UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.
“No quería morir”
Hace apenas una semana, el campamento de refugiados y refugiadas de Palestina de Jenin sufrió una incursión militar israelí y enfrentamientos con grupos armados palestinos.
Se trata de la incursión más feroz de los últimos 20 años, con ataques por tierra y aire. Tras 48 horas de agresión, las fuerzas israelíes abandonaron el campamento dejando a su paso 12 muertos, incluidos cuatro niños, unos 140 heridos y entre ellos, varios periodistas que se encontraban cubriendo la noticia. Además, alrededor de 900 casas resultaron dañadas, así como calles, mezquitas, hospitales y redes de electricidad y agua.
“Nos despertamos aterrorizados con el sonido de una explosión. Pensamos que era un artefacto explosivo, pero era un bombardeo. Luego escuchamos otra explosión y luego el silencio”, recuerda Mahmoud Jabareen, refugiado y residente del campamento.
“Un vecino fue tiroteado por francotiradores cuando intentaba subirse al tejado de su casa. A partir de ese momento entendimos que todos estábamos en peligro. No abrimos la ventana de la casa temiendo por los niños”, agrega.
Los menores estaban y están conmocionados tras lo sucedido.â¯Muchos de ellos aún no han vuelto a las clases, ya que tienen demasiado miedo de salir de sus hogares.â¯Hacía tan solo 10 días que algunos de ellos habían enterrado a dos compañeros de clase que murieron en una incursión anterior. Dalal Shalabi, refugiada y también residente del campamento, entiende que los pequeños ya no quieran salir de casa para ir a las aulas. Sus propios hijos vivieron en primera persona el horror: “15 miembros del ejército entraron en mi casa de una manera aterradora que conmocionó a mis hijos. Salimos descalzos de casa, como nos sucedió durante la invasión en 2002”.
Yassin Hussein, de 9 años, escuchó el sonido de dos cohetes y en ese momento llamaron a su casa: “No sabíamos que era el ejército. Les abrimos, entraron de forma muy violenta y nos apuntaron con sus armas. Mi hermano comenzó a gritar. Y yo no quería morir”. La madre de Yassin, Maysoon Hussein, describe el momento como una experiencia terrorífica para todos los niños: “Cuando el ejército entró en mi casa, el corazón de mi hija se aceleró. El ejército nos gritaba. Les pedimos que nos permitieran salir y no lo hicieron. No nos dimos cuenta de qué sucedió, pero de repente no podíamos ni vernos. Estaban destrozando las paredes y se llenó todo de polvo opaco. Por suerte al final salimos, huimos como desplazados y nos asentamos en un albergue sin agua, ni luz”. Como la familia Hussein, durante la incursión al menos 3.500 personas se vieron obligadas a huir de sus hogares.
Los ataques agredieron a civiles sin ningún tipo de escrúpulo, incluidos a periodistas como Amid Shehadeh, corresponsal de televisión de Al-Araby: “Los equipos de la Media Luna Roja nos sacaron del campamento en ambulancia después de ser atacados por francotiradores del ejército israelí con munición real. Es realmente difícil ser rescatado y ver que el resto de las familias se quedaron literalmente atrapadas en la muerte”.
Las balas caían por todas partes y los niños y mujeres lloraban sin cesar. La situación era aterradora: “Vi a hombres golpeándose la cabeza contra las paredes por no poder defender a sus familias e hijos”, comenta Amid.
Una semana después de los aterradores hechos, el campamento está destrozado. Algunas casas fueron completamente quemadas y los coches aplastados contra las paredes. Cerca de ocho kilómetros de tuberías de agua y tres kilómetros de líneas de alcantarillado están destruidos debido al uso de maquinaria pesada que arrasó grandes tramos de las carreteras.â¯El centro de salud de UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina, no se puede ni utilizar y sus escuelas también sufrieron daños.â¯
Al daño físico se le suma el trauma de los residentes que vivieron las terroríficas 48 horas de asedio. Actualmente, la prioridad de UNRWA es ayudar a restaurar cierto sentido de normalidad al reanudar sus servicios como la educación, sanidad, incluida la salud mental, y saneamiento.â¯La otra prioridad urgente es brindar asistencia en efectivo a las familias que abandonaron sus hogares, para ayudar con el alquiler y la rehabilitación de sus viviendas.
Hace apenas una semana, el campamento de refugiados y refugiadas de Palestina de Jenin sufrió una incursión militar israelí y enfrentamientos con grupos armados palestinos.
Se trata de la incursión más feroz de los últimos 20 años, con ataques por tierra y aire. Tras 48 horas de agresión, las fuerzas israelíes abandonaron el campamento dejando a su paso 12 muertos, incluidos cuatro niños, unos 140 heridos y entre ellos, varios periodistas que se encontraban cubriendo la noticia. Además, alrededor de 900 casas resultaron dañadas, así como calles, mezquitas, hospitales y redes de electricidad y agua.