Jon Plazaola llega a 'Amar es para siempre': “No solo las series diarias, también la comedia es un género infravalorado”
Amar es para siempre vive su mejor momento en las tardes de Antena 3, y quiere que el ritmo no pare. Por eso este jueves concluye su novena temporada, y sin dar tiempo a sus espectadores para descansar, 24 horas después estrena su temporada 10, este viernes, y con importantes novedades.
Atresmedia aprovechó el tirón de su serie diaria para presentarla en el reciente FesTVal de Vitoria, al que acudió verTele. En la rueda, ya se detalló cuáles serán las tramas y nuevos personajes de la décima temporada. Y con uno de los fichajes, Jon Plazaola, hemos podido hablar pocas horas antes de vivir su debut en la ficción.
A través del teléfono, y tras otra larga jornada de grabación, el actor nos atiende repleto de ganas porque el público pueda verle en esta nueva aventura. Le preguntamos sobre su personaje, pero también sobre su polifacética carrera, sus planes de futuro, y la minusvaloración que aún hoy sufren las series diarias, que él equipara con la que ya ha padecido en la comedia: “Estoy acostumbrado a andar en una cierta minusvaloración”.
Y por supuesto, teniendo en cuenta que en Amar es para siempre volverá a interpretar al hijo del personaje de Ane Gabarain, como ya hicieron en Allí Abajo también para Antena 3, el intérprete nos explica qué ha supuesto para él este retorno con el que además espera ponérselo difícil a su rival Sálvame en Telecinco: “Es un programa que a mí no me llama la atención y que no me interesa ver”.
“Va a ser un poco el encargado de fastidiar la siesta a todos los españoles”, dijiste sobre tu personaje Raúl en la presentación de la nueva temporada. ¿Qué pasa con él?
Raúl viene un poco a cubrir la vacante de “villano” de la serie. Lo que pasa es que tampoco él es un villano al uso, según mi punto de vista. Raúl es un hombre de buen corazón, además tiene algo con lo que puede empatizar con la gente que es ser muy trabajador, muy creyente en la meritocracia, en el sacrificio... y todo lo que ha conseguido no ha sido por ser un niño de papá, sino por haber pasado por todas las secciones de la fábrica de Garlo que fundó su padre, don Germán, junto a su tío Fausto. Eso le dignifica de alguna manera: ha llegado hasta donde está, hasta el puesto de director de ventas, desde lo más bajo. Todo lo que tiene se lo ha ganado, también porque su padre así lo ha querido, inculcando a su hijo la cultura del sacrificio.
¿Qué pasa? Que Raúl es un personaje muy ambicioso. Y toda la vida ha luchado por ganarse el respeto y el reconocimiento de su padre. Sin lograrlo, porque hay un punto en el que don Germán y Raúl, que es hijo único además y esto es un dato muy importante dentro de la familia García Corcuera, no casan bien. Y es que mientras su padre es mucho más soñador, y cree que el espíritu de Juguetes Garlo se basa en la ilusión y en el alma de los juguetes, en ser capaces de ponerse en la piel de un niño, Raúl no es capaz de hacer eso. Él entiende de economía, de hacer rentables los juguetes, de números y ganancias. Pero no es capaz de ver más allá de ese punto, no tiene esa brillantez.
¿Ahí entra otro personaje de la familia, no?
Esa brillantez, desgraciadamente para él, sí la tiene su primo Fran [Carles Francino]. Fran es el ojito derecho de su padre, y eso a Raúl le despiertan todavía más sentimientos oscuros, celos, envidia, rencor, ira... y esos sentimientos son los que llevan a Raúl a pasarse un poco más al “lado oscuro”. Por eso digo que no es un villano al uso. Él tiene sus razones, aunque creo que los espectadores enseguida le van a pillar un poco de tirria, porque es una persona que está tensa todo el rato. No afloja, afloja muy poco. El pobre va tieso como un palo siempre. Por ahí, a lo mejor los espectadores no están del todo con Raúl. Pero si no lo están, es que algo estaremos haciendo bien.
Hemos hablado mucho del padre, pero tu madre en la ficción será, o mejor dicho volverá a ser, Ane Gabarain. Como en 'Allí Abajo'. ¿El espectador se va a acordar, o es muy diferente?
Los que nos acordamos sí o sí somos nosotros, que fue un subidón increíble cuando nos dijeron que íbamos a ser madre e hijo de nuevo en la ficción. Vamos, además de la noticia me la dio ella, que me llamó cuando estaba yo viniendo en coche hacia Madrid, puse el manos libres y me dijo: “¿Tú sabes lo que yo sé?”. Yo me quedé a cuadros, porque decía, 'pero qué me está contando esta mujer, que parece que estamos en un concurso o algo'. Y me dijo que iba a ser mi madre en la ficción. Para mí es un subidón, porque es una gozada tener como compañera y como amiga a Ane Gabarain. Ahora mismo vengo de haber rodado las dos últimas del día, dos secuencias que eran auténticos dramones, y todavía hemos sacado hueco mientras colocaban las cámaras y antes de la reacción para echar risas y para pasárnoslo bien, que es que es la clave en esta profesión también. Congeniar bien con tus compañeros, que haya química, y entre Ane y yo no hay ninguna duda de que la hay.
Ahora, la gente no sé. Es verdad que tienen muy presentes los personajes de Allí Abajo, porque fueron cinco temporadas en las que fuimos madre e hijo. Por cierto, también cabe aclarar que no somos, por lo que pueda pensar la gente, una familia vasca. Ni mucho menos, somos una familia madrileña del barrio de Salamanca.
