María Escoté, de juzgar en 'Maestros de la costura' a sufrir en 'MasterChef': “Lo de esta gente es otro nivel”
Tras expulsar a Emmanuel Esparza en su primera gala, y a Eduardo Rosa en la segunda, MasterChef Celebrity 7 emite la noche de este lunes su tercera entrega en La 1 de TVE.
Aprovechando la presentación del talent show culinario con famosos en el FesTVal de Vitoria, verTele y el resto de periodistas pudimos hablar con sus protagonistas, como por ejemplo con Nico Abad. Y una de las que más ojos atrae es María Escoté, por haber sido jueza de su “formato hermano” Maestros de la costura.
La diseñadora y modista explica cómo ha sido su experiencia, desvela qué tal las relaciones entre los compañeros, y su estrategia para afrontar el cambio de pasar de jueza a concursante: “Son dos mundos muy diferentes, dos jurados totalmente diferentes, y preferí no saber nada ni escuchar a nadie”.
¿Cómo se te daba cocinar antes de entrar en MasterChef?
Yo no cocinaba nada. El resto cocinaban más. Yo no sabía cocinar, no me interesaba nada la cocina, aunque me encanta comer. Así que creo que soy de las que menos nivel tenía a la hora de empezar. ¡Tenía, tenía! Tengo hijas, pero cocinar no he cocinado por ella, cosía... [ríe].
¿Has sentido presión?
MasterChef es un formato durísimo, porque realmente la cocina es muy dura. Se rueda además en unos meses que hace mucho calor, con fogones, y es un programa físico y psicológico. Pero, aunque tenemos unos jueces muy exigentes y el formato también lo es, luego estamos apoyados. En los jueces yo he descubierto esa parte tierna y personal de apoyo.
¿Cómo has conseguido compaginarlo con tu actividad habitual?
Gracias al equipo. Igual que me pasa cuando voy a grabar Maestros de la costura. Nosotros, los diseñadores, sin nuestros equipos no somos nadie. Tenemos unos talleres, diseñadores y producciones que entregar, y gracias a mi equipo, a nuestros equipos, podemos desaparecer el tiempo necesario para hacer este programa.
Que por cierto, una pena que 'Maestros de la costura' no siga en TVE, ¿no?
Siii... Es una pena. Nos da mucha pena, de verdad.
¿Sois más duros en Maestros de la costura?
No, no, no. Ni de broma. Coser y cantar, todo es empezar. La costura es una fiesta pop. Caprile es ese hombre adorable, gruñón, que toda España ama. Palomo es un oso amoroso. Y yo soy la más pesada de los tres, pero también tengo mi público. Lo nuestro es una fiesta pop, que nos interesa el rosa, el azul, el púrpura, que la costurita esté bien... esto es otra cosa. Lo de esta gente es otro nivel. Que luego también son entrañables, pero son muy muy exigentes, como nosotros. Para mí Maestros de la costura es estar en familia, en mi casa; y aquí yo creo que me han metido aún más caña por ser de la casa. Son duros, son exigentes, pero también conocerlos ha sido maravilloso porque son mucho más entrañables de lo que parecen.
¿Te daba miedo que se os viera como sois, y no el personaje que podéis tener ante la cámara?
Creo que es algo que nos preocupa un poco a todos, es algo normal. En mi caso, no he pensado ni lo que he hecho. Seguramente ahora cuando me vea diré: ¿Pero qué necesidad? Pero mientras estaba haciendo el programa decidí olvidarme de eso, porque sino creo que juega en tu contra. Porque si te metes en un programa tan estresante y piensas así... es imposible. Es mejor no poner la tele, no verte, no leer las redes; si crees que te vas a sentir mejor. Pero haciendo el programa, creo que es imposible controlar eso, es inevitable que a los que pasamos por MasterChef se nos vea cómo somos. Incluso en ocasiones te conoces a ti mismo, porque te ves en situaciones que nunca ha estado, y para mí eso ha sido un trabajo personal. Los trabajos en equipo, el cómo solucionas las pruebas... De verdad, puedes aprovecharlo para hacer un gran trabajo personal, y ahora cuando me veo también.
No he hecho los emplatados que me hubiese gustado, porque primero tenía que aprender a freír un huevo
¿Ha habido muchas quemaduras y cortes?
Pocos para los que podían haber sido... para los cuchillos que han volado... [ríe]. Es una edición de mujeres muy fuertes, y los chicos han tenido que remar fuerte. Ha habido “guerrita”, ha habido lucha, pero sobre todo ha habido mucha complicidad. Hay gente muy competitiva. Yo soy súper competitiva, lo reconozco.
¿Habéis ido a algún restaurante a practicar?
Yo creo que los 15 hemos hecho eso.
¿Ha habido estrategias?
Ha habido, ha habido estrategias [ríe]. De todos los tipos. Pero claro, luego ha habido buenos estrategas, y malos. Pero ha habido. Es imprescindible. De hecho, ha habido competitividad por ver quién era el mejor estratega.
A la hora del emplatado, que es una cuestión muy estética, ¿se te ha dado mejor? ¿O no ha valido para nada?
Yo quería llevar la estética, el color y la creatividad a la cocina. Pero cuando tú eres creativa y trabajas la estética, es porque tienes una técnica. Primero necesitaba aprenderla. Es verdad que esa creatividad que tengo por mi profesión sí me ha ayudado, teniendo una base muy floja al principio, para poder desarrollarme y empezar a conocer el mundo de la cocina. Pero vamos, no he hecho los emplatados que me hubiese gustado hacer, ni las preciosidades, ni las gamas cromáticas, porque primero tenía que aprender a freír un huevo correctamente.
Intenté hacerme una limpieza, olvidarme de mis cinco temporadas en 'Maestros de la costura', y entrar por primera vez en un formato así
¿Le pediste ayuda o consejo a algún exconcursante?
La verdad es que tengo muchas amigas y amigos que han estado antes, lo que pasa es que para mí ha sido un reto importante porque venía del otro lado, de ser jueza. Necesitaba sacarme la información, no quería más. Es verdad que son dos mundos muy diferentes, dos jurados totalmente diferentes, y preferí no saber nada ni escuchar a nadie. Intenté hacerme una limpieza, olvidarme de mis cinco temporadas en Maestros de la costura, y entrar por primera vez en un formato así. Soy muy competitiva, fan del formato de MasterChef desde el día 1, y quería vivir esto como si viniese de cero. Y así lo he hecho.
¿Y te has sentido más identificada con los concursantes ahora?
Pues la verdad es que muchísimo. He pensado: pobre Laura, cómo me pasé, cómo le pude meter esa peta, ya me vale... Pero también entiendo ese trabajo. En Maestros de la costura hacemos las críticas con mucho amor, con mucho respeto. Tras vivir las dos partes, las entiendo perfectamente y están muy bien llevadas. Ese es el éxito de MasterChef y de Maestros.
¿Ahora quienes van a tu casa comen mejor que antes?
Como lo mío es de cero, a menos no podía ir. A mi casa se puede venir, y comes mejor de lo que comías antes. He descubierto algo que me ha encantado, que es la cocina, que yo que soy una mujer que no se pone barreras, me la había puesto. Y realmente luego he seguido aprendiendo y cocinando gracias a MasterChef. Al final es un minimaster que te soluciona la vida, te hace mejor.