Pepe Navarro vuelve a la televisión. El mítico presentador es uno de los famosos que se han atrevido a concursar en la cuarta edición de El Desafío que el pasado viernes estrenó Antena 3. El cordobés se define a sí mismo como “un entretenedor” a la hora de justificar el motivo por el que se animó a participar en el formato presentado por Roberto Leal.
“Después me he encontrado con una gran sorpresa y es que ha ido más allá de eso. No sólo ha sido entretener, no sólo ha sido ser profesional para respetar al espectador, sino que después yo mismo me he encontrado en una situación en la que he disfrutado como nadie”, reconoce en palabras a verTele.
Preguntado por el análisis que hace de la situación actual de la televisión en abierto, que cerró el año 2023 como el de menor consumo de la historia, Pepe Navarro -que también sorprendió hace unos años al esconderse bajo la máscara del Pulpo de la primera edición de Mask Singer- se muestra muy contundente, lanzando una dura crítica contra el tipo de contenidos que durante las dos últimas décadas ha copado la parrilla de Telecinco.
“Hemos tenido una experiencia con Telecinco que es lamentable todo lo que han hecho a lo largo de 20 años”, empieza diciendo. “Con el tiempo, Antena 3 ha ido lanzando programas que de una forma atómica iban apareciendo y, de golpe y porrazo, se han encontrado con un grupo de buenos programas. Esos buenos programas han barrido la porquería que se hacía en Telecinco”, asegura Navarro, “con respeto”, eso sí “a algunos profesionales de Telecinco”.
Para el comunicador, “lo que ha dado Telecinco en el último tiempo era lo más bajo del ser humano”: “Lo más ruin del ser humano era lo que se ha estado sacando permanentemente en esas pantallas. Y la gente llega un momento que se harta y espera cosas nuevas”, prosigue el andaluz, que le pide a las cadenas que apuesten por nuevos contenidos que hagan frente a las plataformas digitales y a Internet.
Además, durante la charla, Pepe Navarro reconoce que no le gustó cómo Los Javis, a los que reconoce como “unos tipos excepcionales”, trataron a Esta noche cruzamos el Mississippi en su serie sobre la vida de Cristina Rodríguez, La Veneno, a la que él mismo catapultó a la fama en el mítico late night de la propia Telecinco: “Si tengo que hablar de la forma de tratar el programa, no creo que sea muy adecuada”, objeta.
¿Por qué te animaste a participar en un programa como este?
En mi caso, tengo que decir que siempre me he dedicado al entretenimiento, aunque dentro del entretenimiento, una vertiente es el periodismo. Pero yo me considero un entretenedor. Muchas de las cosas que se han hecho ahí, no exactamente las mismas, pero sí con el mismo espíritu, las he hecho en mis programas. Tanto cuando hacía la mañana, cuando hacía el Mississippi, o cuando hacía todos los programas que haya podido hacer. Para mí era una extensión más, profundizar más en el entretenimiento. Y después me he encontrado con una gran sorpresa y es que ha ido más allá de eso. No sólo ha sido entretener, no sólo ha sido ser profesional para respetar al espectador, sino que después yo mismo me he encontrado en una situación en la que he disfrutado como nadie. Para mí, ha sido una muy agradable sorpresa y una experiencia única que va más allá de lo meramente profesional.
¿Y qué ha supuesto para ti la experiencia?
Para mí, ha sido una experiencia única, lo digo sinceramente. El hecho de que cada semana tengas un reto nuevo, lo que supone aprendizaje, entretenimiento y pasión, la verdad es que ha sido muy estimulante. Yo esperaba que todo fuese bien, porque la productora que hace el programa tiene una experiencia única, pero no me esperaba ese nivel de implicación y de emoción que ha conseguido en todos nosotros. No sólo los que estábamos delante de la cámara, sino los que también estaban fuera. Los productores se emocionaban con nosotros. Alguna vez terminábamos alguna prueba y estaban llorando. Yo creo que el único que no ha llorado he sido yo.
¿Cómo fue esa última semana de 'El Desafío' en la que fuisteis conscientes de que se acababa el programa?
