Entrevista

Ana Morgade: “Si supiera cómo llevarme el minuto de oro, me habría comprado una isla al lado de la de Jeff Bezos”

Pedro Zárate

6 de febrero de 2023 20:45 h

Vamos a llevarnos bien no es solo el nombre del nuevo programa de Ana Morgade en televisión, sino un mantra que defiende con contundencia durante la presentación en sociedad del formato: “Se puede enseñar que no pasa nada por no estar de acuerdo”, defiende la artista madrileña, a los mandos de un magacín al que ha podido contribuir desde su misma creación, y que será la nueva oferta de La 1 para la noche del martes.

“Quiero que la gente tenga una sensación real de que nos lo estamos pasando increíble”, afirma la humorista sobre esta producción a cargo de The Pool, que mezclará actualidad, humor y entretenimiento a través de una competición entre cómicos enfrentados en un ring de boxeo. En juego, un trofeo para el mejor de la noche, y la promesa de mucha comedia. “La idea es que el espectador sienta que podría hacer cualquiera de los juegos que estamos haciendo aquí, y que es divertido”.

Vamos a llevarnos bien llegará a un prime time que sigue retrasando su hora de comienzo, en las 22:50 horas. El horario ha sido determinante para formular los contenidos y el tono, con “un ambiente festivo general pero también momentos para lo íntimo y lo chiquitito”, explica Morgade, que defiende ante todo la idea central del formato: “Convertimos la confrontación en algo que tiene cabida y que es positivo y mola ver”.

Frente a sí, ese concepto se enfrentará a muy variadas apuestas, desde el reality -La isla de las tentaciones-, la entrevista -Viajando con Chester- y la ficción -Hermanos-, una competencia de lo más variopinta. Morgade no se muestra preocupada en exceso por ello. De hecho, bromea precisamente con esa imposibilidad de saber cómo prever el comportamiento de la audiencia. “Si supiera cómo llevarme el minuto de oro no estaría aquí, me habría comprado una isla al lado de la de Jeff Bezos”, dice, para luego prometer: “Voy a hacer el programa con todo el amor del mundo, y eso se va a transmitir”.

¿Cómo surgió y te llegó esta propuesta para encabezar este proyecto?

Llevamos mucho tiempo cocinando este programa porque queríamos hacerlo muy bien y con mucho cariño. Llevábamos meses trabajando, yo me he involucrado desde el principio en el proyecto. Dije que sí en el minuto 0. Era trabajar con [Curro Sánchez] Varela y con Marc [Amorós] -que nos conocíamos de la época de El Terrat- que son expertos en TV, y me dieron toda la confianza desde el principio. Y además es un privilegio que te llamen y te digan: 'Quiero hacer un programa', digas '¿Y de qué va?'. De lo que quieras tú, vamos a hacerlo juntos. Eso de por sí ya es un placer y es algo que pasa una vez en la vida. Estoy ahora mismo encantada de que hayan contado conmigo para hacer esto y confiado en mí.

Al hilo de esto último. En los últimos años has sido presentadora de programas heredados; es decir, de programas que ya existían previamente. Este es uno de nuevo cuño contigo desde el principio. Además de que te dejen hacer lo que quieras, qué importancia tiene empezar el proyecto tú misma?

He tenido suerte y he heredado formatos súper asentados. Eso tiene una responsabilidad siempre porque tienes que estar a la altura, no puedes entrar y romperlo todo, pero tenías una garantía ya de éxito. Aquí estamos empezando de cero. Me hace especial ilusión. Me han dejado colaborar mucho en el proceso creativo y he tratado de pensar en un programa que me apeteciera mucho ver desde casa. He querido juntar lo que más me divierte de la televisión, y lo que más placer me da cuando lo veo, y tratar de que la gente tenga una sensación real de que nos lo estamos pasando increíble. Es un formato lo suficientemente potente pero a la vez flexible para que de verdad nos partamos de la risa y nos dejemos a cuadros, con el culo torcido, cada 10 minutos. Esa es la idea: tratar con gente con mucho talento que es capaz, desde lo espontáneo, de volver loco a todo el mundo.

¿Hay cabida para temas de política?

Vamos a habar un poco de todo, de lo que esté pasando. La idea es tomar la actualidad, pero no podemos hacer un análisis sesudo a las once de la noche, porque la gente está cansada, y hay un montón de programas antes que ya lo han hecho. No te vas a poner a dar la turra a la gente con cosas densas. La idea es [hacerlo] con pinceladas, para que si has estado liado durante el día, no te has enterado de nada, o no has tenido el día para poner la tele, tengas sensación de que te estás enterando de lo que está pasando y lo que se habla pero sin entrar en las profundidades abisales de un Telediario. Hacemos una cosa que, sin ser frívola, es más superficial. Tienes un vistazo rápido a lo que está pasando y además te lo contamos jugando y riendo.

