Mercedes Milá: “La curiosidad es clave en una buena entrevista, pero no siempre te la permiten”
“Una vez tuve que echar del plató a toda la cuadrilla de seguidores del Real Madrid, que eran todos unos fachas terribles, por romper las reglas que habíamos pactado”. Los cerca de 50 años de trayectoria de Mercedes Milá han demostrado con creces que es una periodista directa, incombustible y contundente. Sobre todo a la hora de preguntar. De ahí a que su faceta como entrevistadora le convirtiera, desde bien temprano, en todo un referente.
Sus entrevistas han sido precisamente el germen de su nuevo programa, Milá y Milá, cuya primera entrega se estrena este miércoles 13 de octubre en Movistar. En el formato, José María García, Massiel, Manuela Carmena, Lola Herrera, Ramoncín y Joan Manuel Serrat se sentarán con ella para recordar la que fuera su primera charla televisiva y conversar sobre su evolución en el plano vital y profesional. Una reflexión que incumbe también a Mercedes, al viajar a su propio pasado. Sobre las personas con las que se ha reencontrado, la periodista alaba que “su vida está llena de cosas conseguidas”.
¿Cómo nace este formato? ¿Ha sido una idea previa que ahora has sentido el momento de hacer, o ha surgido ahora?
He tenido suerte. A María Ruiz, dueña con Jesús Calleja de la productora de Zanskar, responsable también de Scott y Milá, se le ocurrió este formato. Me pareció una idea estupenda. Empezamos trabajar con el director David Moncasi y el resto del equipo para ver qué encontrábamos. Fuimos al archivo de TVE y Antena 3, que eran quienes tenían las entrevistas, y descubrimos joyas, cosas muy bonitas. Al verlas y pensarlas desde hoy, son entrevistas que hace ilusión hacer.
Para los entrevistados es un viaje en el tiempo, pero también para ti. ¿Cómo has vivido ese regreso, como entrevistadora pura y al repetir entrevistados tantos años después?
Con una curiosidad y un cariño enorme. Volver a ver a las personas hoy te trae muchos recuerdos e información sobre lo que fue aquel momento. Por ejemplo, en el caso de Ramoncín, para él era la primera entrevista, pero para mí también. Esos recuerdos son emocionantes. Vivir de nuevo con la persona a mi lado todo su crecimiento y el paso del tiempo, es muy bonito.
¿Has notado a los entrevistados muy cambiados?
Es más bien lo físico lo que ha ido cambiando, el cómo nos vestíamos y maquillábamos antes y ahora. Algo sobre lo que reflexioné una vez terminamos las entrevistas es que esta gente es muy respetable porque, si no, no hubieran dado lugar a volver a entrevistarles. Su vida está llena de luchas conseguidas y eso me parece muy importante.
¿Estabas acostumbrada a ver tus trabajos previos?
En este caso estamos hablando de 40 años. Es una cantidad de tiempo muy grande. Hacía mucho que no miraba estas entrevistas. La que sí que las miraba es mi madre (ríe), pero yo no soy especialmente partidaria de ver cosas antiguas. Las he visto ahora para poder hacer el programa y me hacía mucha gracia cuando mis compañeros me decían que era divertidísimo verme con unos y con otros. Yo les decía que no sabía dónde veían tanta diversión, porque yo no.
No sé si es porque me ponía tan nerviosa para que salieran bien, el que tuviera que estudiar tanto y José Samano [productor de seis de los programas de Milá en sus inicios] que era tan exigente a la hora de trabajar… A mí me gusta el momento de entrevistar, de tener a la persona delante, de mirarle, de sentirle, de escucharle. Pasado eso, no me interesa verlo.
Se recuerdan momentos concretos de tus entrevistas, este formato juega con eso. ¿Cuál es el primero que se te viene a ti a la cabeza?
Muchos. ¿Cómo no voy a tener momentos de emoción, de sorpresa, de indignación? Recuerdo el día que tuve que echar de un plató a toda la cuadrilla de los seguidores del Real Madrid, que eran todos unos fachas terribles, delante del propio presidente del club, Ramón Mendoza y Jesús Gil. El momento de tener que levantarte de la mesa, ir hacia ellos y decir “habéis roto las reglas del juego, las que hemos pactado vosotros y nosotros, y por lo tanto, os vais”. Son momentos de enorme tensión que no se me olvidarán en la vida.
