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La UE quiere producir el 20% de los chips de todo el mundo y ganar autonomía en plena guerra fría con China y Rusia

El 15 de noviembre de 2021, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, visita la sede de la empresa holandesa Advanced Semiconductor Materials Lithography (ASML) en Eindhoven, Países Bajos, junto con Mark Rutte, primer ministro holandés.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
8 de febrero de 2022 12:02 h

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La UE quiere superar la debilidad que le genera depender tanto de la producción de chips y semiconductores, y además, en plena guerra fría con China y Rusia. Así, la Comisión Europea ha anunciado este martes sus planes para convertir a la UE en una potencia de semiconductores frente a EEUU. La UE quiere producir el 20% de los chips del mundo de aquí a 2030, lo cual supone cuadriplicar su producción de semiconductores en solo ocho años.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, reconoce que la llamada ley europea de chips incluye mecanismos de ayuda estatal para destinar dinero público a lugares de producción concretos.

La norma, no obstante, reúne unos 11.000 millones de euros extraídos de las partidas presupuestarias existentes, por lo que dependerá en gran medida de las propuestas de los países miembros, a los que se suman otros 30.000 previstos en otras partidas comunitarias o estatales, hasta un total de 43.000.

Y todo ello para competir con los más de 50.000 millones de dólares anunciados por EEUU, como adelantaba El Mundo, lo cual pasa por la construcción de grandes fábricas robotizadas, “megafabs”, como dice la Comisión Europea.

Con este plan la UE busca impulsar la fabricación de diminutos semiconductores que sirven para todo tipo de productos electrónicos, desde automóviles hasta teléfonos inteligentes. “Asegurar el suministro en los chips más avanzados se ha convertido en una prioridad económica y geopolítica”, afirma el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton.

En efecto, los microchips parecen ser el puente a la prosperidad del siglo XXI, y la mayor parte de su producción se encuentra en Asia, lo que ha dejado expuestos a los fabricantes de la UE a cuellos de botella masivos durante el último año.

Los fabricantes de automóviles –la mayoría de los europeos, alemanes, el país de la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, y franceses, el país de Breton– afirman haber tenido miles de millones en pérdidas por verse obligados a detener la producción a causa de la escasez de chips.

Y lo que teme la UE es que los chips se conviertan en armas geopolíticas a medida que se intensifica la guerra fría entre China y Estados Unidos.

Alrededor del 50% de los microchips de todo el mundo y hasta el 95% de los chips más avanzados provienen de Taiwán, según Politico. Y el estatus político y jurídico de la isla con respecto a China crea inquietud en Bruselas.

“Al mejorar la seguridad de su cadena de suministro y mediante su capacidad para diseñar y producir semiconductores potentes y eficientes en el uso de los recursos, la UE está contribuyendo al reequilibrio de la cadena de suministro mundial de semiconductores”, dice Bruselas: “Europa tendrá como objetivo construir asociaciones equilibradas de semiconductores con países de ideas afines [EEUU. Canadá, Reino Unido, etc]. El objetivo de estas alianzas sería cooperar en iniciativas de interés mutuo y garantizar la continuidad del suministro en tiempos de crisis. Al mismo tiempo, la UE debe estar preparada para posibles cambios repentinos en la situación política o crisis imprevistas, que podrían amenazar la seguridad del suministro de la UE. La ley de chips de la UE brindaría a la UE los medios necesarios para abordar tales situaciones y, en última instancia, para garantizar la resiliencia general de Europa”.

El reglamento propuesto por la Comisión Europea debe ser debatido ahora por el Parlamento Europeo y el Consejo –los Gobiernos–, para llegar a un acuerdo antes de convertirse en norma.

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