Así surgió 'La Ruta', según sus creadores y guionistas: “Algunas plataformas no entendían su relevancia”
Atresmedia, por un lado, y Caballo Films, por otro, han encabezado los rankings de ficción nacional del último par de años, gracias a propuestas como Veneno y Cardo, en el caso de la operadora, y de Antidisturbios, en el caso de la productora. Motivos de sobra para que las expectativas en torno a La Ruta, su narración del fenómeno sociocultural de arraigo valenciano que se dio durante los años ochenta y buena parte de los noventa, sean de por sí elevadas cuando dicha “ruta” no ha terminado aún de delinearse. “Sin presión”, bromeaba durante la presentación en sociedad de la serie la guionista y novelista Silvia Herreros de Tejada, una de las integrantes del equipo creativo liderado por Borja Soler y Roberto Martín Maiztegui.
El primer acercamiento a la producción, que se ha desarrollado como una experiencia inmersiva para todo su equipo dentro de un movimiento que todos coinciden en señalar como maltratado y estereotipado por los medios de comunicación, responde a la ambición que se le presupone: ahí está el reparto, que aglutina a los talentos más destacados de su generación; como en el propio formato que adopta, con un relato que se cuenta en orden inverso, comenzando en el punto más oscuro de La Ruta, en 1993, y culminando en su misma génesis, en 1981.
“Esta serie es como un álbum de cromos de tu vida”, recalcaba Martín Maiztegui de un proyecto que llegará a las pantallas este mismo 2022, a través de Atresplayer Premium, después de cuatro años de trabajo para sacarlo adelante. Cuatro años en los que La Ruta viajó por los despachos de otras plataformas. “Nos sentábamos con algunas plataformas y no entendían la relevancia ni terminaba de ser el momento”, reconocen. Por eso mismo, por esa imagen que solía tenerse preconcebida, costó no solo encontrar una casa, Atresmedia, que apostara, sino también lograr la confianza de sus protagonistas reales: “La gente nos pedía que no todo lo que se escuchara fuera maquineo, pastelitos o cantaditas”.
Del proceso completo, desde la génesis hasta su rodaje, que finaliza en estas fechas en Valencia, hablamos con Soler, Martín Maiztegui, Herreros de Tejada y con la guionista Clara Botas, que sintetiza así la clave del movimiento que se plasmará en la ficción: “Era algo muy valenciano por eso, porque hacen algo de puta madre y le prenden fuego”.
¿Cómo nace la idea de 'La Ruta'?
BORJA SOLER: Me nace a mí leyendo En éxtasis, el libro de Joan M. Oleaque, y descubriendo esa parte de La Ruta que es totalmente desconocida. Nosotros teníamos esa imagen de una Ruta que es poligonera, tuning, parkineo, que en realidad es la resaca de La Ruta, una imagen muy alejada del origen de La Movida Valenciana de principios de los ochenta. Con ese libro descubrí todo aquello y dije: “Esto hay que contarlo”. Porque esto es historia de nuestro país, historia de nuestra música, de nuestra cultura, y siempre se ha mirado desde un sitio muy negativo, muy oscuro y muy poco justo.
¿Esa imagen preconcebida os dio problemas a la hora de sacar el proyecto adelante? ¿Hubo reticencias para hacer una serie sobre La Ruta?
B. S.: Sí que pasó. Empezamos con la idea hace unos cuatro años, y todavía no había una mirada justa o que se aproximara desde otro sitio al movimiento. Existía el libro de Oleaque y el periodista Eugenio Viñas hizo un podcast, Valencia Destroy, que también fue muy inspirador para nosotros. Pero nos sentábamos con algunas plataformas y no entendían la relevancia [de La Ruta del Bakalao] ni terminaba de ser el momento. Pero desde hace un par de años se empieza a mirar al movimiento de otra manera.
Coincide con una época con la que empezamos a mirar nuestro pasado de otra forma, como con Cristina Ortíz 'La Veneno' o la cobertura de 'El caso Alcàsser'. Parece que estamos repensando la historia reciente de España, y a lo mejor vuestra serie entra dentro de este fenómeno...
ROBERTO MARTÍN MAIZTEGUI: Y la televisión de los noventa.
Precisamente Antena 3 ya viene de haber repensado su propio enfoque de la televisión de la época con 'Veneno'...
R. M. M.: Los años noventa en España fueron unos tiempos bastante despolitizados, en general, en la música y en el cine, que tenían otras virtudes. Pero, de un tiempo a esta parte, hemos hecho el ejercicio de mirarnos a nosotros mismos. Es algo que está pasando en el teatro, en el cine y en la televisión.
¿Cómo llegáis desde esa relato que ha quedado estigmatizado hasta el esqueleto con el que habéis vendido la serie?
R. M. M.: Cuando Borja nos lo contaba ya había algo de esa estructura implícita, de un cuento contado hacia atrás. Como “Érase una vez un sitio que no era así antes”. Y currando, de repente pensamos: “Ostras, a lo mejor la mejor forma de contarlo es esta”.
