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Todas las extrañas coincidencias del despido del director del FBI

Donald Trump ha despedido al director del FBI, James Comey, de forma fulminante. No le ha pedido la dimisión ni le ha invitado a marcharse en unas semanas, le ha comunicado este martes que desde ese mismo momento ya no estaba al mando de la gran agencia de investigación de EEUU. En toda la historia del FBI, sólo uno de sus directores había sido destituido anteriormente.

El cese de Comey llega en un momento complicado para Trump, mientras el FBI investiga las conexiones entre su campaña y el espionaje ruso para perjudicar a Hillary Clinton. Hace apenas unos días, el propio Trump publicaba en su cuenta de Twitter que el hasta ahora jefe del FBI “era lo mejor que le había pasado a Hillary Clinton en su vida porque la dejó escapar a pesar de sus muchas malas acciones”.

La explicación oficial de la Casa Blanca, por supuesto, no habla de Rusia. Aunque parezca de chiste, el equipo de Trump justifica el despido diciendo que Comey rompió las reglas del Departamento de Justicia al discutir públicamente detalles de la investigación sobre los emails de Hillary Clinton durante la campaña. Es decir, Trump estaría castigando al hasta ahora director del FBI por haberle echado una mano absolutamente vital para ganar la presidencia... No suena muy convincente.

Aunque James Comey fue nombrado por Obama, es republicano. Tenía el puesto asegurado hasta 2023 ya que desde los años 70 los directores del FBI tienen un mandato de diez años precisamente para evitar que la jefatura de la gran oficina de lucha contra el crimen sea un cargo puramente político que cambie a capricho de cada gobierno. Aunque legalmente el presidente puede despedir al director del FBI y nominar a su sustituto ninguno lo ha hecho al llegar al cargo. Hasta hoy Ronald Reagan era el único presidente que había destituido a su jefe del FBI, entonces afectado por un escándalo.

Aunque es seguro que la oposición tendrá muchas preguntas sobre esta decisión tan inusual, Comey cuenta con poquísima simpatía entre los demócratas. No le perdonan que decidiera reabrir la investigación sobre los emails de Hillary Clinton en plena recta final de la campaña, un movimiento que según muchos expertos y la propia candidata provocó su derrota. A eso se suma la última metedura de pata del hasta ahora jefe del FBI que en una comparecencia en el Congreso hace solo unos días para hablar de la investigación rusa. Acusó a una asesora de Clinton de haber reenviado miles de correos con información clasificada al ordenador de su entonces marido... cuando eran unos pocos y ninguno clasificado.

Puede que James Comey haya hecho demasiados enemigos en Washington como para continuar en su puesto pero su despido suscita muchas preguntas y sobre todo, dudas sobre la efectividad de la investigación sobre la conexión rusa de Trump ahora que uno de los hombres del presidente va a tomar el relevo.

Donald Trump ha despedido al director del FBI, James Comey, de forma fulminante. No le ha pedido la dimisión ni le ha invitado a marcharse en unas semanas, le ha comunicado este martes que desde ese mismo momento ya no estaba al mando de la gran agencia de investigación de EEUU. En toda la historia del FBI, sólo uno de sus directores había sido destituido anteriormente.

El cese de Comey llega en un momento complicado para Trump, mientras el FBI investiga las conexiones entre su campaña y el espionaje ruso para perjudicar a Hillary Clinton. Hace apenas unos días, el propio Trump publicaba en su cuenta de Twitter que el hasta ahora jefe del FBI “era lo mejor que le había pasado a Hillary Clinton en su vida porque la dejó escapar a pesar de sus muchas malas acciones”.