Telecinco retoma este martes su exitosa serie Entrevías con el estreno de su tercera temporada. Convertida en referente de la ficción televisiva en abierto, vuelve a elevar a José Coronado en una fusión que ya triunfó con El Príncipe (2014-2016) y con Vivir sin permiso (2018-2020), al igual que con las dos primeras temporadas de este melodrama criminal urbano en torno al ferretero Tirso Abantos, el personaje que interpreta el actor, que ahora reaparece con una tercera temporada destinada a cambiar las tuercas de la maltrecha cadena.
“Todos queremos que Mediaset salga reforzado y que tenga un producto que funcione”, reconoce el intérprete horas antes del retorno a la programación del grupo durante una charla con verTele en el South International Series Festival de Cádiz, tras la presentación de la nueva temporada.
Un grupo, Mediaset, al que ha estado muy ligada su carrera, especialmente desde aquellos tiempos de Periodistas. La televisión, con series como aquella que protagonizó en los noventa o estas que lidera ahora, ha sido para él un medio fructífero, donde ha podido desarrollar los músculos artísticos que luego ejercitó en colaboraciones con Enrique Urbizu, como la que le granjeó el Goya al mejor actor por No habrá paz para los malvados en 2012; o ahora en Cerrar los ojos, el ansiado retorno de Víctor Erice a la primera línea.
“Las cosas hay que ganárselas y en mi caso está el mejor ejemplo”, afirma Coronado, que reconoce en su carrera el reflejo de la evolución de la ficción televisiva, de ser vilipendiada o considerada menor a estar plenamente establecida como dinamizador creativo en nuestro país. Desde la humildad, él en todo caso prefiere tomarse los halagos con cautela. Más allá de responder ante quien apuesta por él, dice no tener más pretensiones que las de seguir jugando a interpretar. Eso le lleva, cuenta, a haber rechazado el salto a Hollywood. “No soy nada mitómano ni quiero pasar a la historia”, sentencia.
Es más: él mismo, al esclarecer su propia línea evolutiva como profesional, pone el esfuerzo por encima de cualquier otra habilidad. “No soy un James Dean o un tipo que tenga ese animal al que quiere la cámara. Soy un obrero de este oficio”. Del oficio, de los desafíos y de la esperanza en que Entrevías responda a las necesidades de Telecinco, hablamos con el artista en esta entrevista.
'Entrevías' parecía destinada a cerrar tras la segunda temporada, pero continúa con una tercera y una cuarta. Lo hace, además, tras haber sido un éxito no solo en el lineal en Telecinco, sino internacional a través de Netflix. ¿Cuál es el secreto de su éxito, teniendo a la vez un marcado carácter local?
Es una serie muy honesta. Cuando se hace ficción muchas veces quieres ir a grandes alharacas, grandes fuegos artificiales. Es una serie que se basa en la realidad que vivimos no solo en Entrevías. De Entrevías está el mundo lleno. Se puede ver en todo el mundo. Yo creo que por eso nos ha ido tan bien con la primera y con la segunda temporada, porque habla del siglo XXI y de las relaciones de las diferentes culturas, religiones y razas, pero basadas en la familia, que son todas iguales en todo el mundo.
En tus más de 30 años de carrera has tenido series que hacían más del 20% de audiencia, que son números inalcanzables ahora. Cuando una serie funciona y hace datos como estos, ¿se recibe de otra forma? ¿Da otra alegría?
Siempre quieres, sobre todo para darle las gracias a los que han apostado por la serie. Todos queremos que Mediaset salga reforzado y que tenga un producto que funcione. Nunca he sido muy ducho de ver ni en el cine, con la taquilla, ni en las series, con el número de espectadores. Pero da mucha satisfacción y orgullo saber que la estamos teniendo en nuestro país y también en todo el mundo. Eso significa que estamos contando algo que interesa, sin grandes presupuestos, simplemente con buenas historias y buenos actores. Eso te da mucho gustito cuando sabes que has llegado a todo el mundo.
