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Sobrevivir a un terremoto en un campamento de refugiados

Duha Hmidan

El lunes 6 de febrero de 2023, alrededor de las 4.00 a.m, Ahmed se despertó sobresaltado por un movimiento brusco en su cama. Antes de que la fuerza de la vibración aumentara y echara a correr hacia la puerta de la casa, no estaba seguro de si lo que estaba sucediendo era real o un sueño. 

Se trataba de la primera vez que un terremoto con esta fuerza azotaba a las personas del campamento de refugiados y refugiadas de Latakia. Ahmed Omar, refugiado de Palestina en Siria y uno de los testigos de la devastación causada por el terremoto, solo estaba preocupado por su familia, que también residía en el edificio de varios pisos.  

Cuando ocurre inicialmente un terremoto, “la persona no sabe cómo actuar por el shock. Mi familia estaba bien cuando bajé a ver. Luego hubo otro terremoto. Fue espantoso”, afirma Ahmed cuya familia huyó de su pueblo en Palestina al campamento de Latakia, en Siria, tras la Nakba de 1948.  

“Intenté ponerme en contacto con los vecinos, pero no pude. Luego abrí WhatsApp y vi la horrible noticia sobre el colapso de la casa adyacente. Una persona es incapaz de discernir sus prioridades en esas situaciones”, recuerda. 

Los residentes del campamento estaban aterrorizados por los edificios que se movían sin parar. Muchos de ellos salieron a las calles en medio de la lluvia, ya que las estructuras no estaban construidas para resistir un terremoto de esa magnitud. La Agencia de Naciones Unidas para la población Refugiada de Palestina, UNRWA, abrió los patios de las escuelas para albergar a los desplazados. 

El campamento de Latakia fue creado en 1955. Allí residen unos 12.000 refugiados y refugiadas y cuentan instalaciones de UNRWA como escuelas y un centro de salud. El suelo del campamento es arenoso, ya que está situado bastante cerca del Mediterráneo, algo que no ayudó en esta situación de emergencia.  

Cuando Ahmed dejó a su familia a las seis de la mañana para revisar la casa derrumbada de sus vecinos, la familia al-Rano, descubrió un grupo considerable de jóvenes corriendo hacia las zonas bajo los escombros. Los residentes del campamento entraron en pánico porque en ese momento no había ambulancias ni defensa civil y no sabían qué hacer.  

“Uno de los habitantes del campamento trajo algunos equipos de pesca, incluidos generadores y herramientas de excavación para que la gente pudiera comenzar a cavar de forma independiente y encontrar supervivientes”. 

Las ambulancias llegaron a las 9.00 horas, pero la maquinaria y los vehículos de defensa civil no pudieron entrar debido a las limitaciones de las carreteras, por lo que fue el ejército los que llegaron e intentaron ayudar a sacar a los residentes de la zona de peligro.  

Las esperanzas de encontrar supervivientes se desvanecieron después de tres días de búsqueda, pero el miércoles por la noche, los jóvenes lograron encontrar a Jana Reno al escuchar su voz bajo los escombros. Jana, una joven refugiada de Palestina de 17 años, repetía sin parar el lugar donde se encontraba su familia para que fuera rescatada también. Lamentablemente, su madre yacía muerta junto a ella durante todo el tiempo que estuvo atrapada bajo los escombros.  

“Uno de los mejores momentos es cuando logramos salvar la vida de una víctima de un terremoto. Mientras Jana nos hablaba antes de salir hacia el hospital, me conmovió que ella, a pesar de estar temblando por el frío extremo y de empezar a dejar de oír las voces que la rescataron, consiguió sobrevivir bajo los escombros gracias al agua de lluvia que se filtraba a través de las grietas”, comenta Ahmad emocionado. 

El miedo y el pánico que se podían ver en el rostro de todos los residentes eran abrumadores, todos ellos tuvieron que abandonar sus casas durante unas dos semanas para ir a refugios. Además, a esta situación se le sumó el derrumbamiento de 62 edificios en el campamento de Latakia, más de lo que la gobernación pudo soportar.  

“Sentimos que los techos del campamento se convirtieron en adversarios para nosotros durante el terremoto y llegamos a un nivel importante de desesperación por la falta de ayuda. Estamos acostumbrados a experimentar dificultades viviendo en el campamento, pero lo consideramos una parada temporal en el camino de regreso a Palestina. Hasta la fecha, no tienes idea de lo mucho que significa para mí ser un refugiado que no ha puesto un pie en Palestina en toda su vida”, comenta Ibrahim Yassin, refugiado de Palestina y activista. 

Finalmente, a veces, la vida gana a la muerte. Pero parece que las adversidades persiguen a los palestinos y palestinas dondequiera que vayan: desde el desastre de 1948 que obligó a miles a asentarse en campamentos sirios, hasta desastres naturales como un terremoto.  

Siete meses después del desastre y tras 12 años sobreviviendo a la guerra, las comunidades más vulnerables intentan sobreponerse con el apoyo de la ayuda humanitaria, gracias a la cual consiguen sobrevivir. Campamentos de refugiados y refugiadas arrasados por la guerra empiezan a ver volver a quienes tuvieron que abandonar sus hogares y las instalaciones de UNRWA, poco a poco, comienzan a reabrir. La esperanza nunca se va de los corazones de aquellos que sueñan con volver a un hogar.  

El lunes 6 de febrero de 2023, alrededor de las 4.00 a.m, Ahmed se despertó sobresaltado por un movimiento brusco en su cama. Antes de que la fuerza de la vibración aumentara y echara a correr hacia la puerta de la casa, no estaba seguro de si lo que estaba sucediendo era real o un sueño. 

Se trataba de la primera vez que un terremoto con esta fuerza azotaba a las personas del campamento de refugiados y refugiadas de Latakia. Ahmed Omar, refugiado de Palestina en Siria y uno de los testigos de la devastación causada por el terremoto, solo estaba preocupado por su familia, que también residía en el edificio de varios pisos.