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The Guardian en español

La violencia relacionada con el acceso al agua ha aumentado en todo el mundo durante la última década

El hijo de un agricultor juega con bidones de agua cerca de un campo de refugiados temporal de Bombay, India.

Michael Safi

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En la última década han aumentado los episodios violentos relacionados con el agua, con ataques a sistemas de suministro de agua durante la guerra en Siria y crecientes disputas por el abastecimiento de agua en India, entre otros incidentes registrados en una completa base de datos de conflictos vinculados a este recurso vital.

Las estadísticas del Pacific Institute de California demuestran que los incidentes de violencia relacionados con el agua se han más que duplicado en los últimos diez años, en comparación con décadas previas.

La tendencia ilustra la tensión resultante por la creciente escasez de agua en muchas partes del mundo, como consecuencia del aumento de la población, una ineficaz gestión de los recursos y condiciones climáticas extremas relacionadas con la crisis medioambiental.

“A medida que escasee más y más el agua, al ser un recurso tan vital, la gente hará lo que sea por cubrir sus necesidades básicas”, afirma Peter Gleick, presidente fundador del Pacific Institute y una autoridad en temas relacionados con el agua. La base de datos se inició en la década de los 80 y registra casos en los que el agua fue motivo de un conflicto, fue utilizada como arma o su suministro se vio alterado por un conflicto.

Entre los hechos violentos de la última década figura un bombardeo en junio de 2019 cercano a una tubería de agua en Horlivka, Ucrania, que dejó sin agua a tres millones de personas de ambos lados de la frontera. También, en un estado de India golpeado por la sequía se registró un tiroteo de cinco agricultores en las protestas de junio de 2017 por el agua y otros temas. Asimismo, también se registró un ataque armado a un convoy de camiones cisterna en la agitada provincia indonesia de Papúa Occidental en 2012.

Gleick advierte que parte del aumento en el registro de hechos violentos relacionados con el agua puede deberse a que el progreso de las comunicaciones ha facilitado el acceso a información sobre los incidentes. Sin embargo, la base de datos reveló una pequeña disminución de los incidentes registrados entre 2000 y 2010, lo cual indica que la mejora en la tecnología de las comunicaciones no explica completamente la tendencia.

“La evidencia muestra claramente que hay un aumento en la violencia asociada a los recursos de agua fresca, tanto en conflictos por el acceso al agua como en ataques a sistemas civiles de suministro”, sostiene Gleick.

Un recurso vital como arma

Además de la escasez de agua fresca y la intensificación de estos conflictos, hay cada vez más fuerzas armadas dispuestas a convertir el suministro de agua en un arma, especialmente en disputas recientes en Oriente Medio, señala Gleick.

“En los últimos años hubo un gran número de incidentes en Yemen, pero también en Siria e Irak, donde ha quedado claro que han atacado intencionada y despiadadamente la infraestructura de suministro de agua para la población civil, violando flagrantemente las leyes internacionales”, señala el presidente del Pacific Institute.

En Alepo, una ciudad de Siria, la base de datos incluye episodios como un ataque de 2012 a una tubería que dejó a la ciudad de 3 millones de habitantes sin agua. Dos años después, el Gobierno sirio fue acusado de bombardear estaciones de bombeo y redes de distribución de agua en zonas controladas por la oposición.

En 2014, la organización terrorista ISIS fue acusada de envenenar el agua de la ciudad de Alepo. Un año más tarde, el grupo extremista Jabhat al-Nusra bombardeó una tubería de agua muy importante para Alepo, lo cual llevó al envenenamiento de más de un centenar de habitantes de la ciudad. Por otro lado, pilotos rusos atacaron un centro de potabilización de agua, cortando el abastecimiento de más de tres millones de personas, según Unicef. A medida que el ejército sirio fue avanzando sobre el este de Alepo en 2017, ISIS fue acusado de inundar diferentes áreas para impedirle el avance.

Durante esta década, también se han registrado importantes hechos violentos relacionados con el agua en Irak, Yemen y en la región africana del Sahel. En la India, se han registrado 31 incidentes desde 2010, comparados con los once de la década previa. Este año, en que el país sufrió una de las peores sequías en décadas, la base de datos ha incluido numerosas peleas, al menos siete apuñalamientos y el asesinato de un hombre de 33 años en una disputa por agua.

El ataque al suministro de agua de la población civil es una clara violación de la ley internacional, pero no se suele sentar a líderes en el banquillo por este crimen. Uno de los pocos ejemplos en los tribunales internacionales fue la imputación de Omar al Bashir, exdictador sudanés. Al Bashir fue acusado de crímenes como la contaminación de pozos y bombas de agua de algunas aldeas que fueron atacadas por sus milicias.

El Instituto de Recursos Mundiales afirmó en agosto que 17 países que albergan un cuarto de la población del planeta se enfrentan actualmente a una crisis “extremadamente grave” de agua. De esos países, doce se encuentran en Oriente Medio.

Catar es el país en mayor “tensión”, ya que la agricultura, la industria y los distritos utilizan cada año hasta un 80% del agua disponible en superficie y en pozos subterráneos, haciendo que el suministro sea extremadamente vulnerable a la escasez. Le siguen Israel, Líbano, Irán y Jordania.

Traducido por Lucía Balducci

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