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Reforma de los permisos: una batalla crucial

La Seguridad Social destinó 1.393 millones a prestaciones de maternidad y paternidad hasta septiembre

María Pazos Morán

Autora de “Contra el patriarcado. Economía feminista para una sociedad justa y sostenible” —

Por fin el Pleno del Congreso de los Diputados va a debatir la reforma de los permisos propuesta por la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPIINA) y recogida en una Proposición de Ley por Unidos Podemos-En Comu-Podem-En Marea. La reforma es una demanda social y aparentemente no tiene detractores. Pero en la tramitación se evidenciará el modelo de sociedad que defiende cada partido, y de la atención pública a esas diferencias depende el resultado.

Tradicionalmente, bajo la asunción de que a nosotras se nos da de maravilla y a ellos se les da fatal, se nos ha adjudicado a las mujeres la tarea de “criar ciudadanos” (Rousseau); y por supuesto la ciudadanía plena a los hombres. Hoy hemos comprendido que, si queremos una sociedad de personas sustentadoras y cuidadoras en igualdad, debemos potenciar que los hombres cuiden tanto como las mujeres. Y para ello es crucial un sistema de permisos que se lo permita. No estamos hablando de obligar (cada persona es libre) sino de permitir. Permitir a los hombres ser corresponsables por encima de las presiones sociales, educacionales y empresariales que hoy empujan a las mujeres a ser las principales cuidadoras y a los hombres a ser “ayudantes”.

En nuestro país todos los partidos políticos reconocen de palabra estos principios, y ahí están las ya numerosas votaciones en el Congreso de los Diputados, algunas por unanimidad, en las que se ha admitido el principio propuesto por la PPIINA: los permisos deben ser, para cada persona progenitora, iguales, intransferibles y remunerados al 100% del salario. Hasta el Tribunal Constitucional ha admitido a trámite un recurso de amparo al respecto.

La pregunta es: ¿por qué no se ha aprobado aún la Proposición de Ley que la PPIINA tiene escrita desde 2011? ¿Por qué, si ningún partido ha explicado públicamente qué es lo que rechaza de esa PL, hay ahora propuestas en el Congreso nada menos que 3 reformas diferentes del sistema de permisos?

Unidos Podemos-En Comu-Podem-En Marea ha asumido el diseño de la PPIINA, que es muy simple: un permiso, completamente intransferible y pagado al 100%, de 16 semanas para cada persona progenitora: dos a partir del nacimiento (“permiso parental inicial”) y las otras 14 dentro del primer año (“permiso parental para la crianza”).

Ciudadanos sigue proponiendo los permisos transferibles (o “de libre distribución entre progenitores”), que son lo contrario de la “libertad de elección”: las mujeres se ven presionadas a tomárselos y los hombres a no tomárselos. Un truco muy propio del actual “patriarcado de consentimiento”.

El PSOE nunca puso objeciones a la PL de la PPIINA, pero registró calladamente otra que, cambiando unos “pequeños detalles”, cambia el diseño en dos aspectos fundamentales: obliga a que las primeras 6 semanas sean simultaneas y abre la puerta a otro truco que llamaremos “el truco del tiempo parcial”. Esos dos aspectos, que también están presentes en la PL de C's, son dos líneas rojas para la PPIINA. ¿Por qué?

Sobre las semanas del padre que, al tener que ser “ininterrumpidas”, coinciden necesariamente con el permiso de la madre ya tenemos experiencia: es el caso de las 4 actuales de paternidad; y también de las 5 previstas en los PGE 2018, de las 10 intransferibles propuestas por Ciudadanos y de las 6 semanas propuestas por el PSOE a partir del nacimiento. ¿Por qué no permiten a los padres que lo deseen guardarse una parte para sustituir a la madre cuando ella vuelva a su puesto de trabajo? ¿Cómo es posible que los mismos partidos que hablan de libertad de elección sean los que impiden a las personas progenitoras turnarse para cubrir el máximo periodo de cuidado, si así lo deciden?

