¿Tiene el mundo razones para temer la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca? La opinión generalizada es que sí. Este blog colectivo de eldiario.es vigilará de cerca al nuevo presidente norteamericano y si es preciso hará la autopsia de lo que quede de Estados Unidos.
Los ‘trumpistas’ acusan a los demócratas de enviarse bombas a sí mismos
Mientras lees esto, la policía investiga al principal sospechoso detenido por el envío de cartas bomba a 12 destinatarios que tienen una cosa en común: son objetivos habituales de la ira del presidente Trump. Hablamos de Obama, su vicepresidente Biden, la excandidata demócrata Hillary Clinton, un exministro, el exdirector de la CIA, dos legisladores y la expresidenta del Partido Demócrata, además de la CNN, el actor Robert De Niro y el millonario George Soros. O como Trump se ha referido en el pasado a a cada uno de ellos: enfermo, loco, corrupta, escoria, charlatán, tonta, horrible, neurótica, sonado y pagador de manifestantes.
Esto, por supuesto, no quiere decir que Trump haya inspirado los ataques. Es pronto para saber eso. Pero la derecha estadounidense tiene ya unas explicaciones muy creativas. El propio Trump, horas después de que uno de esos paquetes bomba obligara a desalojar la redacción de la CNN en Nueva York, ha culpado a las “informaciones intencionadamente falsas e incorrectas de los medios tradicionales”. Pero los suyos van mucho más allá. Dicen que son los propios demócratas, en connivencia con los medios, los que envían las bombas para influir en las elecciones legislativas de dentro de 10 días.
La rapidez en la creación de este bulo ha sido espectacular. Cuando solo habían aparecido los dos primeros paquetes con explosivo, la conspiranoia ya estaba en marcha en las redes sociales. “Huele a izquierdistas descontrolados”, le decía un conocido trumpista a sus lectores. “Puro cuento”, “bombas falsas”, “una maniobra política”, “los socialistas haciendo quedar mal a los republicanos” decían otros gurús, algunos con más de 100.000 seguidores. La mayoría de estos mensajes han sido borrados poco después, pero no antes de ser compartidos miles de veces.
Las teorías de la conspiración sobre atentados son un género antiguo. La ultraderecha estadounidense ya ha dicho en el pasado que los niños muertos en las matanzas escolares eran actores a sueldo del Gobierno para promover el control de armas. Lo que sorprende es la rapidez de la difusión del relato y el apoyo con el que ha contado en los medios de derechas “respetables”.
Normalmente la conspiranoia es popular pero queda reducida a su público extremista en internet. Esta vez ha dado el salto. El locutor Rush Limbaugh le ha dicho a sus 25 millones de oyentes mensuales que es “más probable” que el autor sea un activista demócrata porque “los republicanos no hacen estas cosas”. Ese mismo argumento también se ha escuchado en la FOX y a varios de sus presentadores en las redes.
“Ninguno de los que han recibido los paquetes ha estado en riesgo porque su correo es revisado por otros”, dicen muchos de estos teóricos para justificarse, como si tener explosivos en casa no fuera motivo de preocupación. Ninguno de ellos sabe quién está detrás de las bombas. Solo los investigadores podrán responder a eso. De momento lo único que queda claro es que, en la política estadounidense, ya nada se considera “impensable”. Y mucho menos a diez días de unas elecciones.
Mientras lees esto, la policía investiga al principal sospechoso detenido por el envío de cartas bomba a 12 destinatarios que tienen una cosa en común: son objetivos habituales de la ira del presidente Trump. Hablamos de Obama, su vicepresidente Biden, la excandidata demócrata Hillary Clinton, un exministro, el exdirector de la CIA, dos legisladores y la expresidenta del Partido Demócrata, además de la CNN, el actor Robert De Niro y el millonario George Soros. O como Trump se ha referido en el pasado a a cada uno de ellos: enfermo, loco, corrupta, escoria, charlatán, tonta, horrible, neurótica, sonado y pagador de manifestantes.
Esto, por supuesto, no quiere decir que Trump haya inspirado los ataques. Es pronto para saber eso. Pero la derecha estadounidense tiene ya unas explicaciones muy creativas. El propio Trump, horas después de que uno de esos paquetes bomba obligara a desalojar la redacción de la CNN en Nueva York, ha culpado a las “informaciones intencionadamente falsas e incorrectas de los medios tradicionales”. Pero los suyos van mucho más allá. Dicen que son los propios demócratas, en connivencia con los medios, los que envían las bombas para influir en las elecciones legislativas de dentro de 10 días.