Cuando miras a Gaza encuentras cientos de miles de tiendas de campaña donde los gazatíes intentan refugiarse de los ataques israelíes que impactan en hogares, hospitales, calles e incluso escuelas.
Tras la operación militar en Rafah, más de un millón de personas huyeron a los campamentos de refugiados del centro de la franja de Gaza, Nuseirat y Deir Al-Balah.
Entre las tiendas de Deir Al-Balah, la maestra Malak Ali Doss utiliza el humor como herramienta para dar clase a niños y niñas que llevan ocho meses sin pisar un aula para estudiar: “A pesar del asedio, el dolor, los bombardeos y las pérdidas, nos hemos unido para enseñar a una nueva generación en los campamentos de desplazados de Deir al-Balah”.
Las ofensiva israelí ha afectado gravemente la educación y la seguridad de 625.000 estudiantes y 22.564 profesores y profesoras en Gaza. De las 378 escuelas afectadas, que constituyen el 76% de todos los edificios escolares, 117 sufrieron daños graves o destrucción.
Malak decidió abrir la clase en una tienda de campaña en los campamentos de desplazados para enseñar a los niños la formación básica de lengua árabe.
“Nos enfrentamos a muchas dificultades como la falta de herramientas educativas. Los niños salieron hace ocho meses de sus casas como desplazados y no tienen nada. Nuestras necesidades son muchas: una pizarra, bolígrafos, cuadernos y cuentos, entre otras cosas”, explica Malak.
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, OCHA, un total de 162 edificios escolares en Gaza han sido atacados directamente por el ejército israelí. Esto representa más de un cuarto de todas las estructuras escolares. Anteriormente, unos 175.000 estudiantes asistían a estas escuelas y más de 6.500 profesores enseñaban allí. Además, aproximadamente el 55% de las escuelas de Gaza requieren una reconstrucción completa o una rehabilitación significativa para reabrir.
“La guerra en curso ha paralizado proceso educativo. La mayoría de las universidades y escuelas han sido destruidas, así que decidí invertir mi tiempo en algo útil que me beneficiara a mí y a las personas que me rodean”, cuenta Ranad Adel Al-Hajj, de 20 años, que estudiaba medicina en la Universidad Al-Azhar y que ahora colabora con Malak en la creación de estas escuelas temporales.
Al principio, Ranad lanzó una serie de iniciativas para distribuir comida a los desplazados en el campamento de Nuseirat, en el centro de la franja de Gaza y continuó estableciendo la tienda de campaña educativa que incluye a niños de entre 5 y 16 años.
“Somos un pueblo educado. Nos preocupamos por los aspectos educativos y necesitamos ampliar esta carpa y crear un complejo de tiendas seguir dando clases y tener un mayor número de estudiantes desplazados”.
Muchos profesores realizan también actividades extracurriculares en las tiendas de campaña en las que echan de menos los materiales típicos que habría en una escuela en circunstancias normales: muebles, mesas, sillas e incentivos para animar a los niños a aprender, además de pizarra, juegos educativos y material de papelería.
Independientemente de los 17 años de bloqueo impuesto a Gaza, los palestinos y palestinas destacan como una de las poblaciones más educadas de Oriente Medio. A pesar de soportar rondas de violencia continuadas a lo largo de los años, los estudiantes de Gaza demuestran constantemente un rendimiento académico superior dentro del territorio Palestino ocupado.
Las condiciones de vida que enfrentan son deplorables e inhumanas. No hay instalaciones médicas, ni infraestructura, ni educación, ni alimentos, ni agua potable. El medio ambiente contaminado propaga enfermedades que afectan a millones de personas en Gaza: el cólera, la malaria y otras enfermedades infecciosas afectan especialmente a quienes se refugian en tiendas de campaña.