Dentro de lo que atañe al periodismo. ¿Ha cambiado la manera de preguntar? ¿Es bueno que lo haga?
Las preguntas siguen siendo las mismas. “¿Y esto por qué?” es la esencia del periodismo. Tradúcelo a cualquier idioma y situación que quieras.
¿Echas algo en falta en el periodismo actual?
No, además hay mucha gente que hace entrevistas muy interesantes. No echo en falta nada. Si tuviera que volver a hacer entrevistas, me pondría a la cola e intentaría ser lo más curiosa posible. Para mí la curiosidad es una de las claves de una buena entrevista y la curiosidad no siempre te la permiten.
Hay veces que te dicen “no te metas en eso porque de ahí no vas a salir bien”. Cuando me decían esto era justo donde me metía. Si hiciera un programa de entrevistas ahora desde cero, lo haría con mucha humildad. Viendo qué se está haciendo alrededor, pero siendo tan curiosa como siempre.
Si tuviera que volver a hacer entrevistas, me pondría a la cola e intentaría ser lo más curiosa posible
En tus entrevistas siempre has sido capaz de preguntar por cuestiones laborales, políticas y también personales, ¿cuál es el truco para conseguir respuestas incluso cuando pertenecen al ámbito privado?
Las entrevistas se tienen que hacer de todos los campos de la vida, no solamente del privado, que no siempre interesa. Si estoy entrevistando a un político, el ámbito privado lo suelo dejar bastante apartado. Lo que más me interesará será su responsabilidad frente al público y frente a los que le pagamos, que somos los ciudadanos.
Y respecto a los entrevistados, ¿crees que hablan con más o menos libertad que antes?
Igual. Incluso al revés, ahora se consiguen entrevistas donde se dicen muchas verdades. Menos en el caso de Iván Redondo que el otro día volvió loco a mi amigo Jordi [Évole], porque se enrocó y no había manera de sacarle de las rocas. Pero en general creo que sí que se consiguen entrevistas donde se dicen verdades.
¿Hay alguien que no hayas entrevistado y que te gustaría entrevistar?
Muchas personas. No te voy a decir ni una ni dos ni tres porque hay gente que quizás no es ni conocida. Hay personas que leo en el periódico y digo cómo me gustaría entrevistar a esta persona que es completamente desconocida pero tiene una teoría interesante o diferente a explicar, que es lo que está por ver muchas veces. Esto es algo que siempre me ha causado curiosidad.
Más allá del periodismo, el formato permite ver cómo ha evolucionado la sociedad en estos años. Teniendo en cómo estamos ahora, ¿consideras que es un buen momento para mirar atrás?
Sí. De hecho, el propio programa demuestra que es un buen momento para mirar hacia atrás. No sé lo que dirá la gente pero a mí lo parece. Es emocionante sentarte delante de alguien, después de 40 años. Es un regalo muy grande que me pone la vida. Pienso que habrá gente a la que le pasará lo mismo.
En una entrevista reciente comentaste que "Gran Hermano es un estudio psicológico. Periodismo puro", ¿por qué GH es periodismo?
Te vas con Gran Hermano que es para mi es tiempo pasado. Prefiero que me hables de cosas que esté haciendo o acabo de hacer como Scott y Milá. ¿De Gran Hermano crees que puede tener interés lo que yo te diga?
Haciendo ahora un programa que redunda en el periodismo, me llamó la atención leer tus declaraciones defendiendo que Gran Hermano lo es.
Gran Hermano se pasó, es una parte importante de mi vida. Pero analizar ahora cómo hacía las entrevistas, me da un poco de pereza la verdad.
Transmites seguir siendo incombustible, ¿Va a seguir siendo así, o no quieres trabajar siempre?
Incombustible mientras la vida me permita vivir lo seré hasta el final. Pero desde luego, me gusta mi trabajo, me entusiasma la gente, soy muy curiosa y me gusta hablar y escuchar. Mientras eso siga así, aquí estaré.
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