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S.O.S. Gaza

Ignacio Álvarez-Ossorio

En la actualidad, el 80% de la población depende por completo de la ayuda humanitaria, el 50% vive bajo el umbral de la pobreza y el 49% está en el paro. La situación no sólo no ha mejorado en los últimos meses, sino que se ha deteriorado de manera notable debido a diversos factores, entre ellos la reducción de las ayudas a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) por parte de la Administración de Trump y, por otra parte, la intensificación de la represión israelí de las Marchas del Retorno que cada viernes se celebran en Gaza desde el pasado 30 de marzo.

Tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, Estados Unidos ha reducido de manera notable su aportación a UNRWA, que en 2017 alcanzó los 368 millones de dólares, lo que representó casi un tercio del presupuesto de la agencia onusiana. Esta reducción ha afectado de manera notable a los servicios que presta a los 5,3 millones de refugiados palestinos en Jordania, Líbano, Siria, Cisjordania y la franja de Gaza y ha tenido un fuerte impacto en el sector educativo y sanitario, ya que UNRWA gestiona 700 escuelas y 145 clínicas de salud que se han visto obligadas a reducir sus servicios.

De otra parte, la franja de Gaza vive uno de sus momentos más delicados en los últimos años y, una vez más, vuelven a retumbar los tambores de guerra después de que las hostilidades se hayan intensificado en el curso de la última semana. Tras la caída de más de un centenar de proyectiles en territorio israelí, la aviación hebrea ha atacado casi medio centenar de objetivos de Hamas y Yihad Islámica, lo que ha encendido todas las alarmas, ya que se trata de la mayor ofensiva registrada desde la operación Margen Protector de 2014 que provocó la muerte de 2.205 palestinos.

Las Marchas del Retorno

Desde el inicio de las Marchas del Retorno, que cada viernes congregan a decenas de miles de manifestantes palestinos en la línea fronteriza, han muerto 148 palestinos y han resultado heridos otros 15.000, lo que ha llevado a los hospitales a una situación límite. Como represalia ante el lanzamiento de cometas incendiarias, Israel ha decidido intensificar el bloqueo impidiendo la entrada de 16 camiones con materiales de construcción, vitales para los proyectos de educación, salud, agua y saneamiento que desarrolla UNRWA.

Desde el 9 de julio, el paso de Kerem Shalom ha registrado un notable descenso de su movimiento que fuentes de la ONU cifran en casi un 50%. Al mismo tiempo se ha impedido la salida de varios camiones con productos agrícolas con destino a Cisjordania e Israel. Las autoridades israelíes también han reducido de 9 a 6 millas náuticas el territorio en el que la flota pesquera palestina puede faenar, lo que ha limitado notablemente sus capturas.

El informe Gaza in 2020: A Liveable Place? publicado en 2015 por la ONU afirmaba que “la franja de Gaza será inhabitable en 2020 a menos que se modifique la situación actual”, puesto que “la demanda de electricidad se duplicará, el daño del acuífero costero será irreversible y cientos de nuevas escuelas y servicios sociales serán necesarios para dar servicio a una población creciente”. En la actualidad, el 95% de los acuíferos no son aptos para el consumo y la única planta eléctrica operativa, bombardeada en varias ocasiones, tan sólo produce una décima parte de las necesidades reales de Gaza, por lo que la población tan sólo dispone de cuatro horas y media de electricidad al día. La falta de combustible impide, a su vez, el correcto funcionamiento de las plantas de tratamiento, lo que provoca que cada día se viertan al Mediterráneo millones de metros cúbicos de aguas residuales.

Por último, debe recordarse que el Derecho Internacional establece que la Potencia ocupante debe garantizar el derecho a la salud, la educación, el trabajo y unos estándares de vida adecuados a la población ocupada. Además, las Convenciones de Ginebra consideran que los castigos colectivos contra la población civil son un crimen de guerra. ¿Seguiremos mirando hacia otro lado mientras la situación continúa deteriorándose en la franja de Gaza?

Ignacio Álvarez-Ossorio es profesor de Estudios Árabes en la Universidad de Alicante.

Las opiniones expresadas en este artículo son las de la autora y no reflejan necesariamente la posición de UNRWA España.

En la actualidad, el 80% de la población depende por completo de la ayuda humanitaria, el 50% vive bajo el umbral de la pobreza y el 49% está en el paro. La situación no sólo no ha mejorado en los últimos meses, sino que se ha deteriorado de manera notable debido a diversos factores, entre ellos la reducción de las ayudas a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) por parte de la Administración de Trump y, por otra parte, la intensificación de la represión israelí de las Marchas del Retorno que cada viernes se celebran en Gaza desde el pasado 30 de marzo.

Tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, Estados Unidos ha reducido de manera notable su aportación a UNRWA, que en 2017 alcanzó los 368 millones de dólares, lo que representó casi un tercio del presupuesto de la agencia onusiana. Esta reducción ha afectado de manera notable a los servicios que presta a los 5,3 millones de refugiados palestinos en Jordania, Líbano, Siria, Cisjordania y la franja de Gaza y ha tenido un fuerte impacto en el sector educativo y sanitario, ya que UNRWA gestiona 700 escuelas y 145 clínicas de salud que se han visto obligadas a reducir sus servicios.