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Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

De las aulas de UNRWA a Marte

Loay Elbasyouni

En los últimos años, UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina, ha enfrentado duras críticas sobre su papel e impacto. Funcionarios israelíes, incluido el primer ministro Benjamin Netanyahu, han cuestionado a la Agencia, acusándola de perpetuar la crisis de refugiados. En 2018, Netanyahu dijo: “UNRWA debería cerrarse”.  

Como alguien que creció en Gaza, Palestina, y se benefició de la educación de UNRWA, antes de contribuir a las misiones Marte 2020 de la NASA, me siento obligado a desafiar estas narrativas y compartir mi historia. Mi trayectoria, desde UNRWA hasta trabajar en el helicóptero Ingenuity de Marte, es un testimonio del potencial que existe entre los jóvenes de Gaza y del papel crucial que desempeña la agencia. 

Mi conexión con las escuelas de UNRWA comienza con mi padre, el Dr. Mohammed Elbasyouni. Nacido en el campamento de refugiados y refugiadas de Jabalia, en Gaza, en 1948, fue uno de los primeros estudiantes en asistir a las escuelas de UNRWA en la década de 1950. Su trayectoria, desde esas aulas hasta convertirse en el director del Departamento de Cirugía del Hospital Al-Shifa, ha sido una fuente constante de inspiración para mí. 

Aunque nací en Alemania mientras mi padre estudiaba medicina, nuestra familia se trasladó a Beit Hanoun. Allí comencé mi educación en las escuelas de UNRWA durante la Primera Intifada, algo que afectó profundamente a nuestra vida diaria. Recuerdo que el año escolar se redujo a tan sólo ochenta días. A pesar de estos desafíos, los dedicados maestros se aseguraron de que siguiéramos aprendiendo. Mientras tanto, mi padre trabajaba incansablemente en el hospital, a menudo lidiando con emergencias médicas derivadas de la ocupación en curso.  

Mi experiencia en primer grado fue muy diferente del jardín de infancia en Alemania. Debido al hacinamiento, UNRWA tuvo que crear dos nuevas aulas. Pasamos ese curso en un cobertizo frío mientras se construía la nuevo aula. Los laboratorios de química estaban vacíos, ya que no se permitían productos químicos por razones políticas, lo que nos obligaba a estudiar todo teóricamente. 

En la secundaria, los patios de recreo y los gimnasios estaban cerrados por una valla de tres metros de altura, creando una “zona prohibida para estudiantes” junto a la carretera principal, por seguridad. Si un estudiante arrojaba una piedra, toda la escuela podía ser suspendida durante meses. Durante la guerra de Irak, nuestras escuelas se vieron obligadas a cerrar por completo por órdenes del ejército israelí. 

Un incidente que me marcó ocurrió durante mi adolescencia, cuando accidentalmente creé mi propio canal de televisión retransmitiendo juegos de Atari a todo el vecindario. Este experimento con la electrónica me llevó a seguir innovando impulsado por la curiosidad sobre temas restringidos. Creo que la represión a menudo resulta contraproducente; las sanciones solo obligarán a otros a innovar de formas inesperadas. 

 

De Gaza a la exploración espacial 

Después de completar mi educación en las escuelas de UNRWA, seguí mis estudios superiores en los Estados Unidos. La transición fue desafiante; sin embargo, la base que recibí en UNRWA me preparó bien. 

Mis logros profesionales incluyen haber sido el líder de propulsión en el helicóptero Ingenuity de la NASA, logrando el primer vuelo controlado en otro planeta, y trabajar en motores de cohetes para Blue Origin y el módulo lunar Artemis 5 de la NASA (Blue Moon). Además, contribuí a soluciones de energía renovable, como turbinas eólicas y el primer vehículo eléctrico de Ford. 

Las historias de éxito de innumerables estudiantes palestinos destacan la importancia de apoyar las iniciativas educativas de UNRWA.

 

La educación: un pilar de la democracia y el progreso 

Mi viaje, desde las aulas de UNRWA hasta la exploración de Marte, demuestra lo importante que es la educación para el progreso de la sociedad. Una población educada es necesaria para una ciudadanía informada y el crecimiento económico. En Palestina, la educación es muy valorada; en 2022, las tasas de matriculación en educación superior alcanzaron el 45%. 

Aunque mi viaje ha sido exitoso, la ocupación en curso continúa afectando a mi familia y comunidad. Recientemente, mi padre se convirtió en paciente en el Hospital Al-Shifa durante el reciente genocidio. El hospital, desbordado por circunstancias fuera de control, no pudo proporcionarle la atención necesaria.  

Esta experiencia destaca lo crítico que es apoyar la infraestructura sanitaria en las zonas ocupadas, una misión que comienza proporcionando una educación de calidad a los futuros profesionales. 

Al apoyar a UNRWA, invertimos no solo en futuros individuales, sino también en la posible innovación y la paz en nuestra región. 

A medida que miramos hacia horizontes más brillantes, reconociendo cómo el acceso a una educación de calidad fomenta el talento, debemos asegurarnos de que cada historia como la mía sirva para vislumbrar lo que existe en cada aula de Gaza, Cisjordania y los campamentos de refugiados de nuestra región. 

La educación abrió puertas que nunca imaginé posibles; espero que, a través del apoyo continuo a las oportunidades educativas, se abran muchas más para la juventud palestina, conduciéndola hacia futuros brillantes. 

Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

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