SILVIA HERREROS DE TEJADA: Nos daba mucha pena centrarlo solo en una época. Estábamos tan fascinados descubriendo la historia de La Ruta, leyendo el libro de Oleaque, escuchando el podcast de Viñas y hablando aquí con los DJs y los empresarios, que no podíamos contarlo simplemente como “Año 1990: un grupo de amigos salen por La Ruta”. ¿Cómo contábamos todo lo demás? Por eso llegamos a la conclusión de que contarlo como una especie de novela, una novela de ocho capítulos.
Igual que en Argentina todo el mundo conoce a Maradona, aquí todo el mundo estuvo alguna vez en Espiral
¿Cuántas horas habéis dedicado a la documentación?
S.H.T.: El otro día borré un vídeo de mi móvil de una entrevista a Fran Lenaers que duraba tres horas y media. Una entrevista que fue oro por todo lo que nos contó.
R. M. M.: Nos documentamos mogollón, pero nada como venir aquí y conocer a los Djs y empresarios de primera mano.
S.H.T.: Y también conocer el lugar. Dónde estaban las discotecas, con los campos de arroz y La Albufera.
R. M. M.: Luego íbamos a la farmacia y te decían: “¿Sois los de la serie de La Ruta? Os voy a contar”. Igual que en Argentina todo el mundo conoce a Maradona, aquí todo el mundo estuvo alguna vez en Espiral.
S.H.T.: Todo el mundo tenía una historia maravillosa sobre La Ruta.
¿Hubo que superar las reticencias de la gente, que tenía ese miedo por cómo se había representado ese movimiento al que ellos amaban tanto?
R. M. M.: Borja se ha acercado con cariño y enseguida vieron la intención.
B. S.: Parte de ese proceso de documentación y de primeras entrevistas también consistió en dejar claro que íbamos a contarlo desde este prisma. Han sido muy maltratados por los medios. El pecado original fue en el año 1993 con un documental de Canal+ [n.e.: el reportaje A toda pastilla], y desde entonces, lo que se ha contado siempre ha sido bastante negro.
S.H.T.: La gente nos pedía que no todo lo que se escuchara fuera maquineo, pastelitos o cantaditas, porque aquí se escuchaba muy buena música, la que se escuchaba en Francia, Berlín y Londres.
B. S.: El primer concierto que The Stone Roses dio en España fue en la discoteca Barraca de Valencia en el 1989. La gente creía que ahí sólo se comían pastillas, daba saltos, y que no había interés cultural. Pero en sus inicios había una necesidad de montar algo propio fuera de la ciudad, y esto es muy identitario, además de muy atractivo y muy cinematográfico: que un movimiento juvenil y cultural tan bestia no pase dentro de una ciudad sino en discotecas a 20 kilómetros de la ciudad rodeadas de campos de arroz y de la playa. En esos pueblos a principios de los ochenta se juntaban góticos, punks y post-punks con la gente de la huerta que estaba a punto de salir a pescar. ¡Hostia, qué imagen!
*Documental 'A toda pastilla', presentado por Carles Francino en Canal+ (1993)
¿Cómo ha sido desarrollar algo con Atresplayer?
R. M. M.: Va a parecer peloteo, pero no podemos decir otra cosa. Ha habido un entendimiento estupendo con ellos y creo que están haciendo series maravillosas.
B. S.: Para que no sea todo peloteo, he de decir que nos pusieron muchas pegas al primer desarrollo que presentamos. Salimos diciendo, 'No puede ser, es imposible'... Y dos días más tarde nos dimos cuenta de que tenían razón, así que lo cambiamos para que la serie cogiera la dimensión que tiene ahora. Nos han dejado nuestro espacio creativo.
R. M. M.: Hay un respeto por lo que queríamos contar. Ha sido un lujo, como ha sido un lujo este equipo de guion, a Borja, Belén Funes y Carlos Marcel Marquet, y está todo como para haberlo disfrutado. Hemos hecho la serie que queríamos hacer.
¿Cómo se ha dado con la línea visual de la serie, contando con tres directores diferentes y con esta estructura inversa? ¿Por qué elegisteis a Belén Funes y Carlos Marqués-Marcet?
B.S.: Ahí lo tenía yo más claro. Lo que pasa con la serie es que en los ocho capítulos hay una elipsis de dos años hacia atrás, empieza en 1993 y retrocede hasta 1981 en el último. En cada capítulo cambia la época, y lo ves en los peinados y el vestuario porque cambia mucho la estética. Rejuveneces con los personajes y hay una energía muy cambiante de capítulo a capítulo. Son como películas muy diferentes, aunque la trama tenga continuidad. Como espectador pensé que era una experiencia muy guay que cada capítulo tuviera un tono y una energía propia. El capítulo 1 no tiene nada que ver con el 2, y así. Con esta idea, Belén funcionaba muy bien para los capítulos 4 y 5, y Carlos para el 6 y 7.
¿Cómo fue el proceso de casting? Àlex Monner decía que en origen se buscaba a actores valencianos no profesionales para el elenco...
