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The Guardian en español

Los trabajadores de la cafetería de Facebook en San Francisco necesitan varios empleos para llegar a fin de mes

Trabajadores de la cafetería de Facebook piden un aumento de salarios en San Francisco.

Vivian Ho

San Francisco —

Nate Percastre gana 23 dólares a la hora (20,6 euros) en San Francisco trabajando como cocinero en la cafetería de la oficina de Facebook. En casi cualquier lugar de Estados Unidos ese salario sería suficiente para comer, tener un lugar donde vivir, seguro médico y dinero para los costes básicos de la vida. Pero en San Francisco, donde el alquiler promedio de los apartamentos de una habitación es de 3.700 dólares al mes (3.317 euros), Percastre, a sus 43 años, se ha tenido que buscar otros dos trabajos para sobrevivir.

Vive fuera de la ciudad, donde los alquileres son más baratos, y está en una lista de espera para una vivienda más asequible. Sin embargo, más del 60% de su sueldo se va al propietario de su vivienda. Por si fuera poco, le acaban de subir el alquiler.

“Es tan absurda la crisis que estamos atravesando”, asegura. “No podemos aceptar que una empresa quiera pagar lo mismo que en otras ciudades. Esto es San Francisco. El coste de vida es demasiado alto. Alguien que trabaja 40 horas a la semana no debería vivir por debajo del umbral de la pobreza”, denuncia. 

Percastre participó la semana pasada de una protesta organizada por los trabajadores de cafetería de Facebook, después de meses de pedir salarios más altos y una jornada menor a FlagShip Facility Services, la empresa subcontratada por la red social para ocuparse de la comida.

Los problemas que denuncian se repiten en todo el sector de restauración de San Francisco, o en el de transporte, con empleados que no pueden permitirse vivir en la ciudad donde trabajan.

Como dice Anand Singh, presidente de Unite Here Local 2, el sindicato que representa a los trabajadores de cafetería, “los empleados del sector servicios, los empleados de restauración y los empleados de los hoteles de la ciudad han sentido las estrecheces en los últimos años y eso es algo que va a continuar”.

“Aunque no haya una sola solución para la crisis de vivienda y para la crisis del coste de vida, creo que tenemos que detenernos a pensar seriamente qué es lo que está pasando cuando ni siquiera los empleados que tienen trabajo todos los días y para las principales empresas tecnológicas pueden permitirse el lujo de llegar a fin de mes”, denuncia. 

En un comunicado oficial, la vicepresidenta senior de recursos humanos de FlagShip Facility Services, Marion Terrell II, afirmó que la empresa había ofrecido a los empleados de la cafetería de Facebook en San Francisco “un paquete de compensaciones y prestaciones similar al de los empleados de FlagShip en Menlo Park, Seattle, Nueva York y Fremont”, así como la posibilidad de seguir reuniéndose para negociar.

“Le damos un gran valor al trabajo de nuestro equipo de cocina y seguimos apoyando el derecho de los empleados de FlagShip a sindicarse”, declara Anthony Harrison, un portavoz de Facebook. “Tenemos acuerdos con FlagShip para el personal de cocina en Menlo Park, Fremont, Seattle y la ciudad de Nueva York. Confiamos en que FlagShip y Unite Here lleguen a un acuerdo”, apunta. 

Para los empleados de la cafetería de Facebook, la solución está clara: debería bastar con un empleo para sobrevivir. Pero la situación de Percastre no es una excepción. “Se repite con todos mis compañeros de trabajo”, apunta: “Tienen que trabajar en todos lados”. 

Delfina Ramírez, de 24 años, trabaja todos los días como cocinera entre las seis de la mañana y las dos y media de la tarde. Después conduce un Uber, otras cinco o seis horas, y los fines de semana trabaja en un catering de fiestas y eventos. Es madre soltera de una niña de cinco años y, aunque está cansada, alega que no tiene opción. Alquila un apartamento de dos dormitorios en Daly City, y a su vez subarrienda una de las habitaciones, lo que reduce a 2.200 dólares sus gastos de vivienda. Aún así, representa gran parte de su sueldo.

“No tengo tiempo para cuidar de mi hija”, explica. “Ella me pregunta: 'Mamá, ¿por qué trabajas tanto?' Le digo que tengo que hacerlo, tengo que pagar el alquiler, tengo que pagar el coche, tengo que pagar la escuela, tengo que pagar el teléfono… y después gasto 118 dólares por semana solo en transporte”, expone. 

Según Singh, la negociación por salarios más altos y una jornada de ocho horas garantizadas con descanso para almorzar es una petición que solo pretende “igualar el campo de juego para todos los trabajadores de la ciudad de San Francisco”. “Y nos hacemos eco del objetivo de que con un trabajo debería bastar”, apunta. 

“Desde nuestra perspectiva, el hecho de que estemos teniendo un conflicto es bastante notable, teniendo en cuenta que estos trabajadores están dando de comer a los empleados tecnológicos de Facebook, una de las mayores empresas del mundo”, señala. En su opinión, “si hay alguien que puede permitírselo, es la industria tecnológica”. 

Traducido por Francisco de Zárate

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