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Volver con Amaia Montero, refundarse o desaparecer: el dilema de La Oreja de Van Gogh sin Leire

La Oreja de Van Gogh con Leire Martínez, en un concierto de 2022

Laura García Higueras

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“Quisiera comunicar a la que gente que me sigue y que me quiere la que hasta hoy es la decisión más difícil de mi vida”. Así arrancó Amaia Montero el comunicado con el que el 19 de noviembre de 2007 anunció que dejaba La Oreja de Van Gogh. “He sentido que es el momento de comenzar una nueva etapa en mi vida emprendiendo mi carrera en solitario”, alegó. En la misma línea se situó la banda en su respectivo texto: “Queríamos contaros que hace unas semanas Amaia decidió no continuar con nosotros”. Alcanzado el 14 de octubre de 2024, la historia se ha vuelto a repetir. El grupo donostiarra ha vuelto a quedarse sin vocalista, aunque esta vez la explicación dada por ambas partes ha sido la misma.

“Después de 17 años repletos de música y emociones que jamás olvidaremos, queremos anunciar que las trayectorias profesionales de Leire y La Oreja de Van Gogh seguirán caminos separados”, escribieron este lunes en el perfil oficial de la banda. La decisión, que calificaron como “dura y difícil”, llegó después de “mucho tiempo de reflexión y profundas conversaciones” en las que no habían “conseguido acercar” sus “diferentes maneras de vivir el grupo”. La noticia avivó inmediatamente la llama que en realidad lleva prendida desde la escisión de la formación donostiarra: ¿Volverá Amaia?

La salida de Martínez abre tres posibilidades: el posible regreso de la cantante original, buscar a una nueva vocalista o el fin del grupo. Ninguna de los implicados se ha pronunciado al respecto. Tampoco Leire ha hecho declaraciones sobre sus planes. Todos los futuros –o no futuros– están en el aire. “Termina una etapa fascinante que todos llevaremos en el corazón y que nos ha permitido disfrutar de la mejor profesión de una manera soñada”, fue el cierre del escrito de la banda, a la espera de saber si la etapa que comentan que acaban de cerrar, será su definitiva.

La Oreja de Van Gogh ya se “recuperó” de la pérdida de su cantante una vez y, más de quince años después, han podido demostrar que acertaron con su apuesta de seguir adelante con una nueva voz. Montero componía las canciones, pero no era la única, por lo que la esencia del sonido y las letras parecían estar blindadas si querían continuar.

Hasta el cisma en 2007, la carrera de la formación donostiarra estaba siendo un éxito. El origen del grupo se remonta a mediados de los noventa, con cuatro amigos de la universidad unidos por su afición a la música (y su militancia política contra ETA). Ellos eran Pablo Benegas, Xabi San Martín, Haritz Garde y Álvaro Fuentes, que más tarde reclutaron a Montero, con la que compartían su San Sebastián natal. Juntos llamaron la atención de la discográfica Sony gracias a la maqueta en casete que editaron tras ganar el Concurso Pop-Rock Ciudad de San Sebastián en 1997.

Un año después lanzaron su primer disco, Dile al sol. Su grabación, eso sí, no fue ni lo que el grupo ni lo que su productor, Alejo Stivel, esperaban. Necesitaron la ayuda de músicos de estudio porque, según reveló el excantante de Tequila a este periódico, ellos “no tocaban bien”. Dio igual, el disco fue todo un fenómeno y les catapultó para convertirse en una de las bandas más importantes de la historia del pop español. Vendieron cerca de un millón de copias. El relevo lo tomó El viaje de Copperpot en el año 2000, que ocupa el séptimo puesto en la lista de los discos más escuchados de la historia del país, con más de dos millones y medio de copias.

Tres años después, en 2003, Lo que te conté mientras te hacías la dormida vendió más de 600.000 copias; y Guapa, el último con Amaia Montero a la cabeza, que superó las 560.000. Gran parte de los temas más emblemáticos de la banda, como La playa, El 28, Pop, Puedes contar conmigo y Rosas pertenecen a esta etapa, que en 2007 llegó a su final. “Que Amaia nos dijera que quería dejar el grupo fue la primera gran mala noticia que tuvimos como banda. Fue duro”, reconoció el guitarrista de La Oreja de Van Gogh, Pablo Benegas, a este periódico el pasado verano. “Ella quería empezar su carrera en solitario. Tenía todo el derecho del mundo a hacerlo y nosotros a seguir. No sabíamos qué iba a pasar con nosotros pero queríamos intentarlo”, añadió. Y eso hicieron. Intentarlo, reclutando a una nueva cantante, y seguir.

Teniendo en cuenta que ya se sobrepusieron a una primera crisis, parece lógico pensar que, si quisieran continuar ahora, podrían, por lo menos, planteárselo. Ahora bien. El gran reto sería encontrar a una cantante que lograra encajar como lo hizo Leire Martínez, que entonces llegaba tras haber participado en el concurso musical de Cuatro Factor X. Pensando en el contexto de 2024, programas como La Voz u Operación Triunfo podrían volver a ser caldo de cultivo. Otra opción sería hacer directamente un casting abierto o probar a llamar a la puerta a compañeras –o compañeros, en caso de que quisieran contar con un líder masculino– que quisieran sumarse ahora a su tren.

