Los Caballero traen 'Muertos SL' a Movistar frente al “despiste” del abierto: “Los directivos se la juegan, por eso son más conservadores”
Alberto y Laura Caballero están de estreno. Los hermanos, artífices de hitos televisivos como Aquí no hay quien viva y La que se avecina, han aterrizado en Movistar Plus+ con Muertos SL, comedia protagonizada por Carlos Areces que ha lanzado ya sus dos primeros episodios. Los showrunners, que hacen 'hat-trick' de plataformas tras 'conquistar' Amazon Prime Video con El Pueblo y LQSA -compartidas con Telecinco- y Netflix con Machos Alfa, abren una nueva ventana para romper a través de la risa con el tabú sobre la muerte.
“Tomamos la decisión de no hacerla gore, que no fuera Dexter. Esa es la única línea roja que digamos que hemos tenido. No es nuestra línea autocensurarnos”, dejan claro los creadores, que reflexionan sobre si una serie como esta hubiese sido posible en una cadena generalista. “El despiste que tienen en la ficción en abierto es tal que yo creo que están abiertos a cualquier cosa que en un momento determinado pueda funcionar y lo quieran probar”, empieza diciendo Alberto a verTele. “Los directivos se la juegan, por eso se es más conservador, porque no quieres que te echen del trabajo, pero hoy en día creo que no hay opción a no arriesgar”, añade.
Siguiendo la línea de Machos Alfa, la perspectiva de género vuelve a estar presente en Muertos SL, con el caso de un agresor sexual que funciona como hilo conductor de toda la temporada. Preguntado sobre si escribir mano a mano con Laura le ha ayudado a plasmar en sus proyectos esta mirada, la creadora sorprende con su reacción: “Te aseguro que él está bastante más deconstruido que yo”, afirma. “En nuestro equipo de guionistas, han sido tradicionalmente más 'machirulas' ellas que nosotros. Nosotros somos digamos el lado sensible, empático, y los que tenemos que ir midiendo. Si fuese por ellas...”, secunda Alberto.
Durante la presentación de la ficción, los Caballero bromearon al decir que sus “traumas familiares”, con varias indirectas durante la rueda de prensa a los conflictos vividos con su tío José Luis Moreno, darían “para otra serie”. ¿Serían capaces de hacerlo? “Sí, lo que pasa es que vamos a esperar a que nos dé más tramas la vida, ¿no? Y que esa sea la última...”, comenta entre risas ella. “Sí, cuando no le duela a nadie. Esas cosas hay que hacerlas cuando no le duelan a nadie”, añade él, señalando que “cuando tratas temas personales, de ámbito familiar, por muy interesantes que sean, de alguna manera estás dejando al descubierto la intimidad de las personas que forman esa familia”.
Finalmente, los hermanos hablan de la temporada 15 de La que se avecina, la última del acuerdo que firmaron con Mediaset y Amazon Prime Video, desvelando si han afrontado la escritura de sus guiones como si fuese la última, la que suponga su desenlace final. “Es pronto, pero es el final de un contrato y ¿por qué no? Puede ser la última, claro”, asegura Alberto Caballero, que explica que “pasa el tiempo y no queremos que se nos convierta aquello en un geriátrico”. “Es 'la última de Filipinas' de las series 'franquicia' históricas (...) y cuando solo queda uno suele ser por algo”, añade. “Es un tipo de serie en vías de extinción y más siendo comedia... El milagro es que hayamos llegado a la décimo quinta temporada”.
¿Cómo surgió la idea de hacer esta serie?
Alberto Caballero: Surge de la crisis de la mediana edad. Ahí la muerte aparece en tu vida, revolotea simplemente como concepto filosófico. Eso por un lado. Por otro, de que queríamos hacer una serie de ambiente laboral, pero que tuviera un envoltorio que nos diera juego, que fuera atractivo, y que pudiéramos hablar de un tema de cierto calado. En las comedias que vamos haciendo nuevas, estamos cada vez más preocupados de que para que tengan su peso, además de tener su parte de humor, que hablen de temas interesantes, que inviten a la reflexión, o que los capítulos no simplemente sean divertidos y te rías, sino que puedan aportar algo más. Así la gente que quiera disfrutar de tu comedia la tiene, y la gente que su sentido del humor no encaja tanto con el tuyo, pues al menos tenga una temática interesante.
