Maxi Iglesias luce sotana en Telecinco: “La gente a la que le conté que me ofrecían esto, me dijo que no lo hiciera”

Maxi Iglesias posa en la presentación de 'Ella, maldita alma'

Marcos Méndez / Lorenzo Ayuso

Dado el perfil de Maxi Iglesias, la noticia de que pasaba a ejercer de cura en una serie resultaba cuando menos llamativa. Y más llamativo fue verlo ya vistiendo sotana en la primera imagen del rodaje de Ella, maldita alma, adaptación del relato de Manuel Rivas que Plano a Plano y Mediaset han puesto en marcha. El actor lidera este drama destinado a Telecinco y consagra uno de los tres vértices del triángulo amoroso que plantea, completado por Karina Kolokolchykova y Martiño Rivas.

Hace un año, Iglesias se sinceraba en verTele al hablar de las dificultades para poder acceder a ciertos papeles en España, algo que le había llevado a buscar oportunidades en el extranjero: “Me ven para hacer de 'guapo al que le va bien', pero es que no quiero que me vaya bien”. Ahora, este papel en nuestro país le abre a un nuevo registro que le permite romper con la imagen preconcebida que hay sobre él y cumplir ese objetivo. Eso sí, el riesgo es lo suficientemente elevado como para que hubiera dudas en su entorno.

La mayoría de la gente a la que conté que me ofrecían esto me dijo que no lo hiciera”, reconoce el actor, que defiende su “ignorancia” al lanzarse de la mano de César Benítez, productor al que muestra su plena confianza, algo que viene de largo: ya ha trabajado con su productora en la primera temporada de Desaparecidos, que abandonó una vez se ejecutó un cambio de productora para la segunda tanda; y en Toy Boy. Pero Ella, maldita alma no lo solo le permite cambiar drásticamente de registro, sino coincidir con otro actor que ha tenido que lidiar con similares limitaciones, como es Martiño Rivas.

La sintonía entre ambos se hacía patente en la presentación de la serie en el South International Series Festival, y se confirma al hablar con Iglesias: “Martiño Rivas es el tío más guapo de España”, dijo, explicando la importancia que también tiene para esta ficción. Sobre los proyectos por los que han ido compitiendo, y sobre la culpa y la religión, todas ellas claves en la serie, hablamos con el intérprete.

¿Cómo fue esa primera vez viéndote a ti mismo con la sotana puesta?

Es tremendo, tremendo. De mi entorno, de las personas que me han preguntado, no se lo cree ni dios. De verdad. He tenido que mandar las fotos con el vestuario. La gente se ha sorprendido.

¿Qué es lo que más te llamó la atención del proyecto, o del personaje?

Es una historia preciosa, que habla del alma y de lo más básico y la esencia más primaria que podamos encontrar en nuestro haber como humanos y como sociedad. Si dejamos de lado, que obviamente no se puede, una sotana o una vestimenta, ¿a quién no le ha pasado que se te ha cruizado alguien y te ha puesto la vida del revés? Seas lo que seas: arquitecto, policía, panadero... A este pobre hombre le pasa que se dedica a la Iglesia y a sus feligreses y la vida se le pone del revés. Y lo pasa realmente mal. Es una angustia... El personaje lleva una especie de penitencia, está atortmentado porque no cree que le esté pasando a él, que se ríe de las debilidades carnales, que cada día da consejos y explica y guía. Eso no puede ser. Es el primero que no da crédito y que se juzga y se machaca, y sangra. Se deja el alma. Encima la mujer de quien es como su hermano.

En mis tiempos de descanso de rodaje, me estoy leyendo la Biblia

Maxi Iglesias

¿Eres muy creyente? Estudiaste en un colegio católico...

[Se lo piensa] Poco. Me quedé con lo mejor, que es mucho. Es un gran libro y lo que se cuentan son cosas realmente necesarias y a tener muy en cuenta. Ahora, cada uno las puede aplicar o creerlas, o creer si era una persona u otra, si se llamaba X o Y. En mis tiempos de descanso de rodaje me estoy leyendo la Biblia. La leí en su día, me la leí antes del proyecto, y en mis descansos sigo leyéndola. Y oye, quien vea la serie, o bien se hace creyente o deja de serlo. Pero ahí va a estar.

Decías que habías abordado la preparación del personaje con mucho respeto, y que lo habías llevado más por lo humano, que te has fijado en casos de curas que ayudan a su alrededor. ¿Has conocido a párrocos reales en tesituras así?

He conocido casos, sí. No es fácil encontrarlos, pero los hay. Y... guau. A mí no me puede afectar porque no quiero enseñar eso. Mi pregunta no ha sido el por qué, sino cómo diste el paso. Qué te hizo pensar que era factible cambiar tu estilo de vida. Y luego... si ves a un pastor en EEUU tienen su mujer y sus hijos. Todo depende, pero esto tiene lugar en España y aquí hay una cosa que nos pesa mucho que es la culpa. Todo cobra más sentido y mayor peso. Pero más que preguntarle a un cura, es cómo se atrevieron a dar el paso, porque es muy complicado. Encima, Fermín tiene al pueblo encima. Porque es alguien que, no es que te diga cómo has de ser, pero sí que te guía... Iba a poner un ejemplo que iba a levantar mucha polémica, pero es que lo estamos viendo... Estamos viendo últimamente a una persona que ha estado glorificando o diciendo unas cosas, y luego ha hecho otras. No conozco a ciencia cierta qué ha pasado ahí, pero es el pan de cada día.

