Era una práctica habitual en el sector pero su salida a la luz ha provocado su interrupción inmediata. Prácticamente todas las grandes multinacionales tecnológicas han reconocido en los últimos días que su personal, o el de empresas subcontratadas para este fin, transcribe audios privados que sus usuarios graban a través de alguno de sus servicios. Alegan que el objetivo es mejorar la capacidad de sus asistentes virtuales para entender el lenguaje humano, aunque también transcriben grabaciones realizadas a través de aplicaciones que nada tienen que ver con estos asistentes, como Skype, el servicio de videollamadas de Microsoft.
La compañía fundada por Bill Gates ha sido la última en reconocer que trabajadores humanos escuchan audios procedentes de Skype o de Cortana, su asistente virtual. “Revisamos manualmente fragmentos breves de un pequeño muestreo de datos de voz”, reflejó Microsoft en una actualización de su Política de Privacidad.
Esta aclaración de los términos contractuales de sus servicios no llegó acompañada de ningún comunicado o explicación, refleja la Agencia Efe, que incluye que en el caso de Skype, las grabaciones analizadas provendrían del traductor incorporado en la aplicación y no de conversaciones entre usuarios.
Con este movimiento, Microsoft se cubre las espaldas tras la cadena de acontecimientos que cuestionan el comportamiento de otros gigantes digitales. El mismo miércoles la agencia de protección de datos irlandesa, donde Facebook tiene su sede para Europa, pidió explicaciones a la red social sobre cómo recolecta este tipo de audios y qué procedimiento sigue para que su extracción y posterior análisis respete la legislación europea, que exige que los usuarios sean conscientes en todo momento sobre cómo se están usando sus datos personales.
El requerimiento a la red social, a la que el regulador irlandés ya investiga en una decena de expedientes diferentes por posibles infracciones del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) europeo, llegó un día después de que Bloomberg informara que Facebook había subcontratado “cientos” de trabajadores para transcribir conversaciones de chat vía audio de sus usuarios.
Facebook reconoció los hechos en declaraciones al citado medio. “Al igual que Apple y Google, detuvimos la revisión humana del audio hace más de una semana”, aseguró un portavoz de la red social. Esta no daba detalles a los trabajadores sobre quién o cuándo se habían grabado los audios, limitándose a pedirles que los transcribieran.
En la ausencia de regulador europeo
Microsoft ha optado por una salida diferente a la de sus compañeras en el oligopolio digital. Seguirá transcribiendo audios de sus usuarios, amparada ahora en el aviso reflejado en su Política de Privacidad. Facebook, Apple, Amazon y Google han detenido la práctica por el momento. En el caso de Google, obligada por la agencia de protección de datos de Hamburgo.
El comisario que dirige este organismo alemán ordenó el 2 de agosto a Google dejar de transcribir las conversaciones privadas de los europeos obtenidas a través de su asistente virtual con carácter inmediato y durante tres meses. El período no puede ser más largo, puesto que la sede de Google en Europa también se encuentra en Irlanda (consecuencia de la menor tasa impositiva que concede este país a las grandes tecnológicas) y el veto máximo que puede imponer a la empresa otro socio comunitario son esos tres meses.
“El uso de sistemas de asistencia conversacional en la UE debe cumplir con los requisitos de protección de datos del RGPD. En el caso del asistente de Google, actualmente existen dudas importantes”, alegó el regulador germano, que con su decisión se adelantó a la actuación de su homólogo irlandés y evidenció la ausencia de un organismo europeo que centralice las investigaciones de presuntas infracciones de la protección de datos, un detalle sobre el que ya han llamado la atención varios expertos dado el carácter internacional de la actividad de las multinacionales tecnológicas. Actualmente, un país que abra un expediente en esta materia debe transferirla al regulador competente (Irlanda, en la gran mayoría de los casos que afectan a las grandes tecnológicas), el cual debe liderar la investigación.
El veto del comisario de Hamburgo contra Google llegó unos días después de que la multinacional reconociera que transcribe hasta el 0,2% del total de audios recogidos por su asistente virtual, “OK Google”. Aunque tras esta moratoria Google podría volver a transcribir audios Apple, cuyos trabajadores también analizaban personalmente fragmentos de audio “para ayudar a Siri y mejorar el dictado”, así como para “entender y reconocer mejor” lo que dice el usuario, decidió deterla el mismo 2 de agosto. Amazon hizo lo mismo días después.