Carta abierta a Fulgencio Coll Bucher
Nuestro común amigo y compañero de armas, Fulgencio Coll Bucher, general de Ejército, general de cuatro estrellas, máxima categoría militar española y que fue Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, por su competencia profesional, talante y bonhomía se ha ganado el aprecio y la admiración de los militares que lo han conocido y tratado gozando, por tanto, de una gran simpatía entre todos ellos, en los que nosotros, estamos incluidos.
Conociendo que en estos últimos tiempos Fulgencio Coll, ya retirado, declaró su pertenencia al partido Vox, los firmantes de esta carta abierta que convivimos con él en Palma de Mallorca le expusimos nuestra extrañeza en relación con el paso que había dado.
El 18 de diciembre del pasado año 2019 el ya común ciudadano Coll escribió un artículo en el diario El Mundo de Baleares en el que emitía mediante una serie de análisis y juicios de valor propios, aunque próximos a la ultraderecha de Vox –en representación del cual Coll es edil en Palma de Mallorca– y en vísperas de la formación de nuevo Gobierno, vistos los resultados electorales últimos, concluía que Sánchez debía ser, en aplicación del artículo 102 de nuestra Constitución, incriminado y enjuiciado por el Tribunal Supremo, por delitos contra la Seguridad Nacional.
Obviamente, ni la Corona, ni el Supremo, ni otros poderes del Estado le hicieron caso. El Gobierno de coalición quedó constituido en enero de 2020. El impeachment (USA) a la española que pedía Coll no funcionó. Nuestra Constitución del 78 es democrática. Fue aprobada por la gran mayoría de ciudadanos y apoyada por primera vez en la Historia por la mayor parte de ideologías a derecha e izquierda, incluidos algunos nacionalistas catalanes. Todo ataque, por acción u omisión, contra el espíritu y letra de nuestro orden constitucional van en contra de la Democracia. En nuestro Estado de Derecho todas las leyes que lo integran son legítimas y democráticas, salvo que estén en revisión por el Tribunal Constitucional.
Este artículo publicado en un periódico local tuvo, inicialmente, una difusión limitada pero llegó a circular profusamente por grupos de WhatsApp principalmente entre el colectivo militar que está muy sensibilizado con los acontecimientos en relación con el independentismo en Cataluña.
El pasado día 10 de junio de 2020, Coll Bucher escribió un artículo en el diario ABC, de tirada nacional. En él mantiene la misma tónica del anterior. En el último párrafo se dice: “Me parece que la única solución posible para salir de este callejón sin salida es desechar democráticamente a este mal gobierno, que a veces se asemeja más a una banda que a un gobierno democrático y situar a un auténtico líder arropado de los mejores a través de los partidos constitucionalistas.” En este párrafo introduce el importante matiz de que la única solución al problema tiene que ser de forma democrática, cosa que en el anterior artículo no lo especificaba cuando se refería a “los poderes del Estado”.
Tal y como se puede comprobar, Coll Bucher considera que la moción de censura no es el medio democrático a emplear y resulta que es el único que contempla la Constitución para derribar un gobierno e investir a otro presidente. En tal moción deberían participar todos los partidos legales, y no una selección arbitraria al gusto de solo algunos. Su legalidad y protagonismo vienen marcados por la Ley Orgánica 6/2002 de Partidos, la cual debe ser aplicada. Así mismo, también se observa que las elecciones generales tampoco las considera un medio democrático ya que cuestiona el resultado de las últimas habidas que dieron como resultado la investidura de Pedro Sánchez. “Su” democracia está por encima de la Constitución Española, en semejanza a lo que piensan los políticos independentistas catalanes que consideran que “su” referéndum de autodeterminación es el único medio democrático aunque lo sea en contra de la Constitución en la que no tiene cabida el convocarlo como no sea con una previa reforma constitucional que lo permitiera.
Coll Bucher escribe los artículos a título personal, pero cabe preguntarse que si Vox no lo ha desautorizado es porque está de acuerdo con lo que se dice en ellos, y se aproveche del prestigio y el cariño que entre los militares se ha ganado el general por su talante y valía profesional y humana, demostrados a lo largo de su carrera profesional, para crear un caldo de cultivo entre el elenco militar proclive a tomar las medidas que, sin concretarlas, consigan derribar al gobierno existente. Los únicos medios constitucionales están, en lo que se refiere al poder legislativo, en exclusiva a cargo del Congreso de los Diputados, institución del Estado en donde se llevan a cabo las mociones de censura; y en lo que respecta al poder judicial está, también en exclusiva, en los distintos Tribunales de Justicia mediante los procedimientos establecidos al efecto.
Vox sabe que una moción de censura que se plantee, sea quien sea el que se presente para sustituir a Pedro Sánchez y “toda su banda”, no tiene futuro, máxime porque el que también consideraba al Gobierno como una banda, Albert Rivera, dejó la presidencia de Ciudadanos, después de su debacle electoral. Creo que no es aventurado pensar que el meter “ruido de sables”, en analogía al que precedió al golpe de Estado del 23F en el que intervinieron militares de alta graduación descontentos con el gobierno del entonces presidente Adolfo Suárez, se puede considerar que no le viene nada mal a Vox, partido de la ultraderecha que está en contra de la constitucional situación política existente tal y como se ha expresado en multitud de veces tanto el partido como, en este caso, mediante uno de sus principales miembros.
En conclusión, y por todo lo expuesto, la única solución posible expresada por Fulgencio Coll es inconstitucional, contraria al Estado de Derecho y no democrática.
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