Me ofrecieron el salto a Hollywood
Hablando de esa repercusión internacional que ha tenido en 'Entrevías'. ¿Se ha traducido en ofertas de trabajo fuera de nuestras fronteras?
Sí, sí que han llegado, pero estoy muy arraigado a mi España querida. Si puedo vivir dignamente de mi oficio en mi país, me cuesta mucho salir. Tengo ahora muy buenos proyectos en mi propio país, y no tengo necesidad. Tiene que venir algo fuertísimo, tengo ya una edad... Si me pasa con 20 o 30 años no te diría que no daría el salto. Cuando empecé de actor a los treinta años tenía un hijo, y ya me ofrecieron el salto a Hollywood, pero dije: 'Tengo aquí mi familia, a mis amigos y el Madrid-Barca que ponen el domingo en la tele. ¿Por qué me voy a perder todo esto?'. Además, para ir a trabajar en otros idiomas. Por mucho que aprendas no son tus idiomas maternos, los que de verdad respiras y con los que de verdad puedes dar los matices. Sí he rodado algunas cosas en inglés y en francés: sales airoso, pero no disfrutas como cuando ruedas en tu propio idioma.
¿En qué época pasó y qué te ofrecían? ¿Durante los años de 'Periodistas', que fue tu primer gran éxito como protagonista?
Fue un poco después. Llevaba como cinco o siete años ya y no me habían echado, estaba fuerte, en los 35-40 años. Era mi momento más álgido, y ahí me ofrecieron cosas, y de hecho acepté alguna. Rodé con Andy García, hice una película con Sharon Stone... Hice unos toquecitos. Pero lo que me decían era: 'Tenemos representantes en América, vente a América, cúrrate todos los castings, empieza a patearte las productoras...'. Y yo no tenía edad. Y además, ¿de qué era? Para empezar a hacer personajitos de latinos, cuando aquí me estaban empezando a dar protagonistas, y yo estaba deseoso de hincarles el diente. Dije: 'Me quedo feliz'. No soy nada mitómano ni quiero pasar a la historia, ni nada. Quiero tener una vida digna y ya está.
Hablando de la vida y la edad: ¿te ves jubilándote?
No. Hay veces que sí empiezas a decirte que tienes ya una edad y a valorar lo que eres. A mí me apasiona el oficio, siempre lo digo. Actuar, que en inglés se dice “to play”, que es jugar, y en francés “jouer”. A mí si hay algo que me gusta en todos los órdenes de la vida es jugar. Me encanta jugar a todo. Cuando puedo tener un oficio en el que estoy jugando y encima me pagan por ello, es muy difícil que prefiera quedarme en casa leyendo el periódico o leyendo libros, o viajando.
En todo caso, ahora eres más selectivo, o tienes más capacidad de elegir que antes...
Claro. No voy a ir con la misma intensidad con la que he ido hasta ahora, intentaré hacer cositas que de verdad me gusten. Por ejemplo, hacerme un teatro un Rey Lear, que me queda por hacer. Pero tampoco tengo muchas más cosas. Siempre que me preguntan por cuál es el personaje que me hubiese encantado hacer, respondo que el que tengo firmado. Soy realista. Tengo mucha capacidad de enamoramiento del personaje que tengo entre manos y de creerme que es lo mejor que me podía pasar. Tengo esa capacidad de ilusión.
Llevando casi 10 años de oficio, me dije: 'Bueno, me pueden dar el carnet de actor'
Tus comienzos no fueron fáciles y en buena medida reflejan la evolución de la ficción televisiva. Empezaste en una época que miraba con condescendía a las series, costó que la industria te aceptara, pero ahora tienes un premio Goya y acabas de estrenar una película con Víctor Erice. ¿Cómo valoras esa progresión?