Creo que mola mucho hacer un ejercicio de contradicción: hablar en un escenario de hostilidades, cuando al mismo tiempo la idea es llevarnos bien

¿Cómo irán cambiando los colaboradores semana a semana?

Los invitados siempre serán nuevos, e iremos trayendo invitados, habrá más de uno. Tenemos una sección que me encanta, El minuto de gloria, donde traeremos a gente que tiene mogollón de talento para hacer cosas, y vamos a dejar que España entera lo descubra con nosotros. Lo que queremos es tratar de sacar a brillar a la gente. En el primer programa están los cuatro colaboradores que hemos confirmado [Miki Nadal, María Gómez, Miguel Maldonado y La Terremoto] pero estamos hablando con gente para que vayan rotando. Para mí, la idea es que esto sea un reto para cualquier colaborador o personaje televisivo que quiera venir aquí y ponerse en uno de los rincones, siendo un púgil por una noche.

Hay un precio de elegir a los mejores, que es que no los puedes tener para siempre. De vez en cuando, para tener a la gente que más nos gustaba, hemos tenido que contar con un elenco grande para siempre tener a los que queremos y no solo a los que podían.

Cuando presentaste 'True Story', decías que había sido un sueño trabajar con Arturo Valls. En este caso, que has tirado de agenda, ¿te has permitido algún capricho para tener como colaborador?

Totalmente. Para mí, un caprichito es Miguel Maldonado. No habíamos trabajado juntos nunca y tenía muchísimas ganas de trabajar con él. Fue una apuesta personal. Dije: 'Tengo el teléfono de Miguel. ¿Le puedo llamar, me dejáis?'. Me muero de la risa con él, me gusta mucho. Hemos intentado que la mesa esté muy equilibrada. Que haya energías muy distintas pero que al mismo tiempo todo el mundo pueda en un momento dado venirse arriba.

Hay grandes sorpresas. María Gómez, a la que hemos visto en facetas más serias o en tono más moderado, cuando se viene arriba, vais a alucinar. Es desternillante. Es encantadora y está loca, que es la parte que no sabía.

Por ahí se puede abrir otra vía: perfiles más moderados...

La idea es que en la mesa haya muchos colores. No se trata de que vayamos a la misma energía, sino que haya perfiles similares pero no idénticos. Miki Nadal representa una cosa, es un icono de la televisión y del humor y tiene su propio color; pero Miguel Maldonado pertenece a otra generación, representa otra cosa; María Gómez, que es una persona a la que tenemos como periodista y es súper rigorosa y buenísima haciendo su trabajo, se puede desmelenar y venir a ofrecer otra cara maravillosa; La Terre, que es la más performática, a la que conocemos por ese mundo farandulero, viene y te hace un despliegue de talento alucinante. Queremos que haya un poco de todo, que haya la sensación de que pasan muchas cosas a la vez, pero bien conjugaditas.

¿Por qué la decisión de convertir el escenario en un ring?

A mí me encanta poder estar en un ring. He hecho algunos formatos de improvisación donde me he subido a un ring de boxeo, he hecho roasts, improvisación... En México, en un festival de teatro, llegué a hacer una cosa que llaman La Impro Lucha, que se hace en un ring real, con luchadores y todo. Toda esta estética me parece súper divertida, y creo que mola mucho hacer un ejercicio de contradicción: hablar en un escenario de hostilidades, cuando al mismo tiempo la idea es llevarnos bien. Nos gusta mucho esa idea. Si discutes divirtiéndote, si te llevas a muerte un concepto pero lo defiendes con vehemencia y desde un lugar divertido y energético y no atacando al orto, las cosas pasan y suceden. Se puede estar en desacuerdo y no pasa nada. Todas esas cosas nos apetece mucho reflejarlas en este programa.

Una vez en el ring, ¿qué tienen que hacer los participantes?

De todo. Ahí me he venido arriba. Hay momentos donde ha habido gente que me ha dicho que se tenía que cambiar de calzado, porque se iba a matar si les hacía hacer esto. Y yo: 'Pues claro que sí!'. Y nos cambiábamos de zapatos. Lo que quiero es que todo el mundo sienta que hay una prueba donde lo puede petar. No quiero ir solamente a un tipo de competición. hacemos pruebas que tienen que ver con cultura general; otras con rapidez e ingenio; otras que tienen que ver con sentido del humor; otras puramente físicas, otras más sencillas o que son un conjunto de todo... La idea es que el espectador sienta que podría hacer cualquiera de los juegos que estamos haciendo aquí, y que es divertido.