R. M. M.: Había una cosa muy identitaria en el arranque, de buscar algo más valenciana y se fue modificando. Luego es verdad que el 80% de los personajes son valencianos pero los protagonistas, no lo son. Fue un proceso muy largo. Creo que tenemos una representación de los mejores actores de esta generación, pero vinieron muchos más y muy buenos.
B.S.: Estaban todos y todos se conocen, además. Intentamos que las pruebas fueran lo más tranquilas, pero es imposible porque es un examen al fin y al cabo. Pero pasaron casi todos los actores de esta edad.
S.H.T.: Todo el mundo quería estar en La Ruta, esto es así.
R. M. M.: Hemos inclinado los personajes para ellos, los hemos escrito con ellos. Àlex es Marc, igual que pasa con Ricardo, con Eli... En el momento en que el reparto se definió a todos nos cambió mucho todo y empezamos a ver la serie de una forma más real.
¿Qué desafíos genera que las marcas y las canciones de aquel momento fueran tan definitorias para la serie? ¿Cuál ha sido el proceso para que todo eso estuviera a vuestra disposición?
R. M. M.: Esa es una dificultad a dos niveles: a nivel empresarial y a nivel de guion. Pasa en los proyectos en los que te documentas mucho y te apasionan en que todo lo quieres contar. 'Cómo no va a estar esta canción'. Pero no cabe todo lo que quieres meter. Hemos intentado que haya himnos. Por ejemplo, Chimo Bayo tenía que estar, sobre todo para descubrir a todos los demás que no son Chimo Bayo.
S.H.T.: No sé qué habría pasado si Chimo Bayo nos hubiera dicho que no se podía poner la canción.
R.M.M.: Era importante no jugar a falsear. Las historias, lo vemos cada vez más, cuanto más específicas son más universales son. La gente compraba los discos en la tienda 'Viuda de Miguel Roca'. Eso mola más que cualquier cosa que yo me pudiera inventar. Y con las canciones flipamos mucho, aluciné mogollón con la música que se escuchaba. Luego viene el proceso de búsqueda de las canciones, de licenciarlas, que es todo un proceso.
Hemos intentado que haya himnos en la serie. Por ejemplo, Chimo Bayo tenía que estar, sobre todo para descubrir a todos los demás que no son Chimo Bayo
¿Cuál es ese carácter valenciano que tiene la serie?
R. M. M.: Hay una frase en uno de los capítulos que lo define. Alguien dice que “los valencianos somo así: hacemos algo de puta madre y luego le prendemos fuego”.
CLARA BOTAS: Esto nos lo dijeron cuando hablamos con ellos. Hablaban de la idea de celebrar a muerte. Son muy festivos, les gusta mucho celebrar la vida y la música... Borja hizo mucho hincapié en que el carácter valenciano estaba en el amor por la música. También se hablaba mucho del olor a pólvora, de esta identidad fallera... Y también fue curioso cuando al hablar de la Ruta nos decían que era algo muy valenciano por eso, porque hacen algo de puta madre y le prenden fuego: están trabajando durante un año en una figura increíble, en un ninot espectacular, y luego le prendemos fuego. Tiene ese carácter efímero. Son nostálgicos, pero cuando les preguntas si La Ruta' tiene que volver, tampoco hacen mucho hincapié, te dicen que fue increíble pero que no volverá a pasar.
R. M. M.: Es como si les hubiera abducido un ovni durante 12 años y luego eso se acabó y volvieron a la Tierra. Les estamos tocando algo muy fuerte que vivieron. Ojalá nos acerquemos a la décima parte de la emoción con la que ellos te lo cuentan.
C.B.: También ese recuerdo es una de las razones por los que la serie va hacia atrás. Había siempre esa sensación de estar recordando algo. A lo mejor no fue tan fascinante como lo recuerda la gente, pero ellos lo recuerdan así y eso es lo que tenemos que llevar a la ficción.
S.H.T.: Trabajábamos los ecos y las rimas al ir hacia atrás.
R. M. M.: Esta serie es como un álbum de cromos de tu vida.
S.H.T.: Nos ha hecho pensar en cuando nosotros teníamos 18, 20 años... Se cambia mucho, por desgracia [risas]
R.M.M.: Al recordarlo siempre hay un punto nostálgico, en la serie lo vives, y es un recuerdo vitalista. Vas rejuveneciendo con ellos, vas viviendo su inocencia con ellos, cogiendo cada vez más energía.
Quizá una de las claves de la serie es que no tenga ese aura trágica de decadencia de ir a peor, sino que va a mejor.
R. M. M.: Te puede dar un elemento trágico también, lo que es interesante. Lo dice mucho gente como Guillermo Arriaga: Hay historias que si acaban mal, quizá sea mejor empezar por el final para que no sea tan jodido cuando la veas.
C.B.: Acaba bien, pero sabes lo que va a pasar, lo cual es muy interesante.
S.H.T.: Y se puede ver de las dos maneras... Para los fans.