“La idea era descansar, pero por lo que sea no ha podido ser”, reconoce entre risas Arturo Valls cuando le enumeramos los proyectos que ha protagonizado desde el final de ¡Ahora caigo!. Entre otros, la promoción de una película (Descarrilados), el rodaje de una serie (Dos años y un día) y el estreno de otra, Sin novedad, que llega este domingo 19 de diciembre a HBO Max.
“Es un poco paradójico, porque al mismo tiempo soy bastante vago. No soy una de estas personas hiperactivas, pero lo que sí que hago es aprovechar las oportunidades”, cuenta el actor y presentador a verTele durante la promoción de su nueva serie, en la que interpreta a un policía ansioso de acción durante una aburrida e interminable vigilancia que acaba yéndose de madre. “Me gustaba esa idea de serie en la que no pasa nada hasta que pasa, porque estás cebando una acción que va a llegar, pero que durante ese tiempo son las conversaciones entre los protagonistas las que provocan la comedia”, dice el valenciano, protagonista de esta ficción junto a Carlos Areces, Toni Acosta, Omar Banana, Pilar Castro y Adriana Torrebejano.
Sin novedad, remake de la serie australiana No Activity, es el último estreno de Valls dentro de un año 2021 marcado por su decisión de dejar ¡Ahora caigo!. “La idea [de Antena 3] era que siguiera el programa, pero entre los dos vimos que era el momento de dejarlo ahí arriba”, explica sobre su adiós al mítico concurso. Ahora sus inquietudes profesionales son otras, menos centradas en el entretenimiento y más en la ficción, donde ahora escribe un nuevo capítulo de la mano de HBO Max.
¿Qué se siente al ver tu nombre asociado a la marca HBO?
Si me dicen a mí, cuando veía Los Soprano, que iba a estar relacionado con una marca así tan asociada a la calidad... La verdad es que es todo un orgullo. Uno lleva casi 25 años de carrera y le siguen sorprendiendo y haciendo ilusión en esta clase de cosas.
Da la casualidad de que, salvando las distancias, el despegue de HBO a finales de los noventa coincide con tu despegue televisivo como reportero de 'Caiga quien caiga'.
Fíjate qué bonito. ¡Se cierra un círculo! (risas). No había caído en ese detalle, pero mola.
Estrenas 'Sin novedad' ¿Cómo definirías esta serie?
Lo que más me llamó la atención para aceptar el proyecto es el formato. Salvando las distancias, nosotros teníamos como referencia esas conversaciones que tienen las películas de Tarantino, como Reservoir Dogs y otras. Esas conversaciones previas a que suceda algo, que son ingeniosas y costumbristas. Y esto es lo que marca un poco el tono de la serie, lo que ocurre con las tres parejas protagonistas antes de la acción. Me gustaba esa idea de serie en la que no pasa nada hasta que pasa, porque estás cebando una acción que va a llegar, pero que durante ese tiempo son las conversaciones entre los protagonistas las que provocan la comedia. Esa novedad de formato es lo que más me gustó y lo que más puede enganchar al espectador.
Teniendo esto en cuenta, ¿qué valor le das a la serie dentro de la comedia que se hace en España? Porque no es habitual hacer humor desde algo tan aparentemente aburrido como es una larga espera.
El atrevimiento y el riesgo de Sin novedad es el valor que tiene en este océano abrumador de series que estamos viviendo ahora. Diferenciarte por el tono o por el formato es un activo de la serie. Proponer algo nuevo es un aliciente para el espectador, y esto, sin duda, lo tiene Sin novedad. Eso y unos protagonistas muy atractivos (ríe).
Como actor y productor, ¿cómo ves ahora mismo el género de la comedia en España?
Lo veo bastante en forma, con propuestas diferentes y con grandes intérpretes. Estamos viendo trabajos como el de Javier Cámara en Venga Juan, por ejemplo. Y también tenemos grandes guiones tanto en cine como en televisión. Sí, gozamos de muy buena comedia porque hay muy buena tradición en la comedia española. Y me refiero tanto a la comedia más autoral como a la comedia más comercial, que también se hace y se hace muy bien.
Dices en redes que tu personaje en 'Sin novedad' es un “policía tronista” por el peinado que lleva.
(ríe) Es un 'motivao'. Un tipo que está en esas largas esperas cuando lo que le gustaría es estar en Los Ángeles haciendo redadas y teniendo mucha más acción de la que tiene. Es un 'flipao', por qué no decirlo.