'Allí Abajo' comenzó en 2015 y acabó en 2019, y tanto antes como durante y después has hecho cine, teatro, otra serie como 'Madres', y hasta has sido colaborador en 'Zapeando' y presentador en ETB. ¿Estás probando todo para ver qué te gusta más y centrarte en ello, o no concibes tu carrera como una única dedicación y quieres variar?
Yo creo que es más lo segundo que lo primero, y muchas veces no es tanto lo que uno quiera o uno desea realmente, sino que a veces es pura supervivencia. Una supervivencia dulce, digamos, porque todos esos registros de nuestro trabajo que has nombrado, los había tocado ya antes de empezar en un proyecto como Allí abajo. Ya había trabajado en ETB como como presentador, actor, director, guionista, también había escrito mis propios monólogos, que empecé mi carrera de cómico a muy temprana edad... Todo eso es algo que me ha acompañado en mi vida y a lo mejor es algo a lo que también me he acostumbrado.
¿No ves necesidad de decantarte entonces?
Si soy sincero, ahora mismo disfruto muchísimo de mi trabajo como actor. No descarto otras cosas en un futuro, pero ya que estamos, digamos, haciendo proyectos uno detrás de otro en series de ficción, me gustaría que mi carrera de momento fuera por ese lado, porque me gusta la perspectiva que da el trabajo de actor, me gusta fijarme mucho en el trabajo de mis compañeros, en directores, en lo que pueda yo aprender de todos, porque en un futuro sí que me gustaría tocar otros palos como la dirección. Pero a lo mejor digo esto, y el año que viene estoy escribiendo una serie. Porque no dejamos nunca de buscar proyectos con compañeros, ya sean más vistosos de cara al gran público o proyectos a lo mejor más escondiditos, que no por eso quiere decir que te den menos satisfacción. Muchas veces los proyectos más pequeños o más íntimos son los que más satisfacciones te dan, por lo menos a nivel personal, a nivel de un equipo pequeño que consigue algo sin demasiadas ayudas o sin un padrino muy grande detrás. Yo espero seguir un poco multidisciplinar, la verdad.
¿En ese sentido, te faltaba probar una serie diaria como es 'Amar'? ¿Cómo ha sido la adaptación? ¿Sigue habiendo una minusvaloración de las series diarias?
La verdad es que también estoy acostumbrado a andar en una cierta minusvaloración. No sé si por parte del gran público, pero no solo las series diarias, también la comedia es un género un poco infravalorado. A todos se nos llena la boca diciendo lo difícil que es hacer reír a la gente, pero a la hora de destacar diferentes trabajos hay tendencia a mirar un poquito más hacia esa hermana mayor que parece que es el drama.
Por lo poco que llevo en Amar, lo que se vive internamente en una serie diaria es algo que llama la atención. En mi caso, que es la primera vez que hago una diaria y habiendo tenido experiencia en series de prime time o semanales, el volumen de trabajo, la dinámica, es algo totalmente diferente, se va a un ritmo frenético. ¿Qué espero obtener de todo esto? Oficio, mucho oficio y muchas tablas. Te obliga a estar en forma, a estar ágil, a saber resolver los problemas en un tiempo récord. Y me gusta, me gusta esa trepidación también.
¿Y no cansa?
Acabo de empezar, y a lo mejor dentro de siete meses te digo: “¡Me quiero morir!” [ríe]. Eso ya es cosa de cada uno, de organizarse, de apoyarse mucho también en los compañeros. Pero me llama mucho la atención en Amar que un equipo donde algunos llevan ya 16 años, tanto delante como detrás de las cámaras, sigan con los ojos tan brillantes, con tanta ilusión, llevando todo este proyecto a cabo. Una de las claves es esta fórmula de cambiar de trama cada temporada y, con ello, cambiar buena parte del elenco, cambiar los decorados... Eso también a ellos les mantiene alerta y frescos siempre, porque se aprecia que esa familia todavía tiene ganas de echar raíces y temporadas.
En una serie tan rodada, ¿entrar así con una nueva familia y trama lo hace más fácil? ¿O al revés, es un encaje más complicado con el resto de personajes?
Esto es como cuando éramos críos y estaban saltando a la comba y te tocaba entrar a ti: la comba seguía dando vueltas y te toca entrar en un tren que lleva muchísimo recorrido. Lo que me llamó la atención al empezar a ensayar era que llegaba la separata y ponía 'Capítulo 2.198'. Eso es como una cura de humildad, te hace sentir muy pequeño. Es el típico meme con una foto del universo -de parte del universo, quiero pensar- y con un puntito muy pequeño que pone: “Usted está aquí”. Somos parte de algo muy grande. Por ahí ha pasado mucha gente, muchas actrices y actores de este país, y creo que después de nosotros también pasarán otro porrón. Sabiendo que ahí vamos a estar también de pasada, lo que nos queda es disfrutar de esa estancia en Amar.
La última, sobre vuestra competencia: ¿Te ves superando a 'Sálvame' en Telecinco?
Buah, no tengo ni idea [ríe]. Además, te voy a decir una cosa: no controlo nada esa franja ni ese horario. Las tardes de la tele no las controlo nada porque siempre me pilla trabajando. De hecho, cuando llegué a Amar y vi fotos de gente que había pasado por ahí, pronto me di cuenta de que yo realmente nunca había seguido Amar... ¿Y qué te voy a decir de Sálvame? Es un programa que a mí no me llama la atención y que no me interesa ver. Sé que hay una guerra de audiencias y siempre querré, si eso cuenta para algo y es importante para alguien, que entiendo que para las cadenas sí, que gane nuestro equipo. Y ya está [ríe].