La policía británica se infiltró en 124 organizaciones de izquierdas durante décadas
La policía envió a 24 oficiales encubiertos a que se infiltrasen en un partido político de izquierdas durante un período de 37 años, según revela The Guardian. Los espías de la policía estuvieron infiltrados en el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP, por sus siglas en inglés) de forma casi continua entre 1970 y 2007, a menudo con más de un oficial encubierto infiltrado en el partido.
Cuatro de ellos engañaron a diferentes mujeres para tener relaciones sexuales con ellas bajo su identidad falsa. Uno de los espías conoció a una de sus esposas durante la misión y tuvo un hijo con ella.
Del total de policías encubiertos que ha sido revelado hasta ahora que se han infiltrado en organizaciones políticas, aproximadamente un tercio fue destinado al SWP, un partido trotskista con varios miles de miembros que lucha por la abolición del capitalismo con métodos revolucionarios.
La escala de la infiltración en el SWP –mucho mayor que la de cualquier otra organización política– ha sido revelada por una base de datos compilada por varias investigaciones de The Guardian y el Grupo de Investigaciones Encubiertas, una red de activistas que analiza el espionaje policial. La base de datos enumera 124 grupos que han sido infiltrados por policías encubiertos desde 1968.
La infiltración más grande, después de la del SWP, fue la de la campaña contra la Guerra de Vietnam, que tuvo destinados nueve policías encubiertos entre 1968 y 1972. La base de datos está incompleta, por lo que todavía no se conoce la lista completa de grupos infiltrados.
Sin embargo, la lista obtenida hasta ahora sugiere que los espías de la policía vigilaron sobre todo grupos progresistas y de izquierdas que desafían el status quo, mientras que sólo tres grupos de extrema derecha fueron espiados: el Partido Nacional Británico, Combate 18 y la Alianza Unida Británica.
Los agentes encubiertos vigilaron a 22 grupos de izquierdas, 10 grupos medioambientales, 9 campañas antirracismo y 9 grupos anarquistas, según la base de datos.
También se colaron en campañas contra el apartheid, el comercio de armas, las armas nucleares y la monarquía, así como en sindicatos. Entre las campañas infiltradas, 16 eran organizadas por familias que buscaban justicia tras supuestas irregularidades policiales. Según la base de datos, la policía espió a 12 grupos defensores de los derechos de los animales y 8 organizaciones relacionadas con el conflicto en Irlanda.
La base de datos también recoge revelaciones de una investigación pública ordenada por un juez jubilado, Sir John Mitting, que está analizando la infiltración encubierta en grupos políticos en los últimos 50 años. La investigación, que avanza con mucho retraso, está en una fase preliminar y se calcula que comenzará a realizar audiencias públicas el próximo año.
Mitting y su equipo recibieron la tarea de analizar una serie de malas conductas por parte de los espías, como por ejemplo el engañar a mujeres para tener relaciones íntimas. Se calcula que al menos 144 agentes encubiertos han sido enviados a infiltrarse en grupo políticos desde 1968, de los cuales se ha conocido la identidad de 65.
Informes de 1.000 organizaciones
La investigación de Mitting ha revelado que en ese período los espías de la policía recogieron y guardaron información sobre las actividades de más de 1.000 grupos políticos, aunque la lista completa no ha salido a la luz.
Los agentes encubiertos se infiltraron en grupos específicos pero también recogían información sobre otro tipo de organizaciones. Los espías adoptaban identidades falsas para infiltrarse en los grupos, generalmente por períodos de cinco años, y les informaban a sus superiores sobre las actividades y las protestas que planeaban los activistas.
El alcance del espionaje al SWP ha llevado a que se le cuestione a la policía por qué creían necesaria tanta cantidad de agentes infiltrados.
Los miembros del SWP ha menudo llaman la atención en manifestaciones por sus carteles rojos y blancos. Sin embargo, una investigación pública realizada por Scotland Yard concluyó que el partido “no tiene tendencia a la violencia, aunque algunos de sus miembros han sido condenados de forma individual”.
La policía también se infiltró en otros grupos de izquierdas, como el Partido Socialista, pero no ha quedado claro por qué el SWP en particular ha sido vigilado de manera tan minuciosa.
El primer agente enviado a infiltrarse en el SWP comenzó su misión en 1970, bajo el alias de Stewart Goodman. En esa época, el grupo era conocido como Internacional Socialistas, antes de cambiar su nombre a SWP en 1977.
Otro espía –infiltrado entre 1974 y 1977– fue retirado por sus supervisores luego de que le confesara a un colega que se había enamorado de una mujer activista y que quería reconocerle que era un agente encubierto.
Según el breve informe publicado por la investigación, este agente conoció a su tercera esposa mientras trabajaba como agente encubierto. Tuvieron un hijo juntos, aunque no queda claro si en ese momento él ya había dejado de trabajar para la policía.
Otro espía, que utilizaba el nombre falso de Vince Miller, confesó que tuvo dos relaciones sexuales con activistas mientras estuvo infiltrado en el SWP, entre 1976 y 1979.
En los años 80, dos espías, bajo los nombres falsos de Alan Bond y Michael Hartley, también engañaron mujeres para tener relaciones sexuales. Como muchos de los espías de la policía, les robaban la identidad a niños fallecidos para desarrollar sus personalidades falsas.
Charlie Kimber, secretario nacional adjunto del SWP, afirmó que el alcance del espionaje revela cuánto le teme el Estado a la izquierda. “Toda la forma es que ha operado la policía es vergonzosa. Una de las cosas más horrorosas es cómo engañaban a las mujeres para que pensaran que estaban teniendo relaciones verdaderas”, dijo.
La policía Metropolitana aseguró que el trabajo de sus dos unidades de espionaje, las ahora desmanteladas Brigada de Manifestaciones Especiales y la Unidad Nacional de Inteligencia por el Orden Público, serán analizadas completamente por la investigación pública. También remarcó que están “brindando toda la ayuda posible para que la investigación pueda abordar totalmente las cuestiones que ha identificado y pueda cumplir con sus términos de referencia”.
Traducido por Lucía Balducci