Muertos SL tiene un detonante similar al de A dos metros bajo tierra. ¿Fue de algún modo esta serie una inspiración para vosotros?
Alberto: Sí, de hecho por eso le hicimos agresor sexual, para diferenciarlo [risas]. No, bueno, A dos metros bajo tierra es una de mis series favoritas de siempre, pero hablaba básicamente de una familia un poco sui generis.
Laura Caballero: Era más agria y muy americana. Esta es muy española.
Alberto: Aquella tenía varias genialidades, como la de empezar cada capítulo con una muerte. Es una serie brillante. En ese sentido, pretender imitar una serie brillante es un error, es como pretender imitar a Picasso o a Woody Allen, evidentemente te va a salir una cosa que va a ser peor a lo que hacen ellos.
También pusisteis una semilla en aquel episodio de Aquí no hay quien viva en el que Belén trabajaba en una funeraria...
Alberto: ¡Sí, es cierto!
Laura: Sí, fue nuestra primera minifuneraria. De hecho, provocó una de nuestras mejores tomas falsas, lo que pasa es que no estaba bien grabada. Recuerdo que se cayó el ataúd y el actor que estaba dentro casi se muere de verdad. Entre las tomas no podía hablar, le dio mucho yuyu. Además el golpe sonó muy fuerte, porque el suelo del videoclub era como de cristal. Fue de risa pero casi utilizamos el ataúd de verdad.
Es curioso que se hayan hecho series de narcos y prostitución en abierto, y nos preguntemos si se podría hacer una serie sobre una funeraria
¿Sería esta serie, por su temática, posible en una televisión en abierto?
Laura: Yo es que la temática tampoco la veo tan...
Alberto: No... A ver, es más fácil sacarla adelante en plataforma, pero de alguna manera, yo creo que las cadenas en abierto se han dado cuenta de que hay que explorar nuevos territorios y que el mecanismo tradicional, de serie familiar con un poquito de todo, eso hace 20 años que ya no funciona. Entonces probablemente se podría hacer perfectamente, aunque pegarían dos capítulos en emisión para que durara el prime time completo, pero yo creo que sí. Creo que se ha creado una especie de separación, y de hecho, la mejor demostración es que cuando las series del abierto se han llevado a plataforma, con su duración imposible, sus temáticas, también han sido lo más visto en plataforma.
Laura: Es curioso que se hayan hecho series de narcotraficantes y prostitución en abierto y estemos preguntándonos si se podría hacer una serie sobre una funeraria [risas].
Alberto: Tu imagínate hacer ahora Sin tetas no hay paraíso...
Lo decía por si creíais que había reticencias en las cadenas en abierto a hablar de un tema como la muerte.
Laura: Si lo piensas, esta también es una serie familiar. Es una familia regentando un tanatorio. Más familia que esto... Yo creo que no sería problema, el problema sería más la duración.
Alberto: El despiste que tienen en la ficción en abierto es tal que yo creo que están abiertos a cualquier cosa que en un momento determinado pueda funcionar y lo quieran probar. Otra cosa es que lógicamente como directivos se la juegan de alguna manera. Por eso se es más conservador, porque lo que no quieres es que te echen del trabajo, pero hoy en día creo que no hay opción a no arriesgar. Al concepto de “arriesgado” yo creo que hay que darle la vuelta, cuando realmente estás arriesgando ahora es volviendo a lugares comunes, porque si no, ¿cómo llamas la atención?
¿Por qué elegisteis a Carlos Areces como protagonista? ¿Creéis que se ha convertido en vuestro ‘actor fetiche’?