Por otro lado, el “truco del tiempo parcial” consiste en llamar “permiso a tiempo parcial” a un permiso el doble de largo con la mitad de paga; una modalidad que se toman las mujeres, y no los hombres (por ejemplo en Islandia). En España actualmente el reglamento impide esa opción, pero bastaría con cambiarlo para que muchas mujeres españolas se vieran atrapadas en ese modelo por mor de la falta de alternativas. ¿Por qué el PSOE se ha negado rotundamente a la propuesta de la PPIINA de blindar esa disposición del actual reglamento en la Ley, dejando así la puerta abierta a ese truco?

Los hombres, en cambio, se ven abocados al (genuino) permiso a tiempo parcial en los periodos necesariamente simultáneos. En España no se dan datos de cuántos padres se están tomando a tiempo parcial parte de sus 4 semanas, pero sabemos que son muchos y cada vez más. Es lógico: una vez pasada la emergencia familiar, y ya que no se pueden guardar las semanas restantes para sustituir a la madre cuando ella vuelva a su puesto de trabajo, ¿para qué van a estar los dos todo el tiempo? Así él se incorpora a la empresa, que ya le echaba de menos, y por las tardes “acompaña”, “ayuda” (si no da la casualidad de que ese día se le necesite para una importantísima misión; total, como en casa ya está ella al cuidado…). Este es el modelo: ella a tiempo completo y él simultáneamente a tiempo parcial “ayudando”.

En el cuadro siguiente se muestra el resultado esperado de cada una de las tres Proposiciones de Ley (contando con ese cambio del reglamento sobre el tiempo parcial).

* De acuerdo con la experiencia internacional. Ver explicación en este documento.

Estas trampas, y otras más que pueden colarse en la tramitación de la inminente reforma, vienen favorecidas por una legislación cada vez más engorrosa que resulta extremadamente difícil explicar y comprender, y que para aumentar la confusión está aderezada de disposiciones aparentemente favorecedoras de la igualdad. Por ejemplo, se diseñan los permisos de tal manera que su uso sea desigual, pero luego se echan unas semanitas de propina para quienes los usen igualitariamente. Nunca funciona, pero eso solo lo sabe quien ha estudiado las experiencias internacionales, incluyendo los partidos que diseñan esos “incentivos al uso igualitario”. Mucha gente se engaña.

Lo que nos jugamos es inmenso. Con reformas del mismo estilo, en la mayoría de los países europeos ya las madres están cuidando a tiempo completo (y completamente ausentes de sus puestos de trabajo) más de 10 meses (en gran medida mal pagados). Los padres, en cambio, se ausentan de sus empleos a lo sumo un par de semanas simultáneas con la madre, y no se quedan al cargo de sus bebés en ningún momento durante el primer año. Tal como sucederá en España si no se aprueba la PL de la PPIINA sin trampas.

Este es el modelo de “mujer cuidadora y hombre ayudante” que se pretende asentar. Muchas mujeres seguirán teniendo en el inconsciente esa asunción de que ellos no saben cuidar. Muchos hombres pensarán que no les viene nada mal. Muchas empresas pensarán que así se libran de tener que prescindir de los hombres, y así podrán seguir situándoles en las posiciones de responsabilidad. Los efectos sobre el empleo femenino de un uso tan desigual pueden ser demoledores, más en un país donde ya las mujeres están sometidas a extrema precariedad.

Pero tenemos la oportunidad de dar un gran salto que no ha dado aún ningún país del mundo. Un salto que consiste simplemente en conceder a cada persona sus derechos que ahora se les escamotean: a los hombres el derecho a cuidar en igualdad; a las mujeres el derecho a conservar su empleo y a ser económicamente independientes. A todas las personas el derecho a vivir de acuerdo con nuestros ideales de igualdad y de libertad.

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