Lo veo con mucha aceptación. Creo que es así. Como decía antes: llevaba cinco o seis años y no me echaron. No soy un James Dean o un tipo que tenga ese animal al que quiere la cámara. Soy un obrero de este oficio. He ido aprendiendo y currando. En mis primeros años he destrozado personajes, me sentía envarado, supermaquillado, tenso... Y fui aprendiendo. Fue el teatro lo que más me hizo aprender y con lo que yo, llevando casi 10 años de oficio, me dije: 'Bueno, me pueden dar el carnet de actor'. Ha sido una constatación de que nada es fácil.
Mucha gente piensa que lo de ser actor o actriz es solamente el azar, que es importantísimo, pero hay que tener o unas dotes especiales o mucho amor al oficio y currártelo mucho, como me lo curré en teatro, e ir aprendiendo para cada vez tener más peso, más relajación, más organicidad a la hora de transmitir. Eso me lo he ido currando a lo largo de estos 40 años. Me parece que es una corroboración de que las cosas hay que ganárselas y en mi caso está el mejor ejemplo.
De nada te vale un personajazo cuando es una historia que no va a ningún lado
En televisión, especialmente en los últimos años, has elegido muy bien tus últimos proyectos trabajando con Alea Media. Ahí queda esa trilogía compuesta por 'El Príncipe', 'Vivir sin permiso' y 'Entrevías'. ¿Por qué te sientes tan cómodo con ellos?
Cuando me ofrecen un trabajo lo primero que veo, antes que mi personaje, es la historia. Luego, quién la lleva a cabo: producción y dirección. Y luego ya es cuando me voy a mirar mi personaje. De nada te vale un personajazo cuando es una historia que no va a ningún lado o cuando es una productora o una dirección en la que no crees. Con Alea ha sido una relación de amor mutua. A ellos les gustaba yo, y yo a ellos. Nos entendemos muy bien y trabajamos a favor de obra.
Hay que añadir Telecinco a esa ecuación. ¿Por qué siempre parece ir bien Telecinco con José Coronado? ¿Hay un feeling especial que hace que lo hacéis juntos funciona?
¡Tengo mucha suerte, amigo mío! [risas]. Creo que es porque Mediaset es con quien más he trabajado. Empecé con series donde no estaban, con Brigada central en La 1, tuve una serie que se llamaba Hermanos de leche con Wyoming y Echanove en Antena 3, Compuesta y sin novio con Lina Morgan... He tenido varias. Pero luego con Periodistas fue cuando surgió esa relación de amor con Telecinco, y seguimos. Ahora yo estoy esperanzado en que vaya bien, más que nunca, porque los datos no son todo lo buenos que fueron. Son etapas.
Lo que te gusta es jugar. ¿Cuál es el juego de Tirso en la tercera temporada? ¿Qué te ha aportado y te ha requerido?
Pues salirme de mi zona de confort de la primera y la segunda, donde era un Tirso rudo, muy a lo doctor House. Yo creo que ese era el éxito del personaje, por eso gustaba: porque era políticamente incorrecto. En esta tercera temporada tengo que jugar más con la emoción, con los detalles pequeñitos que antes a Tirso le parecían superfluos. Tampoco hay que dejar a un Tirso blandengue, porque no lo es. Ahí es donde estriba la dificultad de la tercera temporada.
¿Qué te aporta estar en productos tan diferentes como 'Cerrar los ojos', la obra clave de este año en cine español, y como 'Entrevías', que es un producto comercial de éxito?
Es como entendí la profesión desde el primer día. Me acuerdo de que cuando empecé fue con cine, y luego empecé a hacer cosas de televisión todos los actores de esa época me decían: 'No por dios, la televisión es un medio menor'. Y yo decía: 'Pero cómo un medio menor que ven seis, siete, ocho millones de personas. ¿Cómo lo llamáis menor? ¡Estáis equivocados!'. Yo quiero hacer televisión, quiero hacer teatro y recitar poesía, y he leído audiobooks, he hecho recitales y hago lo que sea. Ahí es donde un actor se forma y se convierte en un actor total que puede moverse en cualquier medio y ser orgánico.
