Álex García es el líder de Los Miami en 'El Inmortal': “'Tómbola' define bien los 90, y tiene que ver con lo que contamos”
Después de ser Germán en Sagrada familia de Netflix, Andrés en Un asunto privado de Amazon Prime Video, o Alexander en Antidisturbios de Movistar Plus+, Álex García se transforma en José Antonio, otro protagonista con nombre común pero una historia excepcional que Movistar Plus+ cuenta en El Inmortal a partir de este jueves 27 de octubre.
Esa es la fecha escogida por la plataforma para estrenar su nueva serie original española de 8 capítulos, inspirada en la historia de la banda que durante los 90 dominó el tráfico de cocaína y el control de las discotecas de Madrid, Los Miami, y encabezada por “El Inmortal”, al que encarna el actor pese a ser completamente diferente a él: “Mi manera de no juzgarle ha sido entenderle desde el miedo”.
Aprovechando la presentación de la serie en el FesTVal de Vitoria, verTele junto al resto de periodistas pudimos entrevistar a Álex García, emocionado por encabezar un proyecto tan ambicioso y en el que el clima familiar de Los Miami se trasladó a todo el equipo. Algo que le arropó frente a la dureza del rodaje en el que se trasladaba a los 90, una época en la que como él mismo define “el valor de la vida estaba a la baja”.
Además de su experiencia, preparación y papel, el intérprete incide en que El Inmortal no es otra serie de narcos, y quiere que sirva para que los más jóvenes pongan en valor cómo la industria audiovisual ha ido creciendo en nuestro país: “La ficción española es uno de los grandes ejemplos internacionales de cómo hacer buenas series sin perder las raíces”.
Te hemos visto muy emocionado en la rueda de prensa. ¿De qué manera te ha marcado el personaje de José Antonio, y el proyecto de 'El Inmortal'?
Al final es un personaje, y lo que voy aprendiendo poco a poco es a dejarlo todo en él. A mí lo que me emocionan son las buenas acciones, y el corazón que le ha puesto cada uno de los representantes de esta serie ha sido impresionante. Sin ellos, no se hubiera podido haber hecho así. Estábamos hablando ahora que para presentar una serie de narcos, parecía que estábamos presentando una serie familiar. Y es que así ha sido el rodaje que hemos vivido. Ha habido condiciones, por lo que requería la serie, que nos llevaban muy al límite, como rodar de seis de la tarde a siete de la mañana durante semanas en una discoteca en la que hacía mucho calor. Esto es un ejemplo, pero si no hubiéramos estado todos en el corazón rodando esta serie, no hubiéramos acabado tan bien como acabamos y no hubiera salido este producto.
Me encanta haberme encontrado con el director David Ulloa, que te coge la mano y no te la suelta hasta el final. Hubo momentos que estaba con una presión tremenda, como desgraciadamente se vive en la profesión y más en una producción como esta, con exigencia de superproducción. Eso conlleva no dormir, acabar una jornada e irte a localizar la siguiente porque ha habido problemas, y emociona el cariño que le ha puesto cada uno de los que estamos aquí.
Decías que el gran reto de este proyecto es no juzgar al personaje. ¿Cómo lo has trabajado?
La personalidad de José Antonio que leí en el guion no tiene nada que ver con la mía. Es un personaje que siente que la vida es un campo de batalla y que antes de que te pisen, pisa. Yo veo la vida al revés, y las decisiones que toma durante toda la serie son malas desde mi punto de vista, y le llevan a hacer mucho daño a la gente que le rodea. Son todo acciones muy juzgables, y yo tenía que entender por qué se relacionaba así con el mundo. Trabajé su psicología y lo que he entendido es que lo hace porque el dolor que recibe lo dobla y le devuelve eso al mundo. Esa ha sido mi manera de no juzgarle, entenderle desde el miedo. Creo que a él le mueve ese miedo y esa necesidad de ser reconocido.
Aunque cueste la vida, porque el valor de la vida en aquel entonces era poco...
Sí. Hay algo muy importante y es que en los 90 el valor de la vida estaba a la baja. Y alguna gente criada en estos barrios creía que el honor era más importante que la vida. Para el personaje de José Antonio es más importante la palabra que la propia vida, y eso crea unas consecuencias muy graves que a lo largo de los capítulos, las va recibiendo y sufriendo. No hay nada que hagamos en esta vida que al final no recibamos.
Es un error presentarte en el set de rodaje con un personaje ya cerrado
¿Has llegado a hablar con la persona real a la que encarnas?
Nada, muy poco. Mi intención era crear mi personaje, y entre el guion que teníamos y la aportación de Daniel Ulloa y Paz Gómez, lo fuimos haciendo entre todos. Creo que es un error presentarte en el set de rodaje con un personaje ya cerrado. En el ensayo va saliendo, y cuando he trabajado con María Hervás como mi mujer, el personaje se ha convertido en otro. Y lo mismo con Claudia Pineda. Las dos me han ayudado a hacerlo más digno, duro y fuerte dentro del punto de vista del personaje.