Laura: Es un lujo trabajar con Carlos por el talento que tiene. Tú ves a Dámaso [su personaje en la serie] y yo no me imagino a otra persona, de verdad, con todo el cariño al resto de los actores en España, haciéndolo mejor que él. Trabajar con él es un regalazo, el ambiente que crea en plató, el talento que tiene para hacer reír dentro y fuera, para hacer piña, para animar... Aunque no lo parezca, es un feliz. A su manera, pero es un feliz. Y te transmite un rollazo que creo que en la serie se nota.
Alberto: También creo que hemos desarrollado con el tiempo como un proceso de selección natural, espiritual, con un grupo de actores bastante amplio. Lo que pasa es que las circunstancias han llevado a que con Carlos, que en La que se avecina y Machos Alfa hacía un papel pequeño, por esa tipología de actor que nos mola mucho y con el que nos llevamos muy bien, hayamos buscado dónde nos pueda encajar. Cuando empezamos Muertos SL, construimos a Dámaso y pensamos quién podría hacerlo y nos vino enseguida a la mente él, lo tenía que hacer él. ¿Pero es que viene de hacer con nosotros...? Da igual. Esto es como cuando le dicen a Trueba que siempre trabaja con sus amigos. ¿Con quién quieres que trabaje, con mis enemigos?
Hay una fase muy bonita cuando hay una compenetración creativa y personal que desarrolla una especie de sentimiento de lealtad, de lealtad recíproca. Nos ha pasado con José Luis Gil, con Jordi Sánchez, con Pablo Chiapella, con Nathalie Seseña, con Eva Isanta... Con un montón de actores. Y eso es muy guay, porque al final te sientes, no en deuda, pero sí pensando: ¿cómo no vamos a trabajar juntos? Es como que no te imaginas una vida laboral sin trabajar con los actores que realmente más te gustan y más admiras, incluso en el plano personal.
¿Con quién quieres que trabaje, con mis enemigos?
En esa línea, por fin habéis podido volver a trabajar con Diego Martín.
Laura: Teníamos unas ganas de pillarle, que no había manera. Al final, te alegras de no haberlo podido pillar para proyectos anteriores cuando aparece Chemi [su personaje] y lo borda. Es un personaje muy complicado que no sea ni hacer el payaso, ni que te caiga mal, que es dificilísimo. Parece ligero lo que hace, y es muy complicado. Y que haya aparecido justo y que esté libre para Chemi, dices: ¡Qué bien la vida cómo nos lo ha colocado!
Alberto: Ha sido cuando tenía que ocurrir. Diego hizo uno de mis personajes favoritos de Aquí no hay quien viva y, con el tiempo, las carreras se van cruzando y es muy bonito cuando se produce ese reencuentro en la distancia, porque digamos que todos hemos vivido mucho. Y suena a coña, pero Diego acabó con nosotros en 2006 y nos hemos reencontrado en el 2023, laboralmente hablando. Nos hemos visto más veces, pero laboralmente han pasado un porrón de años.
Laura: Fue todo muy fácil y de repente te ves de nuevo en plató rodando con él.
¿Habéis tenido alguna línea roja a la hora de hacer humor sobre la muerte?
Alberto: No, líneas rojas temáticas no. Tomamos la decisión de no hacerla gore, que no fuera Dexter. No hace falta ver mucha carne. Tu puedes estar en la sala de tanatopraxia y efectivamente hay un cadáver y están trabajando sobre él, pero no va de eso la serie. Esa es la única línea roja que digamos que hemos tenido, porque a nivel de contenido, estamos tocando de todo. No es nuestra línea autocensurarnos, en general.
¿Queríais que no fuese incómoda o desagradable de ver?
Laura: Más que nada, porque la serie al final es sobre una empresa. Y en la empresa, igual que mostramos a Olivia delante de su ordenador haciendo sus facturas y no insertamos el plano de sus manos en el teclado, entramos en tanatopraxia y vemos al tanatopractor trabajando sin el inserto del muerto y que no desagrade.
