'La que se avecina' pierde color en su mudanza al centro, lastrada por la duración de sus episodios
Los nuevos escenarios de la serie de Amazon Prime Video y Telecinco no explotan su potencial, y la comedia sigue pagando la condena de los 80 minutos por capítulo. Su temporada 13 ha llegado este viernes a la plataforma, y el próximo lunes lo hará en abierto a través de la cadena de Mediaset
Tiene razón Alberto Caballero cuando insiste en el gran “shock” que va a suponer para los espectadores el reseteo que vivirá La que se avecina en su decimotercera temporada. Los históricos vecinos de Mirador de Montepinar se trasladan a un edificio en el centro de Madrid, dejando atrás las peculiaridades del extrarradio para embarcarse en nuevas aventuras dentro de la selvática metrópoli.
La serie cambia de piel y, como en toda mudanza, necesitará de tiempo para adaptarse a sus nuevas circunstancias. Y es que la llegada a los nuevos decorados, y la introducción de nuevos personajes, sacuden a la ficción desde sus primeros capítulos hasta hacerla, en fondo y forma, por momentos prácticamente irreconocible.
La que se avecina ha arrancado este viernes 18 de noviembre su nueva etapa en Amazon Prime Video (en Telecinco se emitirá el lunes 21 solo el primer episodio de la tanda) con Antonio Recio saliendo de la cárcel tras cumplir con su condena por amordazar a Pablo Iglesias, al que cortó la coleta en medio de sus amenazas para que paralizara la expropiación de sus viviendas. A su salida de prisión, el personaje interpretado por Jordi Sánchez se reencuentra con Berta (Nathalie Seseña), que lo acompaña a descubrir el nuevo inmueble al que se han ido a vivir todos los vecinos durante su encierro.
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'La que se vecina' se 'apaga' en su nueva etapa
De la mano de Jordi Sánchez, vamos conociendo poco a poco las nuevas localizaciones de la serie de Mediaset. Y es ahí donde nos llevamos la primera sorpresa, ya que llama la atención cómo la ficción es incapaz de hacer lucir los impresionantes decorados que se construyeron para su nueva andadura y que pudo visitar verTelehace unas semanas en compañía del propio Alberto Caballero.
En pos de dotar de un mayor realismo a la escenografía, La que se avecina apuesta por una iluminación sobria y apagada que arrebata todo el colorido que desprendía la ficción, y que llevaba a la televisión el espíritu tebeístico de aquella Rue del Percebe de Francisco Ibáñez. La serie se intenta adaptar a la factura visual que demanda hoy en día el audiovisual, pero pierde el carácter de sitcom que la hacía tan identificable.
Se hace extraña también la realización, con algunos movimientos de cámara dentro de las viviendas que, si bien parece querer acercarnos a los personajes, consigue sacarnos del código al que la producción nos tiene acostumbrados.
La ficción gana credibilidad con los decorados de la fachada y la calle, que están al fin ubicados en un exterior real y que logran hacernos olvidar el 'cartón piedra' que tanto chirriaba hasta ahora en Mirador de Montepinar. Eso sí, se hace inexplicable el descuido del equipo de los hermanos Caballero con la sobreexposición de algunos planos que 'queman' la imagen en más de una ocasión.
El lastre de los 80 minutos
El salto que La que se avecina dio hace dos años a las plataformas, de la mano de Amazon Prime Video, era la ocasión perfecta para que la serie redujera la duración de sus episodios. Esto es algo que, más de una vez, han pedido incluso sus creadores para poder trabajar en unos guiones que apuntalen el compás que requiere la comedia. Más aún cuando se trata de una sitcom tan alocada como la que tienen entre manos.
Sin embargo, a la serie se le siguen exigiendo 80 largos minutos, pensados, a priori, para su emisión en el abierto a través de Telecinco. Esto condena a LQSA a un producto final más lento y falto de ritmo que la audiencia de hoy en día cuesta creer que llegue a tolerar. En tiempos de lo efímero y de la inmediatez, y en los que la ficción televisiva está virando hacia metrajes más compactos (similares a los que plantea la industria americana), cuesta entender cómo no se termina de dar el paso y permitir a los Caballero trabajar en capítulos más reducidos que dejen a la comedia brillar en toda su efervescencia.
Los 'montepinarianos' marcan el pulso
En sus primeros capítulos, a los que ha podido tener acceso verTele, La que se avecina se reconoce a sí misma cuando deposita en los 'montepinarianos' el peso de sus tramas. De esta manera, Jordi Sánchez (especialmente en el primer capítulo), Fernando Tejero (Fermín) y Pablo Chiapella (Amador) se echan la serie a la espalda, protagonizando los momentos más divertidos de este nuevo arranque. Destaca también con nota Petra Martínez (Doña Fina) en su papel de incesante agitadora de la comunidad.
