Hay una serie en Filmin que por desgracia está de plena actualidad (más si cabe). Es una producción británica basada en hechos reales, centrada en la aterradora historia de una mujer que estuvo apunto de ser asesinada por su pareja en los años 90. Con los casos de violencia machista totalmente disparados en las últimas semanas (14 asesinatos en solo 16 días), esta es una serie necesaria porque muestra una realidad que muchas veces se oculta, se justifica o incluso se niega.
Hasta que te mate se estrenó en España a principios de julio coincidiendo con un preocupante aumento de los casos de violencia de género. No es una buena noticia que una serie así esté de plena actualidad, pero su oportuna llegada a nuestro país nos permite escuchar a Delia Balmer, esa mujer a la que tendrían que haber escuchado más y mejor cuando denunció que su novio la tenía totalmente sometida. Si las autoridades británicas hubieran estado convenientemente educadas en este tipo de violencia, habrían evitado mucho sufrimiento a las víctimas de John Sweeney.
Sweeney era un machista de manual y un asesino en serie. Delia tuvo la malísima suerte de encontrarse con él, y eso le destrozó la vida.
Hasta que te mate es una serie muy dura, tanto por lo que cuenta como por lo que sugiere. Es retorcida a nivel psicológico y tiene momentos realmente crueles, tratados siempre desde el respeto y con total ausencia de morbo. Habría sido un error dulcificar el relato que Delia plasmó en el libro Viviendo con un asesino en serie. Para entender esta historia, hay que escucharla de boca de su protagonista, interpretada aquí por Anna Maxwell.
A la actriz le ha tocado hacer un trabajo complejo, lleno de matices y con algunos aspectos polémicos que nos enfrentan a ciertas contradicciones internas. Es uno de esos encargos que se toman como un desafío y que pesan sobre la espalda, pero Maxwell borda el papel y consigue que Delia te remueva por dentro con su particular forma de ser.
Contra el negacionismo machista
La serie transcurre a lo largo de cuatro capítulos dirigidos por Nick Stevens y Julia Ford, quienes han hecho un excelente manejo del tiempo para abarcar los puntos claves de la historia. Todo en ella tiene una explicación que tumba los mantras del negacionismo machista. Delia es un buen ejemplo del apego emocional, del miedo paralizante y del proceso de revictimación que sufren muchas mujeres maltratadas por hombres tan crueles y retorcidos como este al que interpreta Shaun Evans.
Delia Balmer no solo tuvo la mala suerte de encontrarse con John Sweeney. También fue víctima de los fallos del sistema, de instituciones poco o mal preparadas para atender un caso como el suyo. Estos errores agravaron su situación e incluso estuvieron apunto de costarle la vida. Delia dejó de confiar en las autoridades –si es que alguna vez lo había hecho– y cayó en una espiral de autodestrucción.
Sobrevivió a Sweeney, pero no podría decirse que tuvo suerte. Quedó marcada para toda su vida. Y nada positivo puede sacarse de su terrible historia, aunque su relato, plasmado en esta serie conmovedora, nos mete en el cuerpo la rabia que necesitamos para combatir el machismo.