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La burra Severina y los animalistas: ¿Héroes o delincuentes?

La burra Severina

José Ayala

20 de agosto de 2019 22:17 h

Se llama Severina y llevaba más de media vida con la familia que la había adoptado… hasta que unos animalistas la robaron con la excusa de un incendio que estaba a kilómetros de la finca en la que vivía. Un fin noble –ayudar a animales en un incendio- no puede ser nunca la excusa para saltarse las normas más elementales. Ojo con las convocatorias irresponsables por redes sociales: corren el riesgo de provocar mucho más daño que ayuda.

La comarca de la Sierra Oeste de Madrid –Cadalso de los Vidrios, Cenicientos y Rozas de Puerto Real- sufrió la última semana de junio el peor incendio en lo que llevamos de siglo en Madrid. Una catástrofe sobre la que pesa la sospecha de que se podría haber evitado si la descoordinación entre la Junta de Castilla la Mancha y los medios que estaban en Madrid a muy pocos minutos del foco inicial no hubieran retrasado de manera inexplicable la intervención hasta que ese pequeño fuego se convirtió en un monstruo que devoró 3.300 hectáreas, muchas de gran valor ecológico –los únicos castañares de la Comunidad de Madrid, pinares centenarios, masas forestales irrecuperables en generaciones-.

La misma noche en la que se inició el incendio, el 28 de junio, se empezaron a lanzar convocatorias por redes sociales para ir a salvar animales supuestamente en riesgo de morir abrasados.

Vivo más de la mitad del año en esta zona y esa noche estuve allí. Como la mayoría de los que tenemos campo y animales, cogí una furgoneta con agua y herramientas y fui a ayudar a los vecinos a los que les estaba llegando el incendio.

Rocío Puche escribía hace pocos días en eldiario.es una tribuna plagada de inexactitudes y gravemente injuriosa para quienes que habíamos sufrido esa tragedia.

Lo que sucedió fue algo difícil de entender: mientras muchas personas sacaban a sus animales de las zonas afectadas y los llevaban a lugares sin peligro, grupos de animalistas se dedicaban a romper puertas de fincas en zonas alejadas del fuego, hacían correr a los animales, los hacinaban en coches sin condiciones para su transporte y se los llevaban a la fuerza. Una actitud agresiva y prepotente que provocó enfrentamientos con la gente que salió a impedir esos robos.

El fanatismo que se cuece en las redes sociales desde las que se hizo esta convocatoria puede verse en los comentarios de dos de sus usuarias. Cristina Sevilla nos dedicaba a los vecinos estos amables deseos: “Se merecen una bomba nuclear. España profunda!!! Por mí como si se mueren todos. Menos mal que los animales sí se merecían vuestra ayuda. Ojalá una vez estén todos fuera de peligro les pase algo horrible a esa gentuza desagradecida”. Y otra usuaria que firma como Carmen Calpe Ocio vertía a continuación esta opinión: “Son pueblos de paletos. A mí si se mueren personas de estos pueblos me alegra”.

Teresa Caballero, veterinaria de San Martín de Valdeiglesias con muchos años de experiencia en la zona, acudió también esa noche por si era necesaria su ayuda y fue testigo directo: “No se puede ir enfrentándose a los vecinos, rompiendo puertas y actuando como delincuentes. Soltaban a los animales y pretendían llevárselos delante de sus propietarios. En ese momento no había ningún peligro. Es injustificable. No te puedes tomar una autoridad que no tienes.”

Un ganadero es una persona que se pasa todos los días del año pendiente de sus animales. No hay domingos, no hay festivos. Llueva o haga sol, o incluso si están indispuestos, atienden a sus rebaños. Les va mucho en ello. He visto a algunos amigos –Jesús Ángel, en Rozas, Emiliano en Cenicientos- pasar noches en vela para sacar adelante a una ternera con problemas. Puede haber propietarios que tienen a sus perros o a otros animales en malas condiciones. Pero son una excepción. Hace falta mucha ignorancia o mucha prepotencia para creerse salvadores a la fuerza y “héroes anónimos” como les llama Puche, y mucha irresponsabilidad para organizar “batidas” de rescatadores por fincas ajenas.

La burrita Severina es un ejemplo del disparate al que puede llevar el fanatismo. Severina tiene 13 años. La esterilizaron tras un mal parto. Sus dueños son Julio Serrano y Alicia Perris, una pareja que adora a los animales hasta el punto de que compraron una finquita para ir recogiendo y cuidando a todo tipo de bichos en peligro. Perros abandonados que habían encontrado en la dehesa de Rozas, un chivo que se rompió las patas de pequeño, ovejas que ya eran demasiado viejas y habían rescatado... Llegaron dos furgonetas, varios de estos “héroes anónimos” les rompieron la puerta de la finca –que no se quemó ni llegó a tener cerca el incendio- y arramplaron con todos.

“Recobrar los animales que nos robaron ha sido rocambolesco”, cuenta Julio Serrano, un gestor deportivo a las puertas de la jubilación, junto a su mujer, la psicóloga Alicia Perris. Contactaron con Fernando Sánchez, de Salvando Peludos. “Nos dijo que nuestros perros, que se habían llevado a la fuerza de nuestra finca, eran perros abandonados y nos exigió meter dinero en una cuenta y firmar un contrato de adopción porque según él eran abandonados. Nos obligaron a aceptar que los castraran”. Solo aceptando estas condiciones humillantes pudieron volver a verlos. A través del mismo Sánchez lograron recuperar las ovejas y el cabrito. “Lo vuestro es un discurso basado en el conflicto y el odio. (…) Devolvednos a Severina”, exige Alicia en una carta abierta a los animalistas. Paradojas de la vida: Alicia y Julio se sienten tan implicados con el movimiento animalista que votaron a Pacma en las pasadas elecciones europeas.

Deberíamos sacar una lección de lo tristemente sucedido en Cadalso: la ayuda tiene que ser algo organizado y civilizado; se trata de colaborar con vecinos que han sufrido una catástrofe, no de lanzarse a robarles animales que no están en peligro. Cuidado con las convocatorias descontroladas; llevan al caos y a causar mucho más daño que beneficio.

Las redes sociales son un instrumento maravilloso de democracia y de organización espontánea. Pero ojo, también son un nido para el fanatismo más peligroso y despreciable.

PD: Dado el protagonismo que según su artículo tuvo la veterinaria Rocío Puche en estos rescates animales, desde aquí le emplazo cordialmente a que colabore con Julio y Alicia y les ayude a recuperar a Severina. Esa sí será una buena acción.

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