¿Has encontrado algún punto común con José Antonio?
El sentido del humor. En los momentos más duros le hemos dado sentido del humor al personaje. Son momentos escogidos, pero de hecho una de las escenas salió improvisada. Según íbamos rodando la serie nos fuimos dando cuenta de que el sentido del humor hacia sí mismo, el no darse más importancia de la que debía, le ayudaba a seguir adelante. Porque desde mi punto de vista, es insoportable vivir esa vida.
Vi el documental sobre Jesús Gil, que habla muy bien del libertinaje que había en los 90
¿Qué o quién te ha ayudado a meterte en el mundo de los 90? A comprenderlo, y a saber cómo se vivía en esa época y ambiente...
Es una época que como espectador me encanta, y hay mucho documental y muchos programas para empaparme. Ya estaba Tómbola, por ejemplo, que define muy bien esa época y tiene mucho que ver con lo que nosotros contamos. También me vi series, pero a modo documentación concreta para arrancar el personaje vi el documental sobre Jesús Gil, que habla muy bien del libertinaje que había en los 90 y de la forma en la que se relacionaba alguien con poder con el resto del mundo. También fui hablando con gente que fui conociendo, que venía al rodaje y que yo mismo iba contactando. Me dieron nociones sobre la jerga también, que al final decidimos limitarla para no distraer mucho al espectador y que no fuera un disfraz, sino algo visceral.
Las líneas entre cine y televisión están totalmente difuminadas con la llegada de las plataformas. Para los que empezasteis en TV, ¿crees que os ha costado más la aceptación del público y de la crítica?
No, porque como nunca sabes lo que va a venir... Desde que llegué a Madrid empecé a trabajar en todo, cine, televisión y teatro, y recibía los prejuicios que había de cada medio. Pero era la época que me tocaba vivir y lo entendía como tal, no sabía que la ficción en televisión en España iba a ser lo que es hoy en día, que es uno de los grandes ejemplos internacionales de cómo hacer buena ficción sin perder las raíces. Cuando trabajo con actores jóvenes ahora veo que dan por hecho que la ficción es así, que puedes hacer una serie con los mejores directores y directores de fotografía. Pero siento que ha venido tan dado a las nuevas generaciones, que corren el riesgo de no valorar y dar por hecho que esta industria se ha ido haciendo poco a poco, y ha habido mucho esfuerzo detrás para que hoy seamos lo que somos.
Se han hecho ya muchas series sobre narcotráfico. ¿Qué diferencia a El Inmortal de otras de su género?
La estructura, para mi gusto y después de haber hecho unos cuantos trabajos, es impresionante. No te da tiempo a pensar y todo lo que cuenta en cada escena va sumando sobre la anterior. Además, tiene una personalidad muy concreta tanto en la fotografía como en la relación de los personajes. Aunque todo está inventado, siento que el Madrid de los 90 no ha tenido series con esta factura y este guion detrás en otras ocasiones. Yo la puedo comparar con series internacionales que he visto y con alguna película que hemos tomado como referencia. Como digo, tiene una personalidad muy precisa y la estructura y la emocionalidad de la serie no para en ningún momento, y es un punto a favor que creo que al espectador le va a enganchar.
¿Por qué ha habido ese miedo o respeto a no caer en el cliché de la típica serie de narcos?
Me ha sorprendido escucharlo en la rueda de prensa porque no he sentido ese miedo, ni mucho menos. Yo he leído un personaje auténtico y se ve en el primer capítulo cómo la vida y sus decisiones le van llevando a eso, pero el planteamiento inicial no es así. Cuando leí el guion por primera vez no leí una típica serie de narcos, luego vi las similitudes pero es que a mí me encantan este tipo de series. Las he consumido mucho y para mí era un regalo poder hacer uno de estos personajes. Tengo un punto de vista muy concreto, confío en el corazón de cada uno, y me apetecía darle corazón a esta serie.
El Madrid de los 90 no ha tenido series con esta factura y este guion
¿Qué peso han tenido las escenas improvisadas en el montaje final?
Hay un 30% de la serie que salió en esa improvisación, en ese último momento. Que nos dieran alas, y que a la vez nos mantuvieran en la tierra, ha tenido mucho peso.
¿Cuál ha sido la escena más complicada de rodar?
¡Hay muchas! Una de ellas fue con los perros. Hemos trabajado con unos perros que realmente tenían muy mala leche. Era una delicia y se ve en la serie, pero había un momento que teníamos que actuar con naturalidad como si fueran nuestros perros, y no podíamos dejar de sentir el respeto porque asustaban a todo Dios. Es importantísimo en el devenir de la serie porque tienen que dar miedo, los utilizamos como armas.