¿Ellos saben lo que son las pruebas en sí mismas?

Algunos se los adelantamos y otros no. Y si les adelantamos algo, son las normas. No saben de qué van las preguntas, no hay nada trucado. Lo divertido es que el que se queda en blanco haga '¡Argh!', y sea real. No lo fingimos ni lo coreografiamos. Es una pelea tal cual y no sabemos quién va a ganar.

En la rueda de prensa mencionabas que se iba a mirar también lo que ocurre en TikTok. ¿Cómo ves esa confluencia de géneros?

La actualidad viene de muchas fuentes, vamos a contar cosas que hayas visto en el Telediario o que hayas visto en TikTok. Lo que queremos es conectar mundos, y conectar generaciones. Para una persona de más de 40-50 años no es tan fácil saber qué está petándolo en TikTok, pero si somos un canal que le ayude a verlo, de alguna manera estamos ayudando a hacer algo que siempre ha hecho la tele, como es traer las cosas de manera cercana al espectador.

No sé cuándo se va a acabar esta espiral de locura. Esto es como los alquileres, que dices: 'Ahora es cuando bajan', y no bajan nunca

Se diría que hay muchos impulsos diferentes en 'Vamos a llevarnos bien'. ¿Habéis tenido en cuenta el propio horario, con un prime time cada vez empezando más tarde, a la hora de formular el programa?

Sí, nosotros cuando lo hemos hecho lo hemos hecho pensando en esa hora, a partir de las once, que es un momento en que la tensión intelectual baja un poco porque estás reventado de todo el día, y por eso hemos querido hacer algo más festivo. Que tenga algo que ver con lo nocturno, porque al final es el final del día, pero que al mismo tiempo vaya cambiando las cadencias. Pas con las entrevistas, por ejemplo: al invitado lo cuidamos mucho, no le traemos a tirarlo por un barranco ni a volverlo loco. Se trata de que haya un momento relajado donde puedas conseguir una conversación íntima con una persona de la que todo el mundo desea saber cosas. Intentamos siempre compensar los ritmos: hay un ambiente festivo general pero hay momentos para lo íntimo y lo chiquitito, porque son las horas que son y también uno se merece esos momentitos más caseros.

Teniendo en cuenta el nombre del programa, ¿crees que el pico de hostilidad o polarización ha llegado al máximo y ahora es cuando más se pueden recompensar programas como este que alientan al buen rollo?

No sé cuándo se va a acabar esta espiral de locura. Esto es como los alquileres, que dices: 'Ahora es cuando bajan', y no bajan nunca. En realidad, lo que sí creo que se puede hacer es enseñar que no pasa nada por no estar de acuerdo, que no hay que llegar a una conclusión, que no hay que tener una única verdad, que nos podemos divertir y reír mucho en el proceso de no tener ni idea de qué está haciendo el otro, de no entender al otro o no compartir la misma opinión. Convertimos la confrontación en algo que tiene cabida y que es positivo, que es optimista, divertido y que mola ver.

A la misma hora que 'Vamos a llevarnos bien' están programas muy dispares, como 'La isla de las tentaciones', 'Viajando con Chester' o una ficción turca como 'Hermanos'. ¿Confías en llevarte la atención de las audiencias con opciones tan diferentes?

Si supiera cómo llevarme el minuto de oro cada día no estaría aquí, me habría comprado una isla al lado de la de Jeff Bezos, y estaría dando consejos a todo el mundo de cómo conseguirlo. No tengo ni idea de cómo se hace eso. Creo mucho en el formato que he hecho. Hemos creado algo que no tiene por qué competir y nos podemos llevar bien. Ofrecemos espectáculo, entretenimiento y humor, que es muy distinto a todo lo que ofrecen el resto de cadenas. Creo en la convivencia pacífica, luego ya veremos. Pero como es algo que no está en las manos de una, yo voy a hacer el programa con todo el amor del mundo, y eso se va a transmitir.

¿Cómo definirías el programa en pocas palabras?

El espectador tiene que verlo porque para mí recupera la idea del gran formato de televisión. Es un formato que intenta unir cosas básicas: actualidad, espectáculo y humor. Te lo vas a pasar bien, te vas a enterar que pasa en el mundo, y sobre todo te vas a reír, y creo que es fundamental reírse un poquito todo los días antes de irse a dormir. Nosotros nos vamos a encargar de hacerlo los martes; el resto de la semana es cosa tuya, pero los martes déjanos el trabajo a nosotros, porque te vas a ir reído a la cama.