Los tres consejos de Harari para frenar el “autoritarismo digital”
“Estamos viendo el surgimiento de un nuevo tipo de colonialismo, un nuevo mapa del mundo formado por el flujo de datos. En épocas pasadas, las materias primas fluían desde la colonia hacia los centros imperiales, como en las colonias españolas en Sudamérica hacia España. Ahora, la mayor parte del mundo se está convirtiendo en colonias de datos en las que los datos en bruto fluyen a los centros imperiales en China y EEUU, donde se desarrollan los algoritmos, la inteligencia artificial y las herramientas más sofisticadas de control. Es una situación extremadamente peligrosa”.
Es uno de los avisos que ha dejado el historiador Yuval Noah Harari este lunes en el Mobile World Congress (MWC) de Barcelona. El pensador israelí ha participado en un encuentro sobre “emergencia digital” celebrado el día de apertura de la feria, que muestra que estas han dejado de ser tan solo un escaparate para los avances técnicos para abrir también espacios de reflexión sobre el impacto de esas nuevas tecnologías en los derechos y libertades.
“Como historiador, veo que la gente tiende a olvidar las lecciones del pasado. Algunas de las lecciones más dolorosas del siglo XX se olvidan ahora y la gente está volviendo a ideas en la esfera política y en la esfera social de las que pensábamos que nos habíamos librado para siempre”, ha lamentado Harari. En su opinión, sumar esa tendencia a las nuevas herramientas y el aumento de la información sobre el comportamiento de las personas puede derivar en un “autoritarismo digital”. Para evitarlo, el pensador ha ofrecido una hoja de ruta con tres puntos:
- Que los datos que se recopilen sobre mí se usen para ayudarme, no para manipularme.
- No permitir que los datos se concentren tan solo en uno o dos lugares del mundo.
- Si aumenta la vigilancia de los individuos, debe aumentar también la capacidad de vigilancia de estos a los gobiernos y las empresas.
“Esa vigilancia digital debe ser una carretera de dos sentidos”, ha pedido el autor de Sapiens: de animales a dioses o Homo Deus: Breve historia del mañana (ambos de la editorial Debate), dos de las obras de no ficción más leídas de los últimos años. No obstante, ha advertido que esos tres compromisos deben convertirse en objetivos de la sociedad civil a nivel internacional, porque “un solo gobierno está limitado en lo que puede hacer”.
El coloquio en el que ha participado el pensador israelí ha estado moderado por la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas. La contraparte de Harari la ha puesto el paleontólogo español Juan Luis Arsuaga. El evento, titulado “Humanismo en la era digital. Debatiendo por un futuro mejor” ha sido organizada por Digital Future Society, una iniciativa del Mobile World Capital Barcelona y el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
El 'telón de silicio' y una nueva guerra fría digital
Sobre la concentración de datos personales e información en Washington y en Pekín, Harari ha manifestado que “lo más preocupante de todo” es la confrontación entre ambas potencias y cómo esto está dividiendo el mundo en dos bloques. “Es una nueva Guerra Fría con un 'telón de silicio' que divide a la humanidad”, avisa. Y entre ambos bloques, la nada: “Todas las grandes corporaciones tecnológicas son chinas o estadounidenses”.
“Aún estamos a tiempo de evitar este nuevo tipo de división del mundo, esta nueva Guerra Fría. Y la Unión Europea puede desempeñar un papel central en la prevención, pero no tenemos mucho tiempo. Realmente es cuestión de unos pocos años”, ha confiado el israelí, a lo que Artigas ha contestado que la UE ha señalado como “una prioridad” diseñar una política digital en la que las personas estén “en el centro”.
No podemos detener el desarrollo de la inteligencia artificial. Nos sustituirá en cada vez más tareas. Pero podemos adaptarnos. Ese es nuestro secreto como seres humanos
Sobre el desarrollo de nuevas herramientas como la inteligencia artificial, Harari ha señalado que su expansión es “inevitable”. “Sí, la inteligencia artificial está aumentando y es cada vez más potente y sofisticada. Pero todavía no entendemos cómo funciona realmente la conciencia humana. Todavía no entendemos nuestra propia mente. Hay mucho que no sabemos sobre nuestras capacidades ocultas, sobre nuestro verdadero potencial. Creo que por cada euro que invertimos en el desarrollo de la inteligencia artificial, deberíamos invertir también un euro en la exploración y el desarrollo de la conciencia humana. Esta es nuestra mejor defensa”, ha expuesto.
“No podemos detener el desarrollo de la inteligencia artificial. Nos sustituirá en cada vez más tareas. Pero podemos adaptarnos. Ese es nuestro secreto como seres humanos, por así decirlo. Desde un punto de vista muy pragmático, si pensamos, por ejemplo, en el mercado laboral, lo fundamental no es proteger los puestos de trabajo. Muchos puestos de trabajo serán ocupados por la IA. La clave es proteger a los humanos, darles la capacidad de seguir aprendiendo, de reinventarse, porque habrá nuevos empleos. La cuestión es si los humanos tendrán las habilidades necesarias para esos nuevos empleos”, añadía.
En cualquier caso, el historiador ha querido concluir recordando que “la ciencia y la tecnología proporcionan herramientas” pero no resuelven este tipo de debates: “Depende de los políticos y de la gente hacer un buen uso de ellas. Pero las herramientas por sí mismas no nos dicen qué hacer con ellas. Se puede utilizar la IA para crear una dictadura digital o para crear el mejor sistema sanitario del mundo. Es una cuestión política y ética que deben decidir los humanos”.
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