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Europa necesita un Pacto de Sostenibilidad, Equidad y Bienestar

Lo que se viene escuchando en las calles de Europa y otros lugares es “cambio sistémico, no cambio climático”. Cuando la activista climática Greta Thunberg se reunió con el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, le dijo que hablase con los expertos, pero ¿qué es lo que estos le dirían?

Nosotros, expertos en cambios sistémicos venidos del ámbito académico, empresarial, de la gobernanza de grandes ciudades y de la sociedad civil, queremos dar respuestas valientes a la vez que factibles. El otoño pasado, un grupo de 238 científicos y 90.000 ciudadanos pidieron el fin de la dependencia del crecimiento de Europa. En la conferencia “Crecimiento en transición” en Viena, hicimos esto más concreto. Proponemos tres puntos de apoyo básicos acerca de cómo realizar una transición hacia una sociedad próspera dentro de los límites planetarios. Estas propuestas de cambio sistémico se han traducido a 15 idiomas. La lista de firmantes ha llegado a 242 expertos, y no deja de crecer.

Lo que nos une es el deseo de mirar más allá de un sistema económico preocupado únicamente en incrementar el PIB hacia un plan por una economía postcrecimiento más realista y optimista. Nuestras propuestas representan una guía para los responsables de hacer políticas tanto a nivel europeo como nacional, regional y municipal sobre cómo enfrentarse a la cada vez más acuciante triple crisis: cambio climático, extinción masiva y desigualdad.

Seamos sinceros acerca de esta triple crisis. Ni el Acuerdo de París, ni las Metas de biodiversidad de Aichi, ni los sistemas impositivos actuales son capaces de lidiar con estas amenazas existenciales. Como un grupo de científicos acaba de escribir en Science: “Las medidas actuales para proteger el clima y la biosfera son profundamente inadecuadas”.

La buena noticia, no obstante, es que los cambios profundos no son solo necesarios, sino también demandados. Una reciente macroencuesta a nivel europeo mostró que la mayoría de los europeos creen que la conservación del medio ambiente debería ser una prioridad, incluso a expensas del crecimiento económico. El mandato por un cambio sistémico existe.

Existe un amplio consenso entre los expertos del ámbito científico, de la sociedad civil, de los negocios y a nivel municipal, a la hora de constatar la necesidad de al menos tres cambios sistémicos primordiales. Estos tres saltos no excluyen otro tipo de soluciones, pero son urgentes, factibles, necesarios, demandados y representan un cambio en las reglas del juego. Para llevarlos a cabo, hace falta una mentalidad visionaria y una actitud comprometida con la posibilidad de hacer de ellos una realidad. Estos cambios presuponen una mentalidad alejada del modo de pensar incremental, un marco cognitivo que nos ha conducido al momento de crisis en el que nos encontramos actualmente.

1) Destronar al rey PIB, coronar a la reina BIENESTAR

La gente quiere prosperar en un mundo equitativo y habitable. Las políticas puestas al servicio del incremento del PIB a menudo sacrifican tanto a personas como al propio planeta, mientras que las políticas orientadas al bienestar nos ayudan a curar.

La prosperidad sin crecimiento es posible. El crecimiento basado en la sobreexplotación de recursos, en recortes en medidas de seguridad laboral y en la contaminación conducen tanto a la población como al planeta al agotamiento. Ejemplos que encontramos desde Bhutan a Nueva Zelanda o Barcelona nos muestran que poner el progreso social y lo medioambiental antes que el PIB realmente funciona.

Exigencias a la Comisión Europea:

  • Convertir el Pacto de la Estabilidad y de Crecimiento en un Pacto de la Sostenibilidad, la Equidad y el Bienestar.
  • Cambiar de “empleos, crecimiento e inversiones” a “bienestar, empleos y sostenibilidad”.
  • Establecer una Dirección General (DG) por el Bienestar y las Generaciones Futuras con su primer vicepresidente al frente.

