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Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Las voces olvidadas

EFE

Sevilla —

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“Voces de mujeres” es el título que el periodista, investigador y profesor Bernardo Díaz Nosty ha puesto al “diccionario” en el que recupera a 216 mujeres que ejercieron el periodismo en España y que nacieron antes de 1939.

El volumen de casi 650 páginas, editado por Renacimiento, se presentará el próximo viernes en la Asociación de la Prensa de Madrid y lleva el subtítulo de “Periodistas españolas del Siglo XX nacidas antes del final de la Guerra Civil”.

La obra contiene retratos de la práctica totalidad de estas 216 mujeres, así como numerosas reproducciones de publicaciones de finales del XIX y el primer tercio del XX.

Díaz Nosty ha dicho a Efe que también la practica totalidad de ellas ejerció en los ámbitos del periodismo madrileño y barcelonés, a los que ha circunscrito su investigación, por lo que en el mismo periodo debieron ser muchas más las que trabajaron o colaboraron en publicaciones periódicos de toda índole en la España de ese periodo histórico.

Las escritoras Concha Espina, Carmen de Burgos “Colombine” y María Teresa León se encuentran entre las más conocidas de esta recopilación por su obra literaria, aunque las tres colaboraron de manera habitual en la prensa de su época.

De Concha Espina se reproduce una curiosa foto a bordo de un biplano, ya que fue la primera mujer española que voló en avión, en 1916, una experiencia que reflejó en su novela “Talín”, de 1918, mientras que de Carmen de Burgos se reproduce una página de periódico en la que, como presidenta de la Liga Femenina Republicana, preconiza “la unión de todas las mujeres contra el afán de separatismo que amenaza a España” y se manifiesta en contra del “Estatuto de Cataluña”.

De la revista “Estampa”, de un número de 1929, reproduce una página completa con una especie de orla fotográfica que reúne los retratos de las once “redactoras y colaboradoras” de la publicación, lo cual exhibía, en palabras de Díaz Nosty, “como una fortaleza”: Magda Donato, Clara Campoamor, Sara Insúa, Alma Tapia, Concha Peña, Concha Espina, Gloria Zamacois, Irena Falcón, Matilde Muñoz, María de Lluría y Dolores Esparza.

También reproduce otra página de 1928 que recrea todos los retratos de los redactores del periódico “Heraldo de Madrid”, exclusivamente hombres, entre ellos Manuel Chaves Nogales como redactor jefe, si bien la relación de colaboradores de este diario incluía a dos mujeres, Isabel de Oyarzábal y Magda Donato.

Cada entrada de este estudio consta de un perfil biográfico, de un retrato fotográfico y de una aproximación a su obra periodística que incluye las cabeceras en las que intervinieron tanto como redactoras como colaboradoras o críticas o especialistas de algún área concreta.

Las primeras relacionadas son Carolina Coronado y Romero de Tejada (Almendralejo, Badajoz, 1820 - Lisboa, 1911); Emilia Serrano García, baronesa de Wilson (Granada 1834 - Barcelona, 1923) y Amalia Domingo Soler (Sevilla, 1835 - Barcelona, 1909), mientras que entre las últimas figuran Rosa Regás (1933), Paloma Gómez Borrero (1934-2017), la fotógrafa Joana Biarnés (1935-2018), Lidia Falcón (1935), María Dolores Rico “Lolo Rico” (1935-2019), Encarnación Sánchez “Encarna Sánchez” (1935-1996) y Maria Jubilia Fernández “Juby Bustamante” (1938-2015).

Díaz Nosty, en el estudio introductorio que incluye numerosas estadísticas en términos porcentuales sobre la escasa presencia de mujeres en el periodismo español del último siglo y medio, afirma que “los rastros biográficos de las primeras periodistas descubren mujeres heterodoxas, rebeldes, atribuidas de cualidades que convertían sus respuestas en argumentos ideológicos, en luces de guía para otras mujeres”.

Muchas de estas pioneras fueron, en ocasiones, “emprendedoras, empresarias, renovadoras, buenas escritoras y, con frecuencia, rompedoras del corsé que elevaba el androcentrismo y la sumisión precepto religioso y regla social”.

Puede que al olvido de muchas de ellas colaborara lo que advirtió la pionera Patrocinio de Biedma (1848-1927), que “el periodista nunca alcanza la fama del escritor, ya que su trabajo estaba destinado a dársela a otros”