A tu personaje le gusta la acción, pero a ti también, porque desde el final de '¡Ahora caigo!' has estrenado una película ('Descarrilados') y has continuado con la producción de otra ('Camera Café'), vas a estrenar una serie ('Sin novedad') y estás rodando otra más ('Dos años y un día').
Es un poco paradójico, porque al mismo tiempo soy bastante vago. No soy una de estas personas hiperactivas, pero lo que sí que hago es aprovechar las oportunidades, ya sea para producir o para involucrarme en programas, series y películas en los que sé que voy a ser feliz. La película de Camera Café, por ejemplo, es un proyecto en el que llevo trabajando tres o cuatro años, pero la serie Dos años y un día, a la que le queda una semana de rodaje, sé que iba a disfrutarla por guionistas como Raúl Navarro y Miguel Esteban, por rodar tanto con Raúl como con Ernesto Sevilla, que dirige tres capítulos, y por tener un tipo de comedia que si no la provocas tú, es difícil que te lleguen papeles así, casi casi a medida.
Entonces, cómo voy a decir que no. La idea era descansar, pero por lo que sea no ha podido ser (ríe). En lo que sí he echado un poquito el freno de mano es con el entretenimiento. Me están ofreciendo cosas, incluso para producir, pero ahí sí que he parado un poco. Pero en la ficción, que era lo que menos estaba haciendo por ¡Ahora caigo!, sí que me he volcado.
Aun así tienes pendiente la próxima temporada de 'Mask Singer'. ¿En qué fase está ahora mismo?
No tengo mucha información, pero sé que están buscando personajes, preparando máscaras y que la maquinaria está en marcha. Hablan de febrero o marzo, pero no hay fecha de grabación todavía. Pero vamos, que Mask Singer no es un formato con el recorrido de ¡Ahora caigo!, que es un programa diario que dura todo el año. Mask Singer lo grabas en un mes o menos.
A nivel profesional ya vemos que estás muy ocupado, ¿pero qué ha supuesto para ti emocionalmente el final de '¡Ahora caigo!'?
Fue muy emotivo. Fueron 10 años de un programa que me dio muchas alegrías laborales, sobre todo a nivel de tranquilidad, porque en 2011 aún estaba muy presente la crisis de 2008. La experiencia fue una maravilla, pero era una etapa que entendía que estaba ya hecha. Me apetecía cambiar de registro y hacer otras cosas, aunque también me dio pena porque mucha gente se quedó huérfana por las tardes. Es algo que aún me siguen diciendo, lo bien que se lo pasaba la gente por las tardes, que es el mejor piropo que te pueden dar. Pero bueno, han cambiado los agujeros por los turcos (risas).
Por aclarar, la decisión de dejar ''¡Ahora caigo!“ fue tuya.
Sí, la decisión fue mía. Ellos [Antena 3] hubiesen estado encantados de que hubiese seguido. De hecho, su idea era que siguiera el programa, pero entre los dos vimos que era el momento de dejarlo ahí arriba y lo entendieron muy bien.
Tanto en ''¡Ahora caigo!' como en otras etapas anteriores fuiste 'esclavo' de las audiencias...
Eso es lo que más me gusta ahora, que no veo las audiencias (risas). El otro día hablaba con Manel [Fuentes] y me decía: “Ayer hicimos un nosecuantos”. Pero yo ya no las miro. Eso es una dictadura.
Te lo decía porque ahora debutas en una plataforma de streaming que, al igual que la gran mayoría, no ofrece datos de audiencia. En un momento como el actual, en el que las audiencias de televisión van a la baja, las películas cada vez duran menos tiempo en salas y las series se consumen en streaming, ¿cómo determinas que un proyecto es éxito o es un fracaso?
Pues si la gente se disfraza en Halloween de El Juego del Calamar (ríe). La respuesta es la calle, que es un termómetro al que yo siempre le he hecho mucho caso más allá de los datos de audiencia. Si vas a comprar el pan y alguien dice “madre mía, cómo me reí ayer”, “madre mía, las máscaras”, “madre mía, Isabel Preylser”, al final notas si los programas están en la calle y en las conversaciones. O si las series se comentan en las cenas, por ejemplo, porque hay series que pasan sin pena ni gloria porque la gente no habla de ellas.
Y te iba también a decir las redes, pero las redes sociales a veces son un engaño porque son burbujas de tu entorno y de tu entorno laboral. Muchas veces hablas con actores, pero luego te vas al pueblo de tus padres y no te hablan de la última serie que ha hecho no sé quién. Y, en cambio, nosotros estamos obsesionados con ella. Al final es lo que te diga el taxista y el del mercado. Ahí es donde ves si algo está funcionando o no.
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