¿La vuelta definitiva de Amaia?

Pensar en que los cuatro músicos vayan a colgar sus instrumentos parece menos probable, dado que hasta ahora la banda nunca ha mostrado desgaste ni ha hecho comentarios sobre que tuvieran previsto darse un descanso como sí han hecho otros grupos como Vetusta Morla. De ahí a que la posible vuelta de Amaia Montero no suene, para nada, descabellada. Y menos después de que hace unos meses reapareciera sobre los escenarios, dos años después, en uno de los conciertos que Karol G dio en el Santiago Bernabéu. Y no lo hizo para interpretar una canción cualquiera. No eligió ninguno de sus temas en solitario posteriores a La Oreja de Van Gogh. Optó por uno de los grandes himnos del grupo, Rosas.

El mismo con el que a Leire Martínez se le saltaron las lágrimas el pasado lunes en Zaragoza, en la que ahora sabemos que será su última actuación como líder de la banda. Su emoción se asoció con el final de la gira, que en realidad vaticinaba el final de una etapa que ha durado 16 años. Un largo periodo de tiempo que ella misma reivindicó en una entrevista reciente en Navarra Televisión. “Que se diga que Amaia vuelve al grupo no me importa, no me afecta para nada. Lo que no me gusta es que se me ningunee a mi cuando se dice eso”, afirmó al ser preguntada, una vez más, por su antecesora.

El primer disco de Amaia Montero en solitario salió a la venta apenas unos meses después de anunciarse su salida a finales de 2007, tomando su nombre y apellido como título. Quiero ser fue su primer sencillo, al que le siguieron Ni quiero ni puedo y 4. Incluyó uno dedicado a sus excompañeros, Tulipán, refiriéndose a ellos como “mis cuatro ángeles”. Vendió más de 240.000 copias. A las cinco en el Astoria, el primer álbum de la banda sin ella, superó las 320.000.

La cantante salió de gira por España y América, dando más de 80 conciertos. En noviembre de 2011 lanzó su segundo álbum, Amaia Montero 2. Después de su tour de presentación, la donostiarra mostró más signos de cansancio y decidió cancelarlo para descansar y componer su tercer trabajo discográfico en solitario. Aunque hizo una excepción: actuar como cabeza de cartel del Rock in Río de 2012 tras la baja de Rihanna.

Finalmente, Si Dios quiere yo también llegó a las tiendas de discos en 2014 y Nacidos para creer en 2018. En febrero de 2020, Montero anunció que estaba componiendo su quinto disco como solista, pero hubo que esperar dos años, hasta 2022, para la promoción de su primer sencillo. Pero pronto empezaron a surgir las dudas sobre su estado de ánimo y salud por el aspecto que mostró en varias fotografías que compartió en su cuenta de Instagram. La artista pasó desde entonces dos años prácticamente desaparecida del mapa hasta que reapareció en el Bernabéu junto a Karol G en julio.

“No sabía muy bien cómo iba a reaccionar en un momento tan importante y, sobre todo, después de mucho tiempo pensando que jamás volvería a pisar un escenario. Por eso hoy es un día increíble para mi”, reconoció la cantante ante las sorprendidísimas más de 70.000 personas que abarrotaban el estadio de la capital. Una vuelta por todo lo alto que vaticinaba que retomaría su carrera, independientemente del futuro del grupo.

Más allá de lo estrictamente musical, tanto Amaia como la banda, en especial su guitarrista Pablo Benegas, han mostrado gestos de afecto y apoyo a través de sus redes sociales. Ejemplo de ello es la promoción de Memoria, la autobiografía del guitarrista –que incluyó mención al origen del grupo– en abril.

“Me siento muy afortunada de formar parte de esta historia, de ser tu amiga. Ahora entiendo que no podía ser de otra manera coincidir en esta vida y escribir juntos esa etapa tan mágica descubriendo un mundo que desconocíamos para llenarlo de canciones”, escribió la donostiarra.

En la misma línea le respondió él tras la actuación de Amaia junto a 'La Bichota'. El guitarrista hizo alusión al día en el que se conocieron, en un bar con unos amigos, en los que la cantante interpretó Nothing Compares To You, a oscuras a petición propia porque le daba vergüenza. Él fue, de hecho, el responsable de que acabara entrando en el grupo.

“Treinta años después sigo sin conocer a nadie como tú. Menuda dosis de amor te estás llevando querida amiga, qué maravilla. Ya puedes estar orgullosa. Disfrútalo y llena con él las válvulas del corazón para seguir caminando”, le dedicó. Posibles rencillas –aparentemente– resueltas, está claro que, con Leire Martínez fuera de la banda –otra cosa es cómo se haya gestado su salida–, su hueco esté llamado a ser ocupado, de nuevo, por Amaia.

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