Alberto Caballero remodela 'LQSA': “Si lo de José Luis Gil hubiera sucedido antes de renovar, quizás no hubiésemos seguido”

Adrián Ruiz

7 de octubre de 2022 20:46 h

La que se avecina está a punto de comenzar una nueva etapa después de casi quince años ininterrumpidos en televisión. La serie, que el próximo 18 de noviembre estrena en Amazon Prime Video su decimotercera temporada (y en torno a esa fecha solo el primer capítulo en Telecinco), se muda de edificio para someter a sus personajes a nuevas aventuras. Este cambio viene motivado por la obligación de Contubernio, la productora a cargo de la ficción, de buscar unos nuevos estudios después de que no se llegase a un acuerdo con el propietario de las instalaciones en las que se rodaba la comedia desde el año 2007.

Alberto Caballero, creador de La que se avecina, desvela a verTele cómo se fraguó este cambio después de que firmase con Mediaset su renovación por tres temporadas más. Antonio Recio y compañía cambiarán Mirador de Montepinar por un inmueble ubicado en un barrio pijo de Madrid que provocará una lucha de clases entre los vecinos. Este regreso al centro de la ciudad ha traído a muchos a la memoria Aquí no hay quien viva, la ficción primigenia, y su emblemática calle Desengaño 21. ¿Es una forma de recuperar el espíritu de la original?

“No intentamos recuperar el espíritu de Aquí no hay quien viva porque no lo necesitamos”, reivindica el guionista, que cree que LQSA es una serie que todavía sigue muy viva. Aun así, Caballero se muestra sorprendido y orgulloso de que la comedia de Antena 3 siga teniendo tanta repercusión después de casi 20 años: “Si se hubiese hecho en EEUU, habría pasado lo mismo que con Friends a nivel mundial”, señala el también productor, consciente de que “en este país te ponen a parir cuando te comparas con algún producto americano”.

Alberto Caballero reflexiona sobre la evolución del humor en LQSA y sobre cómo “las redes sociales se han convertido en una especie de arma de censura”. También habla de las dificultades que se encontró para crear las nuevas tramas con bajas en el reparto como las de José Luis Gil, que sufrió en noviembre de 2021 un infarto cerebral que lo mantiene alejado del trabajo. “Si lo de José Luis Gil hubiera sucedido antes de renovar, probablemente no hubiésemos continuado”, confiesa el creador, que reconoce que el actor, que lleva desde el primer capítulo de Aquí no hay quien viva, es el alma de la serie.

Hubo un tiempo en el que la continuidad de La que se avecina estuvo en el aire. ¿Cómo se fraguó finalmente esa renovación por tres temporadas más? 

Primero lo debatimos el equipo creativo, el equipo que lleva toda la vida. Luego, lo hablamos con los actores y les planteamos: ¿Lo dejamos aquí o estudiamos las posibilidades? Mediaset quería continuar y les dijimos: “Vale, pero vamos a ver qué hacemos”. Al final, todos nos pusimos de acuerdo y fuimos para adelante. Pero si íbamos para adelante, teníamos que hacer algo radicalmente distinto. Ahí pensamos: Vamos a hacer otro edificio, vamos a hacer personajes nuevos... y ese fue el origen.

¿En qué momento supisteis que si la serie continuaba, tenía que hacerlo en otro edificio? ¿Fue algo forzoso o era una idea que ya teníais en mente?

Fue un poco forzoso en origen, hay que ser honestos. Y al final, un decorado no lo puedes transportar, lo tienes que destruir y nunca lo vas a reconstruir igual. El anterior de la serie lo habíamos disfrutado mucho, pero lógicamente teníamos bastantes carencias a nivel de decorado, de espacio... por cómo se había planteado aquella estructura por las prisas que hubo en su momento. Dijimos que si íbamos a currar, íbamos a aprovechar para cambiar esas cosas. Queríamos una fachada con luz natural, que fuese un exterior real, que pudiéramos recrear una calle más decentemente... Entonces eso te llevaba ya a hacer otro edificio, porque nunca iba a parecerse a Montepinar. Sabíamos que había que hacer una nueva vivienda y ese fue el origen de buscar un plató como este, encontrarlo y meternos en todo el lío. 

