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Una historia de resistencia: momentos clave de la lucha entre Hong Kong y China

Disturbios durante las movilizaciones de esta semana contra la ley de seguridad nacional.

Lily Kuo

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Este jueves, la Asamblea Nacional Popular de China (ANP), el órgano legislativo del gigante asiático, ha votado una controvertida propuesta de ley de seguridad nacional para Hong Kong. Muchos temen que con esta medida, aprobada por rotunda mayoría, las autoridades chinas lograrán silenciar a los movimientos de oposición del territorio.

El borrador se ha aprobado durante la sesión de clausura de la reunión anual de la ANP, por lo que el texto quedará en manos de un comité legal del Legislativo chino que redactará una versión definitiva para su ratificación por el Comité Permanente de la ANP. La propuesta ha recibido 2.878 votos a favor, uno en contra y seis abstenciones. Así, las autoridades de Pekín han pasado por alto a la asamblea legislativa del territorio semiautónomo y el hecho de que la mayoría de ciudadanos de Hong Kong se oponen a medidas de este tipo.

Esta polémica ley es una más de las muchas iniciativas para intentar alinear Hong Kong con China continental. En las últimas décadas, muchos de estos planes han dado lugar a movimientos masivos de protesta. En ocasiones, estas movilizaciones han conseguido frenar los planes de Pekín, han reforzado a la sociedad civil y han sentado las bases para futuras movilizaciones.

Estos son algunos de los momentos clave de la resistencia en la historia de Hong Kong.

Artículo 23 de la ley de seguridad nacional – 2003

Tras la transferencia de Hong Kong a China en 1997, la excolonia británica debía aprobar leyes que impidieran la traición, la secesión, la sedición, la subversión y otros actos contra el Gobierno de Pekín. El artículo 23 de la Constitución de facto de Hong Kong, conocida como Ley Básica, consagra este requisito.

A principios de 2003, el Gobierno de la ciudad semiautónoma, a propuesta de Pekín, propuso una ley de seguridad nacional, lo que hizo temer que se redactara una definición demasiado amplia del concepto de “seguridad nacional” para el territorio de Hong Kong. Esto amenazaba la libertad de expresión y la libertad de información y de reunión que existe en el territorio.

Algunas voces críticas señalaron que la ley sobrepasaba lo establecido por el artículo 23, mientras que a otros les preocupaba la ampliación de competencias otorgadas a la policía, así como las medidas draconianas que pondrían la seguridad por encima de las libertades civiles.

El 1 de julio, cuando el Gobierno de la ciudad intentaba tramitar esta ley, cerca de medio millón de personas salieron a la calle en la que se considera la mayor protesta desde la transferencia del Reino Unido. Los manifestantes exigían la retirada del proyecto y la dimisión del jefe ejecutivo de Hong Kong, Tung Chee-hwa. El Gobierno claudicó. El secretario de seguridad, responsable de esta medida, tuvo que dimitir, y dos años más tarde, Tung dimitió a mitad de su segundo mandato alegando problemas de salud.

Educación patriótica– 2012

En 2012, la oficina de educación de Hong Kong propuso un plan de estudios de “educación moral y cívica” que se iba a implantar en todas las escuelas públicas en el año académico 2016-2017. Las directrices distribuidas a los maestros en un manual llamado “Modelo de China” criticaban las democracias multipartidistas y describían al Partido Comunista en términos elogiosos. Los detractores de este documento argumentaron que el plan de estudios no era más que un intento de lavado de cerebro.

De hecho, según los medios de comunicación locales, Jiang Yudui, de la Asociación de Promoción de la Educación Cívica de China, progubernamental, afirmó que “un cerebro necesita ser lavado si hay un problema, de la misma forma que lavamos la ropa si está sucia”.

Los movimientos que organizaron manifestaciones señalan que unas 90.000 personas salieron a la calle para rechazar la medida. Los manifestantes ocuparon la sede del Gobierno durante diez días y algunos hicieron huelga de hambre. Los manifestantes corearon eslóganes como “no al control del pensamiento”.

En ese contexto surgió un grupo de líderes estudiantiles, entre ellos el activista y defensor de la democracia Joshua Wong, que tenía 15 años. Wong puntualiza que, si bien el plan no prosperó, Pekín sí ha influido en la educación de los estudiantes de Hong Kong de otras maneras. Por ejemplo, se han revisado libros de texto y más recientemente el Gobierno de China cuestionó una pregunta de un examen de historia.

Las autoridades también dieron carpetazo al plan de educación patriótica. En 2018, los funcionarios de educación señalaron que no tenían intención de volver a impulsar este plan, pero que el Ejecutivo estaba estudiando la forma de aplicarlo “en unos términos que fueran aceptables para los ciudadanos de Hong Kong”.

Sufragio universal – 2014

La Ley Básica de Hong Kong establece que la elección del jefe ejecutivo del territorio, que es elegido por un comité electoral por sufragio universal, es el “objetivo final”. En 2007, Pekín se comprometió a que los siete millones de habitantes de Hong Kong podrían votar en la elección de su jefe ejecutivo en las elecciones de 2017.

Sin embargo, en 2014 el comité permanente de la legislatura china, la Asamblea Popular Nacional, que tiene la última palabra sobre cómo se interpreta la Ley Básica, indicó que cualquier candidato necesitaría primero el apoyo mayoritario de un comité electoral compuesto por delegados afines a Pekín. Sólo podrían presentarse los candidatos que contaran con el beneplácito del comité y que “amaran al país”.

Las manifestaciones para exigir un “sufragio universal real” dieron lugar a lo que se conoce desde 2014 como “la revolución de los paraguas”, una ocupación en el centro de Hong Kong y en otras zonas de la ciudad que duró 79 días.

Proyecto de ley de extradición – 2019

El año pasado, el Gobierno de Hong Kong propuso enmiendas a la ley de extradición. Esta reforma establecía que las personas buscadas por las autoridades chinas que se encontraran en Hong Kong podrían ser extraditadas.

Los partidarios del proyecto de ley, impulsado tras un asesinato cometido en Taiwán, señalaron que se trataba de una enmienda clave para evitar que la ciudad no se convierta en un refugio para los criminales. En cambio, los detractores de la medida indicaron que no era más que una forma de permitir que el Gobierno pudiera extraditar a sus detractores y a la oposición política.

La propuesta, que ha sido archivada, dio lugar al movimiento de protesta más largo y volátil de la historia del territorio. Ahora se cerca el primer aniversario de estas manifestaciones, que incluyeron tanto mítines y marchas pacíficas como choques violentos con la policía, peleas entre residentes y vandalismo.

Traducido por Emma Reverter

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