Hubiésemos metido a Rocío Carrasco sin problema, pero Fidel por detrás me pedía que por favor no la pusiera de muerta
Laura, dijiste en rueda de prensa que Rocío Carrasco te había pedido salir como figurante, haciendo de muerta. ¿Cómo fue eso? ¿Os planteáis ese 'gag' de meter cameos famosos?
Laura: Sí, y la hubiésemos metido sin problema, pero Fidel por detrás me pedía que por favor no la pusiera de muerta [risas]. Entonces, no sé a quien hacer caso, si a ella o a él.
Alberto: ¡A ella, a ella!
Laura: A ella, a ella... Pero vamos, que me lo dice casi una vez a la semana. Entonces, quien quiera hacer de muerto...
Alberto: Es muy bonito ver cómo los amigos, la gente que conocemos, del ámbito personal y profesional que se han convertido también en amigos, te felicitan por tus proyectos y te expresan su deseo de estar en él. Al final, es muy chulo y es una manera de mantener vivos los proyectos y que supongan incluso más para nosotros a nivel emocional.
En el hilo conductor de esta primera temporada de la serie, con la trama del agresor sexual, volvéis a abordar temas que hemos visto en Machos Alfa, como el feminismo, el acoso, la deconstrucción... ¿Por qué?
Alberto: Porque el tema de un agresor sexual no es tratable en Machos Alfa desde el punto de vista de que no hay debate. Machos Alfa es una serie que tiene que generar debate alrededor de la nueva masculinidad, del feminismo, de la equidad... Aquí no, aquí no hay debate. Aquí hay un cabrón, el problema es que el cabrón se ha muerto y de alguna manera se salió con la suya. Queríamos tratar que cuando hay un Harvey Weinstein, pues está muy claro, vas a por él, consigues movilizar a las damnificadas, a los medios, lo condenas y lo llevas a la cárcel. Pero cuando el tío está muerto y nadie se ha enterado de nada hasta que estalla... eso es lo que nos generaba interés. Sobre todo, por darle peso al problema del abuso de poder dentro de las pequeñas empresas.
¿Debatís mucho entre vosotros sobre estos temas a la hora de escribir el guion? Alberto, ¿tener a Laura al lado te ha ayudado en tu vida en ese proceso de deconstrucción que todos tenemos que afrontar?
Laura: Te aseguro que él está bastante más deconstruido que yo... [Risas].
Alberto: Es al revés, sí... [Risas]. En nuestro equipo de guionistas, han sido tradicionalmente más “machirulas” ellas que nosotros. Nosotros somos digamos el lado sensible, empático, y los que tenemos que ir midiendo. Si fuese por ellas... También creo que con esto hay mucho mito sobre que las mujeres son así y los hombres así. Yo creo que hay que romper un poco esa especie de ideas preconcebidas y de lugares comunes. Las mujeres tienen una visión muy variada sobre el feminismo, sobre la nueva masculinidad y sobre el machismo. Y el rasgo común que yo he visto es que las mujeres realmente empoderadas, las empedradas de verdad, las que mandan en su vida, las que han hecho su carrera, le dan bastante menos importancia a estas cosas. ¿Por qué? Lógicamente, porque para ellas, por algún motivo, eso no ha sido un gran problema, porque el asunto es que han tirado para adelante y lo han solventado.
Laura: Es un tema también de energías, es más la energía que tienes en un momento dado que la etiqueta de 'feminista' o 'el deconstruido'...
Alberto: En el caso de Muertos SL es que queríamos tener una ejecutora. El personaje de Adriana Torrebejano, con Manuela, es una tía que no es tanto una militante feminista como una tía que quiere justicia y que le da igual que el tío esté muerto, es un cabrón y su mujer debe saberlo. Y la mujer lo tiene idolatrado y de hecho está continuando con el negocio simplemente como por respeto a su marido y a la obra de toda una vida. Tú eso lo ves en un drama puro, y hostia, es una trama.
