Elon Musk entró en Twitter asegurando que convertiría la plataforma en un “espacio de libertad de expresión radical”. “Esta es una batalla por el futuro de la civilización. Si la libertad de expresión se pierde incluso en Estados Unidos, la tiranía es todo lo que nos espera”, aseguraba el magnate, que apenas ha tardado un par de meses en aplicar a voluntad la vara de la censura. En la madrugada de este viernes Musk ha suspendido las cuentas de varios periodistas que trabajan para medios como The Washington Post, The New York Times, CNN o Voice of America y ha censurado por completo a Mastodon, su principal competencia, bloqueando su cuenta e impidiendo que el resto de usuarios publiquen enlaces que lleven a su plataforma.
Ni Twitter ni Musk han dado explicaciones concretas de la acción. No obstante, el multimillonario llevaba varias semanas enervado con una cuenta automática (@ElonJet) que publicaba información de los vuelos de su jet privado en tiempo real. Se trata de datos públicos que se encuentran en los portales oficiales de las autoridades aéreas, pero que Musk no quiere que se publiquen en su plataforma al considerarlo una invasión de su privacidad.
Antes de llegar a tomar posesión de la red social el magnate intentó durante varios meses que la cuenta cesara su actividad, llegando a ofrecer una suma económica a cambio de ello al joven que la gestiona. No lo consiguió, aunque se comprometió a respetarla por su “compromiso con la libertad de expresión”. Una promesa que terminó rompiendo este jueves con un cambio exprés de los términos y condiciones de Twitter para prohibir que se comparta información sobre “la ubicación de personas en tiempo real”, tras el cual la cuenta fue inmediatamente bloqueada.
Numerosos medios de comunicación estadounidenses informaron de lo ocurrido. Los periodistas bloqueados elaboraron reportajes en los que se ponían en contacto con el joven y revelaban que este había programado una nueva cuenta automática para seguir los pasos del jet de Musk en Mastodon, la red alternativa de funcionamiento similar a Twitter a la que muchos usuarios se están 'mudando' tras la irrupción del magnate. La respuesta de Musk ha sido suspenderlos a todos, incluyendo la cuenta oficial de Mastodon en Twitter, censurando además todos los enlaces que llevan a esta plataforma.
La medida se ampara en que las nuevas normas prohíben también la publicación enlaces a terceros que hagan ese seguimiento en tiempo real, una política inédita en la historia de Twitter. Aquí puedes seguir la cuenta de Mastodon de elDiario.es.
Seguimiento a su hijo
El desencadenante de todo parece haber sido, según el propio Musk, que un “acosador” siguiera al coche que llevaba a uno de sus hijos después de que la cuenta @ElonJet publicara que su avión privado había aterrizado en California. “Criticarme todo el día no supone ningún problema, pero revelar mi ubicación en tiempo real y poner en peligro a mi familia sí”, ha tuiteado, compartiendo un vídeo que muestra al presunto acosador y la matricula de su coche, y preguntando a sus seguidores si lo reconocen.
La voluntad de Musk de acallar a los periodistas bloqueados le ha llevado incluso a desactivar la herramienta Twitter Spaces, que permite montar salas de conversación en audio con múltiples participantes. Los citados periodistas estaban participando en charlas en directo a través de otras cuentas para explicar lo sucedido y el multimillonario, al enterarse, ha apagado Twitter Spaces para todos los usuarios. Musk asegura que la desactivación se ha debido a “un bug” y que “debería arreglarse mañana”.
La UE anuncia sanciones “en breve”
Horas después de la vorágine de bloqueos de Musk, el empresario ha publicado una encuesta en su perfil de Twitter en la que pregunta a sus seguidores cuándo debería permitir volver a las cuentas bloqueadas. Las opciones iniciales eran “ahora”, “mañana”, “en siete días”, “más tiempo”. Después, la ha rehecho con solo dos opciones: “ahora” o “en siete días”.
El errático comportamiento de Musk está recibiendo múltiples críticas. Una de ellas la ha expresado la ONG Fundación Internacional por los Derechos Humanos: “Los derechos constitucionales, civiles y humanos no están sujetos al caprichoso sufragio de una corporación empresarial, señor Musk. Esta encuesta carece de valor. La aprobación de la multitud no importa”, ha contestado en el hilo de la encuesta.
La UE, a través de la vicepresidenta de la Comisión Europea VÄra Jourová, ha anunciado que está siguiendo lo sucedido y que interpondrá sanciones contra Twitter “en breve”. “Las noticias sobre la suspensión arbitraria de periodistas en Twitter son preocupantes. La Ley de Servicios Digitales de la UE obliga a respetar la libertad de los medios y los derechos fundamentales”, ha tuiteado Jourová: “Elon Musk debería ser consciente de ello. Hay líneas rojas. Y sanciones, en breve”.
Bruselas ya había avisado a Musk de que no pueden imponer las normas de moderación que él considere cuando él considere y que debe respetar los derechos fundamentales de sus usuarios, aunque la advertencia no parecía haber calado en el empresario. Este lunes la compañía cerró su equipo contra discursos de odio, en plena controversia por la política de Musk de “amnistía” para las cuentas previamente suspendidas por violar las reglas de la red social, como la del expresidente Donald Trump.
Más interacciones, pero sin anunciantes
El multimillonario por su parte ha intentado capear estas críticas con uno de los argumentos que utiliza en los últimos tiempos, basado en recalcar que este tipo de polémicas multiplican las visitas e interacciones de los usuarios de Twitter. Sin embargo, ese aumento de la actividad se monetiza a través del dinero de los anunciantes, unos anunciantes que han abandonado la plataforma huyendo de la toxicidad disparada por la actividad de Musk.
El propio empresario ha reconocido que Twitter ha perdido enormes fuentes de ingresos e incluso amenazó con señalar públicamente a las empresas que cancelaran la publicidad por “estar en contra de la libertad de expresión”. Llegó a intentarlo con Apple, que algunos meses llegaba a representar el 10% de los ingresos por anuncios de Twitter, pero tras una polémica de dos días y una conversación en privado con Tim Cook, CEO de la compañía, acabó abandonando la idea de seguir criticándola públicamente.
Musk compró Twitter a finales de octubre por 44.000 millones de dólares. La drástica reducción de ingresos le están obligando a poner más dinero de su propio bolsillo para asegurar la supervivencia de la compañía. Para ello ha tenido que vender más acciones de Tesla, a pesar de haber asegurado a los inversores que eso era algo que no haría. La salida de Musk de su accionariado está perjudicando la cotización del fabricante de coches eléctricos y también su fortuna personal: esta semana el empresario ha perdido el primer puesto entre los más ricos del mundo, según el análisis de Forbes.