La jaula del pájaro azul no es la que era. Ha cambiado mucho desde el 21 de marzo de 2006, cuando Jack Dorsey, uno de los fundadores de Twitter, realizó la primera publicación: “Just setting up my twttr” (“Simplemente, ajustando mi Twitter”). Once años después, la red social que nació bajo el paraguas de la brevedad, se ha transformado hasta convertirse en algo totalmente diferente.
“Empezó muy fuerte con esa seña de la inmediatez en 140 caracteres, que le permitió crear un lenguaje propio”, indica Eva Rodríguez, directora del Postgrado de Comunicación y Periodismo Digital de IEBS. Twitter comenzó con una clara filosofía: transformar en una ventaja las limitaciones de espacio en los SMS. La premisa, aunque sencilla, terminó siendo un éxito durante sus primeros momentos de vida, en los que cada año duplicaba los millones de usuarios mensuales activos. Todo parecía evolucionar, pero la época de bonanza no duró para siempre.
El crecimiento de Twitter se estancó en 2016, y fue en febrero de ese mismo año cuando no solo dejó de ganar usuarios, sino que además los empezó a perder. Lo que comenzó como una idea visionaria se había convertido en un proyecto en crisis, con unas pérdidas que el pasado mes de junio alcanzaron los 178 millones de dólares. Ante tal panorama, solo queda una opción: renovarse o morir.
“Los usuarios han cambiado, las redes también, y Twitter se ha quedado un poco estancada no sabiendo adaptarse a esta evolución”, dice Rodríguez. Aunque no lo parezca, la plataforma nació sin elementos hoy tan cotidianos como el hashtag, la mención y el retuit, que fueron añadidos entre 2006 y 2007.
Años después, la red social ha experimentado con nuevas funcionalidades que precisamente van en contra de su proposición inicial: la de la inmediatez. Ordenadas de forma cronológica, serían las siguientes.
Rediseño de los perfiles
Twitter también ha sufrido varios cambios de diseño, que han modificado desde la manera de navegar hasta la forma de mostrar imágenes. El perfil, tal y como hoy día lo conocemos, nació en abril de 2014. Con él llegaron las enormes fotos de portada y un estilo donde prima la imagen incluso por encima del texto.
“Responden a un intento por conseguir crear una red social más atractiva y visual, haciendo frente a la potencia de redes como Facebook o Instagram”, apunta Rodríguez.
Mostrar tuits de usuarios que no seguimos
En agosto de 2014 Twitter empezó a introducir cambios en su cronología. Hasta entonces, el timeline solo mostraba las personas seguidas y sus respectivos retuits, pero la empresa creyó que no era suficiente. También incluyeron el contenido de cuentas ajenas a nuestra red, que se mostraban dependiendo de si algún seguidor marcaba como favorita una publicación.
Esta funcionalidad fue objeto de numerosas críticas, ya que para algunos era una manera de contaminar la lista de mensajes con publicaciones indeseadas. Asimismo, también supuso una pérdida de cierta privacidad: ahora los favoritos de un seguidor aparecían directamente en el timeline sin necesidad de acudir a su perfil.
“Mientras no estabas”
Lo que ocurría en Twitter, se quedaba en Twitter. Si alguien no estaba en el momento de la publicación de un tuit relevante, este tenía que navegar por un scroll infinito para poder encontrarlo, cosa que nadie hacía.
Todo cambió en enero de 2015 con la llegada de “Mientras no estabas”, una función que recopila las publicaciones más importantes desde que el usuario abandona la plataforma. De esta forma, según la docente del IEBS, “está intentando facilitarnos el acceso a información de nuestro interés”.
Estrellas por corazones
Los “me gusta” dejaron de pertenecer exclusivamente a Facebook. Twitter se sumó a la tendencia cambiando sus estrellas por corazones, una medida tomada a finales de 2015 porque, como afirmaron sus desarrolladores, “te pueden gustar muchas cosas, pero no todo puede ser tu favorito”.
Varios meses después, la red social de Mark Zuckerberg también permitió reaccionar a las publicaciones con emoticonos más allá de la manita del 'me gusta'. Entre ellos, corazones.
Adiós a los caracteres por fotos, enlaces y menciones
En marzo de 2017 Twitter mostró el primer indicio de algo que poco después sería evidente: necesitaba aumentar el espacio de sus tuits.
Por ello, la plataforma del pájaro azul dejó de contar caracteres que ocupaban las fotos, enlaces y menciones. De esta manera, era posible participar en conversaciones integradas por múltiples usuarios sin que ello afectara de forma negativa al contenido disponible.
280 caracteres
La apodada “red social de los 140 caracteres” perdía recientemente su mayor seña de identidad. Twitter anunciaba la expansión del límite hasta los 280, algo que no gustó a todo el mundo. Para algunos, esto significaba la pérdida de su esencia diferencial que hacía que hubiera que pensar mucho cada mensaje para que cupiera en la red de microblogging. “Da igual cuánto nos den porque al final siempre nos va a faltar espacio para contar 'exactamente' lo que queremos”, decía la periodista Laura Zornoza.
Guardar tuits
Es la última gran novedad. Al igual que ocurre con apps como Pocket, o incluso con clientes de terceros como Flamingo, la red social ha anunciado la característica de guardar publicaciones para leerlas más tarde.
Para la profesora de periodismo digital, esto demuestra cómo “Twitter quiere que acudamos a él para informarnos”. Todavía se encuentra en fase experimental, pero, al igual que ocurrió con anteriores novedades, lo normal es que progresivamente esté accesible para todos los usuarios.
¿Ha perdido su esencia?
La red social del pájaro azul ha pasado de ser sencilla y breve a, paulatinamente, ampliar su contenido a base de funcionalidades, más caracteres y una creciente importancia a las imágenes. A pesar de estos cambios, la docente cree que Twitter y Facebook son dos redes sociales utilizadas para cosas distintas. “Seguir la retransmisión de un evento, ver la información que hay bajo un hashtag... ese tipo de cosas se hacen en Twitter”, opina.
La plataforma vive una época de incertidumbre, y no solo por la contradicción entre sus añadidos y la esencia que le define. La empresa no termina de encontrar un modelo de negocio definido, algo que también afecta al precio de sus acciones y a la decisión de los inversores. Precisamente, es en el apartado económico donde más se diferencia de Facebook. “Está por ver si este cambio es la solución a sus problemas”, matiza Rodríguez.