Loles León dejó caer en su día que se mudaban al barrio de Salamanca. ¿Lo ubica realmente ahí? 

No hemos querido especificar. Es un barrio del centro, no tiene por qué ser centro centro. Nosotros lo hemos bautizado como del año 1911. Sería de esas ampliaciones que empezaron a tener esos barrios “semipijos” que, aunque parezcan así por fuera, siguen teniendo unas casas por dentro que dan mucha pena.

¿Se plantearon renombrar la serie, aprovechando el cambio de escenario?

No, porque lo bueno de la marca, en el momento en el que la serie seguía, es que no había ningún problema para seguirla llamando así. Y que el 80% de los personajes habían estado en La que se avecina y eran los personajes de La que se avecina, era una tontería. Bastante shock va a ser este cambio que, al ver el logo con la cerradura, en vez de entrar en Montepinar entras aquí. A la gente le va a dar la vuelta el cerebro. Ya con eso era bastante.

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¿Volver al centro de Madrid es una manera de intentar recuperar ese espíritu de Aquí no hay quien viva y Desengaño, 21?

Pues no tanto, porque no lo necesitamos. La que se avecina tiene su propia esencia. Pero sí nos divertía, en el momento en el que se nos ocurrió una escalera de exteriores y una de interiores, con dos tipos de calidades, pensar que poco sentido tenía mantenernos en la periferia, porque no es el tipo de edificio que se construye en estas zonas. Allí hacen edificios mucho más uniformados, con viviendas de una calidad similar. En cambio, veíamos que en Madrid había situaciones muy graciosas, de edificios que tenían unos pisazos de la hostia y otros que eran una mierda. Dijimos: “Hostia, si queremos hacer eso tenemos que irnos al centro”. 

Fernando Tejero ha reconocido que sí le han venido recuerdos de ANHQV al ver que se recuperaba esa vida en el patio. ¿Veremos algún guiño a la anterior serie? 

En La que se avecina hemos hecho ya mil guiños a Aquí no hay quien viva y los seguiremos haciendo, porque la gran maravilla es que sigue siendo una serie que, ahora también gracias a Netflix, sigue incorporando a nuevas generaciones. Se ha convertido casi en un fenómeno sociológico que hace plantearte ahora por qué. El otro día escuchaba un podcast que reflexionaba sobre por qué una serie de hace quince o veinte años sigue todavía tan presente y sigue atrayendo a frikis, y memes, y chavales jóvenes que a lo mejor incluso no habían nacido cuando nosotros empezamos a emitirla –escucha aquí 'El fenómeno Aquí no hay quien viva' en Un tema Al Día, el podcast de elDiario.es–. Creo que es una serie muy homenajeable, entre otras cosas, porque desgraciadamente hay ya muchos actores que no están con nosotros. Así que sí, nos apetece y seguiremos vacilando.

Podría retirarme ya sabiendo que he hecho algo con tanta trascendencia como 'Aquí no hay quien viva'

¿Qué se siente al ver que una serie de hace tantos años sigue triunfando con sus reposiciones en la TDT y su inclusión en las plataformas? 

Es un honor. Dicen que el tiempo pone cada cosa en su sitio. Al final, en tiempo real, cuando se produjo un éxito muy fuerte como fue Aquí no hay quien viva, lógicamente siempre había gente a favor y gente en contra, gente que la ensalzaba, detractores... Pero al final, te das cuenta que si ha sobrevivido con el tiempo es porque tiene un espíritu, una esencia de algún tipo que, de alguna manera, conecta no solo con la gente de nuestra edad, sino con generaciones que no han vivido eso. Dices: “Ostras, ¿qué está pasando ahí?”.

Para mí, es un gran honor y una fuente de orgullo saber que si yo ahora dejase de trabajar, y no hiciese nada más, ya habría hecho algo con suficiente trascendencia, ya me podría morir tranquilo. [Ríe] “Oiga, yo hice Aquí no hay quien viva”. Para mi eso es un honor. Y verla ahí en Netflix, en el top 10 de series, ver que hay chavales que nos llaman, que están haciendo el proyecto de fin de carrera y quieren asesorarse sobre cómo la hicimos, cómo explicamos los cambios sociales de la época... es increíble. Fue una serie hecha por gente joven, con total libertad y sin complejos. En su momento, tuvimos mucha suerte, porque conseguimos esa libertad y nos la respetaron. Creo que eso al final es lo que ha permitido mantener en el tiempo la frescura.

