Barcelona, 11 feb (EFE). La responsable del grupo de investigación experto en género y ciencia de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Milagros Sáinz, reivindica que los hombres científicos deben dejar de ser “cómplices” de unas “reglas del juego” pensadas para los de su género y que dificultan el ascenso de las mujeres.
En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, esta doctora en Psicología Social denuncia, en una entrevista con Efe, que “las reglas de la progresión de las carreras de ciencias están pensadas por y para los hombres” con “criterios de evaluación del mérito” que benefician a unos hombres.
En la investigación en España, como en otras profesiones, señala, “hay mucha tradición de calentar la silla” aunque, destaca, “estar muchas horas no es indicador de buena gestión del tiempo ni de hacer bien el trabajo, solo es indicador de disponibilidad para estar en un sitio”.
En cambio, subraya: “No hay menos mujeres publicando estudios científicos que hombres”.
Otro elemento que provoca discriminación en las mujeres son las estancias en universidades en el extranjero, pues más investigadoras que investigadores renuncian o las acortan para estar cerca de su familia o porque quieren ser madres y creen que tendrán dificultad para hacerlo en otro lugar.
“Hasta que no haya igualdad en los cuidados no habrá igualdad en la presencia de mujeres” en la ciencia y la tecnología, ni en otros ámbitos, ha reflexionado la doctora, que ha pasado por universidades como Standford (EEUU).
En ese sentido, ha lamentado que cuando las mujeres tienen entre 35 y 40 años se topan con el freno de tener que elegir entre la maternidad o continuar al mismo ritmo sus investigaciones, mientras que los hombres no tienen que elegir y pueden simplemente tenerlo todo.
Sobre esa ventaja discriminatoria para los hombres, que a cierta edad ven como parte de su competencia femenina se diluye, en beneficio propio, ha llamado a que “no se calle ante las discriminaciones” pues significa “como en el 'bullying', ser cómplice”.
Por otro lado, ha señalado que en ámbitos como las universidades, “las redes de influencia están mayoritariamente dominadas por hombres” y a menudo “se premia al que hace pasillo, al que tiene los mismos intereses que tú, el que opina lo mismo”. “Promocionar al que es igual que tú solo conduce a la mediocridad”, ha dicho.
En Europa, solo un 35 % de los matriculados en asignaturas de ciencia y tecnología son mujeres, un dato que, explica, tiene una explicación “compleja” que parte de “muchos factores que tienen que ver con nuestro proceso de socialización desde incluso antes de nacer, cuando nuestros padres tienen unas expectativas u otras” respecto a nosotros en función del género.
Además de la educación en casa, destaca el papel de la escuela y el profesorado para trasladar a los niños y niñas de forma inconsciente los estereotipos, y denuncia en ese sentido que, a día de hoy, es increíble que muchos materiales didácticos tengan sesgos de género, incluso para plantear un a priori inocente problema de matemáticas.
El grupo que dirige Sáinz, GENTIC, que colabora con varios proyectos europeos, forma y asesora a los doctorandos de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) para que desde el inicio de sus investigaciones incluyan la perceptiva de género en sus investigaciones, para que las futuras innovaciones sean más “inclusivas” y se contribuya a una “sociedad más justa y menos ajustada a estándares”.
La afectación negativa sobre las investigaciones de la falta de perspectiva de género, señala, ha implicado por ejemplo que al no incluir mujeres en la mayoría de ensayos de las vacunas para la covid muchos efectos sobre ellas y su menstruación no se predijeran ni estudiarán.
Lara Malvesí