UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.
“Belén es parte de Palestina y no podemos celebrar la Navidad con alegría mientras nuestro pueblo sufre asesinatos”
En la ciudad donde el mensaje de paz y amor comenzó con el nacimiento de Jesucristo, el panorama este año es diferente. Los mercados están vacíos, las tiendas están cerradas y la alegría que antaño que llenaba las calles de Belén en la temporada navideña ha desaparecido. La ciudad está ensombrecida por el asedio de los puestos de control militar israelíes y el estancamiento económico provocado por la ofensiva en curso en Gaza y la violencia en Cisjordania.
La ciudad palestina de Belén está rodeada por 43 puestos de control israelíes, lo que también dificulta el movimiento de bienes, ciudadanos y turistas.
Nadim Suboh, un vecino de Belén y propietario de una tienda turística en la ciudad explica con tristeza: “La situación es muy mala, extremadamente mala. Hace dos años, las calles de la ciudad estaban llenas de turistas y visitantes, y apenas se podía caminar por la multitud. Hoy, como pueden ver, los mercados están vacíos y las tiendas cerradas. Tuve que cerrar una de mis tiendas por la falta de clientes, y no soy el único”.
En Belén no hay alegría navideña: “Falta el árbol de Navidad, no hay turistas e incluso la basílica de la Natividad está vacía de peregrinos. Todo está cerrado y la ciudad parece estar en estancada”.
Por su parte, Khalil Suboh, dueño de otra tienda, describe el estado psicológico de los habitantes de la ciudad como sumamente desolados. “La gente vive profundamente triste por lo que está sucediendo en Gaza y Cisjordania. La situación económica se está deteriorando y no hay preparativos para la Navidad como antes. Belén depende del turismo y, sin turistas, no hay trabajo. Venimos a nuestras tiendas sólo para hablar; el trabajo está prácticamente paralizado”.
A un lado de la carretera, Sami Khmeis, un conocido vendedor de café y té, intenta sonreír y tararear algunas canciones mientras prepara el café: “La situación es muy dura, Belén está triste, la gente está triste y las calles están vacías de movimiento. Pero yo le digo al mundo: Venid a Belén, la ciudad es hermosa a pesar de todo lo que sucede aquí, tomad té y café y encontraréis calor a pesar del asedio”.
En la Iglesia de la Natividad, el padre Issa Thaljieh, párroco de la parroquia ortodoxa griega añade que, a pesar de todas las circunstancias, su mensaje es de esperanza y resiliencia. “Vivimos con la esperanza de que los próximos días sean mejores, porque Dios está presente para darnos la luz”.
La economía: un colapso sin precedentes
El Dr. Samir Hazboun, director de la Cámara de Comercio e Industria de Belén, describe la situación económica de la ciudad como desesperante. “Belén solía recibir alrededor de 350.000 turistas durante la temporada de vacaciones, y el sector turístico solía generar ingresos diarios de hasta 600.000 dólares solo en los hoteles. Hoy, los hoteles están vacíos y las tiendas no venden”.
“Las pérdidas no son solo materiales, sino también morales y psicológicas. La gente ha perdido la alegría. La situación actual es peor que las secuelas de la pandemia de COVID-19 y creemos que tardará años en recuperarse”, comenta Samir.
Además, alcaldía de la ciudad ha decidido cancelar las celebraciones públicas de Navidad. “Belén es parte de Palestina, y lo que nuestro pueblo está sufriendo en Gaza y Cisjordania se refleja en Belén. No podemos celebrar la Navidad con alegría mientras nuestro pueblo sufre asesinatos”, comenta el alcalde Anton Salman. “Queremos transmitir al mundo la dolorosa realidad de Palestina, y hacemos un llamamiento a todos para que asuman la responsabilidad de sus deberes humanitarios y religiosos y trabajen por una paz justa”.
A pesar de todos los desafíos, la esperanza permanece en los corazones de los habitantes de la ciudad. Viven con la esperanza de que la ofensiva terminará, la situación económica mejorará y el turismo regresará a la ciudad. “El dolor no durará para siempre. La ciudad es hermosa a pesar de todo y seguirá siendo resistente sin importar las circunstancias”, concluye Khalil Subh.
Belén, la ciudad desde la que se difundió el mensaje de paz al mundo, vive hoy en día bajo el dolor y el asedio. Sin embargo, se mantiene firme en la fe y la resiliencia, con la esperanza de que la vida vuelva a la normalidad y la luz brille de nuevo desde la cueva de la Natividad, trayendo alegría y paz a todo el pueblo de Palestina.
En la ciudad donde el mensaje de paz y amor comenzó con el nacimiento de Jesucristo, el panorama este año es diferente. Los mercados están vacíos, las tiendas están cerradas y la alegría que antaño que llenaba las calles de Belén en la temporada navideña ha desaparecido. La ciudad está ensombrecida por el asedio de los puestos de control militar israelíes y el estancamiento económico provocado por la ofensiva en curso en Gaza y la violencia en Cisjordania.
La ciudad palestina de Belén está rodeada por 43 puestos de control israelíes, lo que también dificulta el movimiento de bienes, ciudadanos y turistas.