A pesar de su aparente sencillez, la primera temporada de Ted Lasso fue poco menos que un milagro televisivo. La serie de Jason Sudeikis para Apple TV+ consiguió ser al mismo tiempo una comedia sobre fútbol capaz de gustar a los más futboleros y una comedia sobre fútbol capaz de gustar a los menos interesados en el deporte rey. Un equilibrio dificilísimo y muy meritorio habida cuenta de la poca suerte que el mundo del fútbol ha tenido históricamente dentro de la ficción audiovisual, a menudo incapaz de emular su emoción y sentimiento, y el hastío que, por unos motivos u otros, este mismo deporte genera entre quienes mayor desapego sienten hacia él.
Ted Lasso nació, pues, de la osadía de tratar de hacer posible lo imposible y su creador, Bill Lawrence, lo consiguió durante la primera temporada tomando la mejor decisión posible para ello: mostrar respeto por el fútbol para, a través de él, acabar reflexionando sobre cuestiones universales con las que todo espectador, fuese futbolero o no, pudiese sentirse identificado.
En este sentido, no fue casualidad que la serie contara entre sus personajes con uno llamado Dani Rojas (Cristo Fernández) cuya mayor particularidad era que gritaba “¡fútbol es vida!” en cuanto tenía la menor oportunidad. Su frase, aunque anecdótica dentro de la historia que se nos contaba, permitía a Ted Lasso hacer hincapié en su idea de que el fútbol, en su más pura expresión, puede llegar a ser un reflejo de la vida misma. Al menos así pareció entenderlo Lawrence, que durante la primera temporada utilizó el deporte rey como una excusa para hablar de la mera condición humana.
Escenas que apelaban al optimismo, la empatía, la confianza en uno mismo y la necesidad de escuchar a quienes nos rodean se mezclaban con otras que buscaban la complicidad absoluta del espectador futbolero. No tanto aquellas dedicadas a mostrar los pormenores del AFC Richmond de puertas para dentro o a su capitán, Roy Kent (Brett Goldstein), como un divertido trasunto indisimulado de Roy Keane, sino esas otras escenas como el momento de soledad que Bex (Keeley Hazell) le concedía a Rupert (Anthony Head) después de que éste viera por televisión una dolorosa derrota del Richmond, que retrataban de manera fiel momentos que cualquier hincha ha vivido alguna vez por su club.
'Ted Lasso' enfrenta a sus protagonistas a nuevos desafíos
Así las cosas, Ted Lasso supo encontrar el equilibrio en su primera temporada como si de un buen equipo de fútbol se tratase. Su lado más futbolero combinaba a la perfección con su lado más cómico y propio de la workplace comedy que, en resumidas cuentas, es la serie de Apple TV+. Todo ello a partir de un abanico de personajes muy diferentes entre sí, pero a los que era fácil coger cariño.
En este sentido, Ted Lasso evidenció a lo largo de sus diez primeros episodios ser hija del mismo padre que Scrubs, también creada por Bill Lawrence, con la que compartía unos protagonistas cándidos -Ted Lasso, en el caso de la primera; JD en el de la segunda-, otros aparentemente ariscos que acaban destapándose como buenas personas cuando la ocasión lo requería --Roy Kent; el doctor Cox- y, sobre todo, su voluntad de apoyarse en unos y otros para sacarnos una sonrisa, hacernos sentir bien y arrojar algo de luz entre tanta oscuridad.
Ted Lasso, como hizo Scrubs dos décadas antes, se presentó al mundo como una serie que sabía lo que hacía en cada momento. Una sensación que se afianza en el arranque de su segunda temporada, donde vuelve a hacer gala de esa misma confianza de la que presumió un año atrás. Todos los mimbres anteriormente expuestos se mantienen en los nuevos capítulos, que lejos de acomodarse en lo ya construido, enfrentan a sus protagonistas a nuevos desafíos.
El propio Ted Lasso, por ejemplo, pasa a encontrarse en una situación incómoda por la llegada al equipo de Sharon (Sarah Niles), una terapeuta que rápidamente se gana el apoyo de los jugadores, obligando así al entrenador a replantearse sus propios métodos dentro del vestuario. A su vez, Jamie Tartt (Phil Dunster), Rebecca (Hannah Waddingham) o el ya mencionado Roy Kent (Brett Goldstein) también se reinventan con nuevas tramas que permiten a la comedia de Apple TV+ ofrecer algo diferente, pero sin dejar de ser fiel a sí misma. Una serie imprevisible por momentos en el arranque de esta segunda temporada, pero donde todo tiene su razón de ser y donde las imágenes que más chocan con el tono 'buenrrollista' de la primera tanda acaban encajando como un guante para dar momentos de brillantez.
Un regreso a la altura de su primera temporada
La segunda temporada de Ted Lasso también tiene a su favor que explora con acierto nuevos rincones del mundo del fútbol, poniendo encima de la mesa cuestiones que ahora mismo afectan al deporte rey y que, si bien una comedia de 30 minutos no puede abordar como realmente merecen, sí las introduce para visibilizarlas y reflexionar en torno a ellas. Esto, junto a su propuesta por seguir ahondando en el interior de sus personajes, hacen que Ted Lasso regrese como la gran serie que fue en su primera temporada.
Una que sabe mimar a sus protagonistas, sacar lo mejor de todos ellos y cuidar hasta el más mínimo detalle para que el conjunto brille por encima de las individualidades. Vamos, igual que un buen entrenador de fútbol. Y Ted Lasso lo es aunque no se sepa ni las normas ni las tácticas. Porque el fútbol son las personas. Porque el fútbol, en definitiva, es vida.
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*Apple TV+ estrenará cada viernes nuevos episodios de la segunda temporada de Ted Lasso.
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