Laura: Y es muy interesante que ocurra esto en una empresa pequeña, que cuando te enteras de este tipo de casos, siempre es una cosa como muy grande, una red enorme... Entonces, es ver qué no habrá pasado en empresas de estas pequeñitas con señoros que mandan. Te da todavía más miedo a decir absolutamente nada porque sabes que acabas en la calle 100%.
En rueda de prensa bromeabais con vuestros 'traumas familiares', y tú Laura decías que “eso da para otra serie”. ¿Seríais capaces de hacer una serie autobiográfica en esa línea?
Laura: Sí, lo que pasa es que vamos a esperar a que nos dé más tramas la vida, ¿no? Y que esa sea la última. [Risas].
Alberto: Sí, cuando no le duela a nadie. Esas cosas hay que hacerlas cuando no le duelan a nadie. Nosotros, haciendo Muertos SL, podemos ofender a alguien por algún motivo, pero no es algo previsible, digamos. No es algo que digas: “Voy a ofender, voy a molestar”. Pero cuando tratas temas personales, de ámbito familiar, por muy interesantes que sean, de alguna manera estás dejando al descubierto la intimidad de las personas que forman esa familia. Yo creo que afortunadamente hay una cosa que es la imaginación, que con la imaginación te evitas problemas. Y lo decimos nosotros, que estamos todo el rato cogiendo ideas de la realidad, es un poco contrasentido. Digamos que esas ideas que cogemos de la realidad, de allí y aquí, siempre las pasamos por la túrmix para que no haya nadie que pueda decir: Hostia tío, es mi vida.
'LQSA' es un tipo de serie en vías de extinción, y más siendo comedia (...) Esta temporada puede ser la última, claro
Estáis grabando la temporada 15 de La que se avecina, la última de vuestro contrato con Mediaset y Prime Video. ¿Habéis escrito su final como si fuese la última?
Alberto: Ahora mismo es la última. Nunca escribimos algo a priori como si fuese a ser el final final, porque si no habríamos tenido que hacer 12 finales de la serie cada vez que acababa un contrato, siempre hemos preferido esperar. Sí es cierto que cuanto más tiempo pasa... La que se avecina es 'la última de Filipinas' de las series franquicia históricas de un montón de años, solo queda ella, y cuando solo queda uno suele ser por algo. Es un tipo de serie en vías de extinción, y más siendo comedia... El milagro es que hayamos llegado a la decimoquinta temporada.
Laura: Con las series, nunca sabes cuándo es la última...
Alberto: Pero sí es cierto que nos lo estamos planteando un poco como que puede ser, por una serie de circunstancias. Nosotros tenemos más proyectos, nuestros actores también, que no significa que no podamos volver a trabajar con ellos. Y luego, que pasa el tiempo y no queremos que se nos convierta aquello en un geriátrico... Hace tres años, me hice una foto con José Luis Gil diciendo: tengo la edad que tenía Juan Cuesta cuando empezamos Aquí no hay quien viva. Esa es la realidad. Y yo le veía como un señor, un padre de familia, una persona completamente ajena a mí. Pues yo ya soy ese señor, soy ese señor y ya está. ¿Cuánto tiempo más puede aguantar la serie? No es por temática, porque por temática podríamos estar haciendo La que se avecina toda la vida, pero hay otras limitaciones que no son exactamente creativas que también influyen mucho y que también habrá que gestionar. Es pronto, pero es el final de un contrato y, ¿por qué no? Puede ser la última, claro.
Hablando de José Luis Gil, el otro día la hija decía que era complicado que volviese al trabajo, pero ¿os gustaría contar con él para ese futuro final de La que se avecina, aunque sea de forma testimonial?
Alberto: Por supuesto.
Laura: A nosotros nos encantaría.
Alberto: Por supuesto, creo que sería de justicia. Y uno de los motivos quizá por los que es menos estimulante continuar La que se avecina es porque no está él.