Las comparaciones son odiosas, pero hay quien dice que ANHQV es la Friends española. ¿Estás de acuerdo?

En este país te ponen a parir enseguida en cuanto te comparas con algún producto americano. Si mencionas Los Simpson o Friends, te saltan diecisiete haters diciéndote que ya te gustaría a ti. Yo me voy a los hechos. Probablemente, si Aquí no hay quien viva se hubiese hecho en Estados Unidos, hubiese pasado exactamente lo mismo a nivel mundial que con Friends. Pasó en España y bendita sea. En el mundo latinoamericano o incluso en muchos países de Europa la han disfrutado, la han visto, y se han hecho un montón de adaptaciones. Y la versión original, que es la que nos gusta y es la nuestra, sigue ahí vigente. De alguna manera, es un tipo de comedia que retrató su tiempo y tenía un tipo de construcción y de ritmo que no chirría a las nuevas generaciones.

¿Ha sido difícil crear las nuevas tramas con la incertidumbre de las inesperadas bajas por motivos de salud que se han producido en el reparto? 

Sí. Lo de José nos afectó muchísimo. José Luis Gil era el actor que había estado desde el primer capítulo de Aquí no hay quien viva, era el espíritu de la serie. Una vez estábamos en marcha, sucedió lo de su enfermedad y nos dio qué pensar. Hasta el punto que si hubiera sucedido antes de que hubiésemos decidido continuar con la serie, probablemente no la hubiésemos continuado.

Ahí ha habido que reponerse, hacer cambios de estructura, y esos cambios también han afectado a algún que otro personaje histórico que en esta temporada no ha tenido sitio, pero que lo tendrá... Entonces sí, ha sido complicado, pero te plantea el reto de mantener vivas las tramas de los que ya tengo, que al fin y al cabo son muchos de los históricos, y de los personajes nuevos. Sé que muchos al principio van a decir “pero esta gente quién es”, como ha pasado siempre, pero que luego con el tiempo nos hemos acabado divirtiendo con los nuevos.

Entendemos que siempre hay hueco para ellos para cuando se puedan incorporar.

Sí, nosotros siempre hemos dicho, y a las pruebas me remito, que ningún actor que ha estado en la serie, o que en algún momento ha dejado de estar, por el motivo que sea, cuando le ha apetecido volver no han tenido problema en hacerlo. Nosotros encantados. Aquí están Tejero, está Merlo, está Loles... Hay unos cuantos que en su momento se fueron, volvieron, y aquí estamos, pasándonoslo bien. Eso es aplicable a cualquier otro actor histórico que ha tenido peso en la serie. Las vidas van de una manera o la otra, pero esa es la historia.

En alguna ocasión, te has quejado de los horarios en los que Telecinco ha programado la serie, así como de la gran distancia en el tiempo entre su estreno en Amazon y su posterior emisión en abierto. ¿Has pedido que esto se corrija en estas nuevas temporadas? 

¡Me han hecho caso de repente! Pasa una cosa: nosotros venimos de una época de la televisión, los que ya tenemos unos años y hemos vivido una serie de cosas, en la que íbamos corriendo con un mensajero a entregar el capítulo para que se pudiera emitir. Vestíamos a los personajes de la época del año en la que estábamos grabando, cuando era verano era verano y cuando era invierno era invierno, y hacíamos un capítulo de Navidad, o de vacaciones, porque sabíamos cuándo se iba a emitir. Es verdad que ganamos tranquilidad durante un tiempo porque ya nos dejaron un hueco antes de la emisión, pero un hueco que eran dos o tres meses. Pero claro, llegar a tener una temporada entera escrita, grabada y no llegar a emitirse... eso no nos había pasado nunca.