¿Crees que habría sido impensable protagonizar una película como 'Cerrar los ojos' y hacer televisión a la vez?
Posiblemente sí. Al final, la razón me la ha dado el tiempo. Aquí estoy haciendo mi tele y trabajando con Erice.
Cuando empecé los actores de esa época me decían: 'No por dios, la televisión es un medio menor'
¿En alguna época notaste rechazo por tu arraigo televisivo?
Si ha sido así, no me he enterado. En 40 años no he parado de trabajar, así que me da igual.
Decías durante la rueda de prensa que no miras las redes sociales. ¿Es para no creerse la parte positiva, los halagos, o por la parte negativa?
Se gasta mucho tiempo en las redes, y eso te deja sin leer un libro o ver buen cine. Hay también mucho postureo y mucho artificio. No tengo tiempo, a mi edad, de estar preocupándome de estas cosas, de que Mari Pili de Oviedo dice que eres un cabrón porque has dicho algo... Intento utilizar las redes de forma profesional, porque impera en el mundo y hay que adaptarse a los tiempos. Sé que mueven mucho y son muy necesarias, y para mí lo son en mi trabajo.
De todo lo que sea de trabajo, juego en redes a lo que sea. Ahora, de mi vida personal, ni esto. ¡Coño, no! Quiero que sea mía, y si ya es difícil para un actor conocido moverte y que la gente opine de cómo eres y dejas de ser... Yo siempre he intentado pasar lo más desapercibido como persona, creo que la intimidad es un derecho que también tienes. Tus cosas las quieres compartir con tu familia, con tus amigos, con la gente que conoces, no con todo el mundo. Me da mucha cosa. A lo que no estoy dispuesto es a colocar mis hobbies, donde estoy... ¿A quién le importa? A quien le importe ya le habrá contado por teléfono. Quizás sea que me viene de viejo, no sé.
Muchas veces, cuando se estiran, las series pierden fuelle
La prensa siempre ha tenido interés en ti, en tus relaciones, pero tú nunca has entrado.
Pero porque es muy fácil salirse por la tangente con educación. Lo he llevado bien. Yo lo entiendo y a la prensa le estoy tremendamente agradecido. Son fundamentales en nuestro oficio y hay que contar con ellos. Siempre la he acogido bien. Pero siempre me he sabido salir. Al final la prensa sabe con quién habla. Sabe a quién puede meterle el micro y meterse en su vida y a quién no. Algunos te lo intentan hacer con artimañas y tú con artimañas sales como puedes. No siempre lo consigues, alguna vez meto la pata, pero como con todo en la vida.
¿Con qué estás ahora, que se pueda contar?
Si os cuento cosas del futuro se desvelan cosas del presente... [Risas]. Estoy muy feliz, estamos haciendo la cuarta temporada de Entrevías, terminaremos en enero. Y luego hay un mogollón de proyectos.
La cuarta temporada se renovó con la tercera... ¿Y si quieren renovar por otras dos más, hasta una sexta, aceptarías?
Vamos a ver... Tampoco me gusta extenderme mucho. En todas las series que he hecho, salvo Periodistas que fueron 120 capítulos, intento que no se extiendan. Muchas veces, cuando se estiran, las series pierden fuelle. Intento que sean series más cortitas.
Para terminar: ¿cuántos periodistas te han dicho que lo son por verte en 'Periodistas'?
Me acuerdo cuando lo hicimos que hubo un incremento de la matriculación... A mí me apasionó esa serie y el periodismo. Lo decía siempre. Tanto en vuestro oficio como el nuestro, son oficios que te llevas a la piel, que te los llevas a casa por las noches. Es contar historias, no estamos haciendo tornillos.