Alberto Caballero pedía también paciencia a los fans de La que se avecina para los nuevos personajes que se incorporan a la serie. Y aunque en los primeros compases de la temporada solo se nos presentan a algunos de ellos, todo apunta a que los nuevos vecinos acabarán funcionando como el contrapunto perfecto para hacer lucirse a los veteranos, que tratarán de hacer piña frente a las hostilidades que se les presentan.
Por otro lado, la ficción resbala al mantener algunos clichés que ya creíamos olvidados. Caer en el estereotipo dela “chacha andaluza” con Logi (Margarita Asquerino) parecía algo superado hace años, cuando era habitual ver en televisión a personajes tan estigmatizados como la Juani, de Médico de Familia (con la actriz madrileñaLuisa Martín forzando el acento) o Manuela, de Ana y los siete.
También rechinan gags como el de poner a la rumana Raluka (Esther Soto) como carterista en la Plaza Mayor o chistes homófobos trilladísimos sobre el paso del Recio por las duchas de la cárcel. Dará que hablar también la nueva trama de Yoli (Miren Ibarguren), lidiando con su sobrepeso y con las preocupaciones de su madre (Menchu, Loles León) por las dificultades que, supuestamente, va a tener por ello para encontrar el amor. Acogerse a la parodia como retrato social no siempre es fácil ni resulta acertado.
El bonito homenaje a José Luis Gil
José Luis Gil será una de las grandes bajas de la nueva temporada de La que se avecina, dado que el actor que da vida a Enrique Pastor se encuentra recuperándose aún del infarto cerebral que sufrió hace justo un año. Alberto Caballero confesó, durante su reciente entrevista con verTele, que si esto hubiese ocurrido antes de firmar la renovación de la serie con Amazon y Mediaset, “probablemente no hubiésemos continuado”.
Y es que Gil ha sido el único actor de la franquicia que ha salido desde el primer capítulo de Aquí no hay quién viva hasta el último de La que se avecina estrenado hasta la fecha. Por ello, los Caballero han querido que siga presente, al menos con su voz, en una intervención especial que el intérprete hará en el arranque de cada episodio. El actor también será homenajeado con las cariñosas menciones que algunos de los personajes tendrán hacia el añorado Enrique Pastor, cuya salida (ojalá temporal) de la ficción está muy bien justificada.
Lo mejor: un potencial por explotar
Pocos recuerdan que, en su primera temporada,La que se avecina fue acogida con tibieza por parte de una audiencia que veía que la sombra de Aquí no hay quien viva era muy alargada. La serie tardó cinco años en encontrarse a sí misma y reventar los audímetros con temporadas que superaron los 4 millones de espectadores de media.
Acertó Mediaset en armarse de paciencia y darle a la comedia el tiempo que necesitaba para que acabara de hallar su propio sello. Ahora, este nuevo cambio de escenario puede servir para revitalizar una serie cuya fórmula parecía dar síntomas de agotamiento en sus últimas temporadas.
La que se avecina tiene ahora todos los ingredientes para sacar su mejor versión. Por un lado, unos decorados a la altura que, con buen tino en lo técnico, deben hacer explotar. Por otro, unas temáticas frescas y actuales que pueden dar mucho juego desde el guion, al que ayuda la introducción de nuevos espacios dentro y fuera del edificio, como el patio central, la 'cafebrería' de Bruno o la farmacia de Greta. Mención especial para ese 'airbnb' de Lola regentado por Fermín, una idea fantástica para dinamizar la vida de la comunidad. Y, finalmente, un reparto excepcional que se reencuentra en sus escenas corales con ese fragor y delirio colectivo que devuelve a la serie ese ritmo que tanto necesita.
En definitiva, las cajas de la mudanza están recién abiertas y habrá que ir colocando cada cosa en su debido lugar. Hace tan solo unas semanas, La que se avecina era galardonada con el Premio Ondas a la Mejor Serie de Comedia “por haber revolucionado la comedia en España y haber creado un universo único capaz deâ¯reinventarse a lo largo de los años y de conectar con varias generaciones diferentes”. La ficción debe encomendarse a la causa de este reconocimiento y convencerse de que es capaz de sacar su mejor versión en las dos temporadas que aun le quedan por delante. La que se avecina solo necesita tiempo. Y unos episodios más cortos, por favor.
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