Cuando pasa mucho tiempo, no solo al público, que vive de las reposiciones, sino que a uno mismo también le cuesta después reconectar. Entre otras cosas, porque no te acuerdas. Cuando te toca hacer una rueda de prensa, tú ya no te acuerdas de las tramas, tenemos que repasar porque ya estamos con la siguiente. Ha llegado un momento en el que era demasiado. Y sí, te corta un poco el rollo y la gente en redes se te queja de qué pasa que no se estrena. Hubo un año, me parece que en 2018, que teníamos una temporada lista y no se estrenó. Pasó un año y no se estrenó. Preguntábamos qué había pasado y que nada, que como iba todo muy bien, aguantábamos buscando el momento. No era por hacerle un feo a la serie, pero a ti, como creador, y al público, nos da la sensación de que nos estamos perdiendo algo.

El debate sobre los límites del humor está ya muy manido, pero lo cierto es que esta serie, que ha durado tanto, ha vivido la evolución de la sociedad. ¿Cuesta más ahora hacer según qué gags o chistes en la serie? ¿Te autocensuras?

Hemos intentado siempre que no, porque creemos firmemente que los límites del humor no deberían existir. Existen los límites del buen gusto, que es el de cada uno, para que le guste o no le guste algo y tenga la opción de cambiar de canal. Lógicamente, faltar al respeto a algo porque sí, gratuitamente, es algo que creo que nunca hemos hecho. Lo que sí hemos tratado es todo tipo de temas, desde varios puntos de vista. ¿Crítica social? A saco. Pero desde el momento en el que tú hagas un poco de crítica social a través de la comedia siempre va a haber alguien que se ofenda. Y se suele ofender el que está implicado en la trama. El de fuera está muy divertido hasta que le tocan a él. 

Este es un tema que ha ido a peor, porque las redes sociales se han convertido en una especie de arma de censura, que en algún momento nos ha llegado a acojonar a los que realmente dependemos de un sí o de un no. Eso ha creado algún problema. Pero yo creo que, desde el punto de vista de los que hacemos humor, hay que unirse, reivindicarlo y agradecer también, y aprovecho para hacerlo, a empresas y cadenas como Mediaset que, en un momento determinado, no nos han censurado nada porque entienden que el espíritu de la serie es un poco revolucionario. En ese sentido, sentimos que hemos sido un verso libre y queremos seguirlo siendo. Todo ello, dentro de que luego habrá capítulos que sean muy blancos, sin ninguna frase o palabra polémica. Todo depende de lo que se te vaya ocurriendo que te parezca gracioso o que te parezca una buena sátira de lo que está pasando.

Cuando hacemos crítica social a través de la comedia siempre va a haber quien se ofenda

La renovación fue por tres temporadas. ¿Tres y se acabó, o crees que hay cuerda para rato? 

Es muy pronto para ello. A ver cuánto nos aguanta el cuerpo. Creo que, tal y como lo tenemos planteado, esta temporada ha fluido muy bien. No vamos a tener demasiados problemas para la segunda temporada, creo que está bien encaminada la serie y al final, una tercera la haremos porque está firmada seguro. Nosotros somos como Simeone, con eso de “partido a partido”, porque esto es muy duro y porque, lógicamente, lo primero que hacemos es consultar a los actores. No tiene sentido seguir la serie per se, como si fuese una franquicia en la que cada temporada es un vecindario nuevo, esto está muy ligado a una serie de personas muy concretas. Mientras estemos esas personas tendrá sentido, y cuando no, pues le tendremos que dar un final, exactamente como le dimos un final a la última temporada, por si acaso.

También la inversión del plató habrá que rentabilizarla...

Claro, es que la construcción de este decorado ha sido muy, muy, muy cara. Lógicamente, porque es levantar todo un edificio y lo de fuera tiene que estar preparado para resistir a las inclemencias meteorológicas. Normalmente, renovamos por una o por dos temporadas, pero asumí que era lógico que, en un momento determinado, tuviésemos que hacer más capítulos para que tuviera sentido como inversión. Al final, lo triste de esto es como lo de Montepinar: terminas de grabar y lo tiras. Miren [Ibarguren] comenta muchas veces, cuando vemos una peli que no funciona: “Joder, con ese dinero, la cantidad de hospitales que podríamos haber hecho”. Hay que tener mucho cuidado en cómo te gastas el dinero y que tenga sentido.

'El fenómeno Aquí no hay quien viva', en Un tema Al Día, el podcast de elDiario.es

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