Allied Universal al que pertenece Attenti está armado en torno a G4S, una multinacional de la seguridad con sede en Reino Unido cuyo negocio está explotando el reciente interés de los gobiernos conservadores británicos por este tipo de servicios (pasando de poco más de 500 personas monitoreadas en 2020 a 7.400 en 2023).

Con presencia en 90 países, G4S es una de las compañías de seguridad más grandes del mundo. Ofrece una amplia gama de servicios de seguridad privada, control de alarmas, transporte de mercancías valiosas y servicios de gestión de prisiones. La empresa ha estado involucrada en múltiples controversias a lo largo de los años, relacionadas con la gestión de sus operaciones y el trato a los empleados y personas bajo su custodia.

Attenti, adquirida por Allied Universal en 2022, añade una nueva capa de precisión tecnológica a los servicios del grupo. Es una de las líderes en el campo de la supervisión electrónica y ofrece servicios y tecnologías avanzadas relacionadas con el manejo de casos y el análisis de datos. Un campo, el de la vigilancia electrónica, en el que Israel se ha convertido en una de las grandes potencias mundiales. Un motivo de ello es el uso de este tipo de programas sobre la población palestina durante años, lo que ha llevado al perfeccionamiento de sistemas como Pegasus.

La potencia de la industria tecnológica israelí se ha consolidado esta semana con el anuncio de una inversión de 25.000 millones de dólares (22.660 millones de euros) por parte de Intel para construir una gran fábrica de chips en el país. Se trata de la mayor inversión de la historia de una empresa extranjera en Israel y una de las mayores de la multinacional tecnológica fuera de EEUU. Su anuncio coincide con los 80 días de la ofensiva israelí en Gaza, que se ha cobrado la vida de unos 21.000 civiles.