Esto es lo que me gustaba: Fermín es en ámbito deportivo el que parte como “no favorito”. Fermín tiene todas las de perder. Desde el minuto uno sabes que la va a liar. Piensas: '¡Este tío, con esta cara, la va a liar!'. Ahí está mi reto de plantear que no es el que la va a liar, que es alguien que va a sufrir. Pero sí, la acaba liando. Cruza una línea.

¿Cómo ha sido trabajar con Martiño Rivas?

Martiño es el tío más guapo de España. Lo sabía de antes, cuando él hacía El Internado y yo en Física o Química ya pensaba: “¡Qué tío tan guapo!”. Pero ahora, de verdad... Hay una escena en la que viene a socorrerme tras tener yo un desmayo. Yo me apoyo sobre él y me quedé pensando: “¡Qué guapo!”. Y encima está muy fuerte. Se lo dije: “¡Tío, estás muy fuerte!”. Pero... más allá de la belleza y la parte física, me gusta que es una persona que se toma muy en serio este trabajo, y eso me encanta. Y más aún por la parte que le toca. Hablamos de un relato que escribió su padre.

Ya lo hemos hablado en otras ocasiones. ¿Hasta qué punto la belleza es un hándicap en vuestras carreras?

A ver... Es una parte que está ahí. Lo que pasa es que... Lo fácil es que si tengo un sacerdote con cierto físico, pongamos que con ojos claros, y ponemos a un marido -y odio esto- con algo menos en algún ámbito, ya diremos: “Ah, claro, es normal que se vaya con él”. Pero... ¡Mirad a este hombre! Ya no es que sea guapo, es que es una opción de marido... muy válida. Es atento, se preocupa por su esposa, van a un pueblo nuevo para formar algo nuevo bajo petición de ella, y en una relación muchas veces uno no está dispuesto a cambiar de lugar por una persona, y él lo hace. Es la pareja 10.

Todo gira en torno a mí en la serie. No puede haber fallo

Maxi Iglesias

Entonces, ¿este papel sí puede entrar en los parámetros de lo que tú buscabas, y que no te daban en España y tenías que buscar fuera?

Es una superoportunidad. No puedo estar más agradecido. La gran mayoría de gente a la que le dije que me estaban ofreciendo esto, me dijeron que no lo hiciera.

¿Por qué?

Porque ellos mismos pensaban... ¿De cura? ¿Estás seguro? ¿Tú? ¡Pues por eso mismo! Mi propio representante el primero, eh.

¿Te llegaron a hacer dudar de si aceptar?

No... Igual soy un ignorante tremendo, pero me lancé. Estoy muy agradecido a César Benítez, que no solo es el productor de Valeria sino que tiene en su haber muchas películas. Una de las que más me marcaron en la infancia es El amor perjudica seriamente la salud, y es de él [n.e.: Benítez era uno de los productores del filme a través de Bocaboca]. Penélope Cruz, Gabino Diego, Juanjo Puigcorbé, Ana Belén... hacían una comedia romántica disparatada, llena de accidentes, y es para mí la esencia del cine romántico. Que venga él y te diga: “Tienes que hacerlo tú”. Y yo: “No”. Y él insistió: “¡Sí!”. Y yo... “¡Vale!”. No me iba a hacer más el interesante, más allá de cuestiones económicas. Además, tienen mucho mérito. Plano a Plano es una productora que tiene mucho tiempo, que está peleando. Con ellos hice Desaparecidos, cuya historia sabéis... ellos entienden la ficción, lo que le gusta al público. Y a la vista está. Para mí es casa. Solo alguien así podría darme una oportunidad como esta.

¿Dirías que es tu mayor reto hasta la fecha, el proyecto de mayor responsabilidad que has asumido?

Mayor reto, y sí, una mayor responsabilidad que en otros personajes. Vengo de hacer Matices, con un elenco con el que estaba feliz. Eran todos o compañeros con los que he trabajado y que admiro, o con los que no había trabajado y los admiraba por lo que había visto de ellos. Luego, en Punto Nemo, una producción muy ambiciosa... Y te plantas aquí y todo gira en torno a mí. No puede haber fallo. Tienes que dar con la clave porque no va a haber otros personajes que puedan tomar ese relevo. Tengo la suerte de tener a Martiño de contrincante, que no es así, pero para formar ese triángulo con Karina, que también me parece una apuesta atrevida y arriesgada. Lo normal en estos casos es dárselo a una actriz conocida y además de aquí. Eso me parece doblemente atrevido.

Sorprendía en la rueda de prensa que hayan indicado que son ocho capítulos “en principio”, como dejando la puerta abierta.

El relato de Manuel es el relato. Sí es cierto que no le veo mucho más allá de lo que es. Creo que hay univeross que una vez se crean es mejor dejarlos ahí, en el haber. Yo soy de vivir el presente y de disfrutar. Tenemos por delante ocho capítulos maravillosos. Luego ya veremos.

Martiño ha dicho que le quitaste un papel, pero no cuál fue...

[Risas] Lo hablábamos él y yo. Le dije que sabía positivamente que había dos cosas, una en la que él podía haberla hecho y la hice yo, y otra que yo podía haber hecho y la hizo él. Una fue Tres bodas de más, que la hizo él. Pero yo nunca hice el casting con Inma Cuesta. Y la otra que hice yo y podía haber hecho él es Toledo. Cruce de destinos. “Si tú esta no, pues esto sí”. Pero como esas hay muchas. Es la primera vez que coincidimos y tenía muchas ganas de trabajar con él porque transmite mucho, más allá de todo lo que viene haciendo. A mí él siempre me ha gustado.

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