En el restaurante de una amiga mía en Compostela, que se llama Rúa y está en la rúa de San Pedro, hay una barra con bajos de cristal en los que se escribe y se reescribe la literatura gallega. En 2011, por esto del Día de las Letras Galegas, se leía a Lois Pereiro:
Teño liberdade de acción para exiliar o meo espírito no Ártico, en Asia ou en Nepal, e teño permiso para que nada humano me sexa alleo. Por iso podo decidir militar na miña propia lingua.
Mi amiga, que como su restaurante se apellida Rúa, completaba el texto con aquel verso que, deitado frente ao mar, escribió Celso Emilio Ferreiro:
Porque me peta e quero e dame a gaña.
A L.P., hasta hace poco, y aún así cuesta, apenas se le conocía fuera de Galicia. Cosas de la vida, fue el silencio quien, con nombre de editorial, expandió una obra que no por sucinta menos grandiosa. El culpable, a quién gracias, Gonzalo Canedo, que editó la Obra Completa de L.P. en bilingüe con la traducción de Dani Salgado.
G.C., nacido en una aldea de 300 personas y 600 vacas, Cerceda, murió este martes en el Clínic de Barcelona. Tenía cáncer linfático, 57 años y los últimos los dedicó a desempolvar letras que con toda seguridad hubiéramos descuidado. Quien lo conocía recuerda que era un tipo “brillante, apasionado por sus libros de una manera que a veces rozaba la impaciencia y la vehemencia”. Abrazó la orbe literaria con su mayoría de edad y pese a ello su ocupación favorita era la de follar, “que, a pesar de los años, la carne aún tira”.
Yo a L.P. lo conocí por recomendación de Henrique Mariño, que tanto escribió de él. Me hice con la Obra Completa editada por G.C. y descubrí sus letras punk con el mismo agrado que en su día se reveló al toparse con el Joe Strummer de los Clash o los Joy Division de Ian Curtis.
G.C. no editará más libros pero bien dice Xosé Manuel Pereiro, hermano de L.P.: “Como de todos los que se van, queda su recuerdo, mismo en tipos que lo tratamos poco, como yo, y en su caso, un excelente catálogo hecho por gente rara que escribía muy bien o de forma muy interesante”. Y el silencio.
Somentesintentaba conseguirdeixar na terraalgo de min que me sobrevivisesabendo que debería ter sabidoimpedirme a min mesmodescubrir que só fun un interludioatroz entre dous muros de silenciosó puiden evitar vivindo á sombrainocularlle para sempre a quen amabadoses letais de amor que envelenabaa súa alma cunha dor eternasustituindo o desexo polo exilioiniciei a viaxe sen retornodeixándome levar sen resistenciaó fondo dunha internaaniquilación chea de nostalxia