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The Guardian en español

Ruanda, escandalizada ante la posible liberación anticipada de un arquitecto del genocidio hutu

Una mujer observa los nombre de las víctimas del genocidio de Kigali en el monumento del genocidio de Kigali en Kigali (Ruanda).

Chris McGreal

Washington —

Un tribunal internacional podría aprobar la salida de prisión anticipada de los artífices del genocidio de 1994 en Ruanda, a pesar de las objeciones de los fiscales, que argumentan que liberarlos socavaría la confianza en las campañas mundiales para luchar contra el extremismo.

El Gobierno ruandés también ha protestado por lo que describe como un proceso marcado por secretismo que podría concluir con la liberación de Hassan Ngeze, junto con otros responsables del asesinato de 800.000 tutsis.

El Ejecutivo está pidiendo una audiencia pública para que los supervivientes del genocidio puedan expresar sus objeciones. Ngeze era el editor de un periódico, Kangura, que a diario deshumanizaba a los tutsis y promovía la violencia contra ellos. También fundó un partido político extremista hutu, cuyos líderes dirigieron los asesinatos en masa.

Ngeze pedía el asesinato de los tutsis, entregó armas a los asesinos y elegía quiénes debían morir. Fue condenado por el tribunal criminal internacional de Ruanda (ICTR) por varios delitos relacionados con el genocidio, y por ser cómplice de un exterminio como crimen de lesa humanidad.

La condena fue confirmada por un tribunal de apelaciones, que afirmó: “Ngeze utilizaba la publicación (Kangura) para infundir odio, promover el miedo e incitar al genocidio”.

Ahora, tras haber cumplido dos tercios de su condena a 35 años de prisión, Ngeze ha solicitado la liberación anticipada. Los abogados esperan que a finales de este mes, el presidente estadounidense del tribunal internacional responsable de los fallos, Theodor Meron, firme la liberación tras el cierre de los procesos en los tribunales de Ruanda y Yugoslavia.

Altos cargos ruandeses han criticado con fuerza a Meron por conceder reducciones de pena y facilitar la liberación anticipada a varias personas condenadas por el genocidio.

El Gobierno en Kigali ha asegurado que no hay nada en el estatuto del ICTR que requiera la liberación de condenados tras cumplir dos tercios de su sentencia, y que la medida es “un invento judicial” impuesto sin consultar con Ruanda.

La medida también abriría más tarde la puerta a la liberación del principal artífice del exterminio de la población tutsi, Théoneste Bagosora, una decisión que enfurecería no sólo a Ruanda, sino también al Gobierno de Bélgica, por el papel que tuvo este coronel del Ejército en el asesinato de 10 cascos azules belgas.

Simone Monasebian, la fiscal internacional durante el juicio a Ngeze y otros acusados de divulgar propaganda contra los tutsis, ha escrito a Meron describiendo a Ngeze como una “mente maestra del genocidio” y objetando su liberación.

Los acusados “fueron debidamente condenados por crímenes que han escandalizado la conciencia de la humanidad”, escribe en la carta. “Su periódico y su cadena de radio incitaron al genocidio y fueron armas más potentes y peligrosas que cualquier bala o machete”.

Ngeze fue responsable de la publicación de los Diez Mandamientos Hutus, que establecían que los hombres hutu se convertirían en traidores si se casaban o se hacían amigos de mujeres tutsis, que los tutsis eran “deshonestos en los negocios” y que sólo les interesa “la supremacía de su grupo étnico”, y que sólo los hutus podían estar en posiciones de poder o control administrativo. “Los hutus deben dejar de tener piedad con los tutsis”, afirmaba el documento publicado por Ngeze.

Monasebian, que ahora dirige la Oficina contra las Drogas y el Crimen de la ONU en Nueva York, alega que Ngeze y los otros acusados nunca mostraron arrepentimiento por su papel en el genocidio. “Hasta hoy, se niegan a reconocer que fue un genocidio contra los tutsis. Hasta hoy, se niegan a asumir la responsabilidad por lo que hicieron. Son extremistas violentos impenitentes”.

Otra fiscal del caso describió la posibilidad de la liberación anticipada a Ngeze como “espantosa”, justamente en un momento en que la ONU y la comunidad internacional están intentando luchar contra el extremismo violento.

“¿Qué clase de mensaje se estaría dando, no sólo a las víctimas del genocidio sino a todo el mundo, si una persona considerada un extremista violento y fundamental para el genocidio ruandés de 1994 es liberada mientras todavía se sufre el daño causado por sus acciones extremistas?”, escribió Charity Kagwi-Ndungu en una carta al tribunal de Meron.

Se está evaluando la liberación de Ngeze junto a la de otros dos hombres condenados por el genocidio. Uno de ellos es Aloys Simba, un ex teniente coronel que organizó asesinatos en masa en el sur del país. El otro, Dominique Ntawukuriryayo, era un funcionario local que engañaba a los tutsis con promesas de protección y luego los entregaba a las milicias hutus para que los asesinaran.

El ministro de Justicia y fiscal general ruandés, Johnston Busingye, ha escrito a Meron objetando que cualquiera de estos tres condenados sea liberado antes de tiempo. “Su liberación causaría un daño psicológico indescriptible en los supervivientes del genocidio contra los tutsis, y contribuiría a la erosión del sistema internacional de justicia penal”, señala el texto de Busingye.

“Desde el genocidio organizado contra el pueblo judío durante el Holocausto no se había visto en el mundo un esfuerzo tan sistematizado por exterminar a un grupo de la población. La gravedad y seriedad de estos crímenes deberían ser suficientes, sin más, para negarles a estos condenados la liberación anticipada”, alega el ministro.

Traducido por Lucía Balducci

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