Exigencias a los países, regiones y municipios:

  • Creación de un Ministerio (o cargo equivalente en cada nivel) de Bienestar y Generaciones Futuras con un rol central en el gobierno.

2) ¿PARAÍSOS FISCALES para unos pocos? ¡REDISTRIBUCIÓN para la mayoría!

Gravar más a la riqueza que al trabajo. Gravar progresivamente la contaminación y frenar su subvención.

Dos décadas de posguerra con tasas de impuestos hacia los ingresos más altos de +-90 % en los EEUU y el Reino Unido se convirtieron en una tasa (bastante) inferior al 50% en la actualidad. La mayoría de los países de la UE hicieron lo mismo, dejando a los ricos descontrolados. Como resultado, la desigualdad aumenta y un sentimiento creciente de injusticia (tributaria) se derrama en el malestar social y el populismo. El levantamiento de los Gilets Jaunes (“Chalecos Amarillos”) en Francia mostró que no se puede gravar a la contaminación sin un sistema tributario justo. Los subsidios que apoyan a la contaminación y el uso excesivo de recursos tienen que terminar inmediatamente.

Exigencias:

  • Establecer impuestos a los ingresos más altos de una tasa superior al 80% con el fin de redistribuir hacia las familias de ingresos bajos y medios.
  • Impuesto sobre los viajes aéreos para redistribuir hacia un transporte público mejor y casi gratuito. Con la reciente medida de la gratuidad del transporte público adoptada en Luxemburgo ya son más de 100 las redes de transporte gratuitas en todo el mundo, 58 de ellas en Europa.
  • Lanzar impuestos progresivos sobre el carbono y la utilización de recursos, redistribuir.
  • Proveer incentivos fiscales por la utilización de materiales reciclados.

3) Los productos EFICIENTES son buenos, las soluciones SUFICIENTES son geniales

Los aumentos en eficiencia son importantes, pero son solo el inicio de la solución.

La exclusión social y cultural puede deshacer los aumentos de eficiencia. No necesitamos vender más productos, necesitamos soluciones suficientes que sean duraderas. Algunas compañías ya venden el servicio de tener luz, en lugar del producto de una bombilla, revirtiendo así el incentivo de la obsolescencia programada a productos de larga duración. La estrategia de cero residuos de Barcelona incluye avanzados sistemas de recolección de residuos separados con contenedores inteligentes para identificar a los usuarios y disminuir el desperdicio, así como para aumentar la captación de residuos orgánicos – yendo mucho más allá de la sensibilización, la prevención y el apoyo para la reutilización.

Exigencias:

  • Apoyar el desarrollo de mejores modelos de negocio como la economía de producto-servicio, la economía social y solidaria y la economía feminista.
  • Implementar estrategias de desperdicio cero en todos los niveles de gobernanza siguiendo la jerarquía de gestión de desperdicios para las operaciones y los esquemas de responsabilidad extendida de los productores.
  • Disminuir el IVA en servicios intensivos en trabajo, como la reparación.
  • Brincar de las políticas de eficiencia a las de suficiencia para hacer que los estilos de vida sostenibles sean la norma.

Lo que se viene escuchando en las calles de Europa y otros lugares es “cambio sistémico, no cambio climático”. Cuando la activista climática Greta Thunberg se reunió con el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, le dijo que hablase con los expertos, pero ¿qué es lo que estos le dirían?

Nosotros, expertos en cambios sistémicos venidos del ámbito académico, empresarial, de la gobernanza de grandes ciudades y de la sociedad civil, queremos dar respuestas valientes a la vez que factibles. El otoño pasado, un grupo de 238 científicos y 90.000 ciudadanos pidieron el fin de la dependencia del crecimiento de Europa. En la conferencia “Crecimiento en transición” en Viena, hicimos esto más concreto. Proponemos tres puntos de apoyo básicos acerca de cómo realizar una transición hacia una sociedad próspera dentro de los límites planetarios. Estas propuestas de cambio sistémico se han traducido a 15 idiomas. La lista de firmantes ha llegado a 242 expertos, y no deja de crecer.