Hay una especie de vacío porque han sido tres meses de una intensidad emocional muy grande, y de esfuerzo permanente. Todo eso es como si nos hubiésemos convertido en adictos a la pasión y a la emoción. Se te corta y necesitas que te traten.
Lo que ha dado Telecinco en el último tiempo era lo más bajo y ruin del ser humano
Como veterano de la televisión, ¿cómo valora el momento actual que está atravesando el medio en abierto, con bajos índices de consumo? ¿Qué hoja de ruta crees que deben seguir las cadenas para sobrevivir?
Eso lo cobro. Eso es asesoría. [Risas] Es broma. La televisión necesita contenidos y contenidos atractivos. Hemos tenido una experiencia con Telecinco que es lamentable todo lo que han hecho a lo largo de 20 años. Llega un momento en el que la gente se satura. Posiblemente, Antena 3 tampoco hacía la programación adecuada para competir o sacarle alguna ventaja. Con el tiempo, Antena 3 ha ido lanzando programas que de una forma atómica iban apareciendo y, de golpe y porrazo, se han encontrado con un grupo de buenos programas. Esos buenos programas han barrido la porquería que se hacía en Telecinco, con respeto a algunos profesionales de Telecinco, ¿eh? Hablo del concepto general de lo que ha sido Telecinco. Entonces, ¿qué ha pasado? Que Antena 3 empieza a hacer programas que la gente empieza a valorar: este mismo programa, con cuatro millones de personas [habla de espectadores únicos], o El Hormiguero, con no sé cuántos millones. En cuanto hay buen contenido, la gente viene a la televisión, porque la gente quiere entretenerse, pero quiere ver buen contenido.
Lo que ha dado Telecinco en el último tiempo era lo más bajo del ser humano. Lo más ruin del ser humano era lo que se ha estado sacando permanentemente en esas pantallas. Y la gente llega un momento que se harta y espera cosas nuevas. Y creo que hay programas que, si hay contenido, la gente los irá a ver. Nosotros, cuando hicimos el Mississipi, había un nivel de audiencia y aumentamos la gente que veía el programa por la noche en varios millones. La gente, cuando tenía algo que ver para entretenerse, se sentaba a ver la televisión. Eso es lo que le falta a la televisión, falta que haya contenidos.
¿Es la forma de hacer frente a Internet y las plataformas?
¿Contra qué estamos peleando? ¿Internet qué es? Contenidos, pero contenidos que la gente pueda valorar y se pueda entretener. Los contenidos de Internet son muy distintos a los de la televisión, porque los de la televisión tienen que ser contenidos permanentes y de cierta extensión. Internet es más leve, más píldoras. Por eso creo que la televisión sigue teniendo su hueco. Actualmente le ha salido un competidor muy fuerte, que es Internet, pero sigue teniendo hueco. Primero porque tiene medios, luego porque hay mucho talento, y porque hay grandes profesionales, y tienen que empezar a moverse.
Esto es como el fútbol: Europa tiene que moverse y empezar a hacer cosas nuevas, porque si no, mira los árabes lo que están haciendo, mira los americanos... Están metiéndose en el mercado y si no estás preparado para competir en ese mercado, te va a absorber o te va a hacer desaparecer. La televisión tiene que buscar contenidos, y el contenido se consigue con seres humanos que hablan y comunican. La base de la televisión es la comunicación y si no hay comunicación, no hay televisión. La televisión es algo tan simple como un ser humano que le habla a otro ser humano. Le mira a los ojos y le cuenta una historia que puede ser creíble o no puede ser creíble. De eso depende también que luego siga o no siga.
Parece que la televisión apuesta mayoritariamente por formatos con famosos. ¿Crees que estos programas, como El Desafío, podrían funcionar con concursantes anónimos? ¿Por qué todos los formatos necesitan famosos para salir adelante?
Es un atractivo en principio vernos hacer el tonto. Tiene su gracia. Si te dicen: “Va a venir Pedro Sánchez y va a hacer de trapecista”. Y dices pues voy a verlo, aunque eso [ser trapecista] ya lo hace normalmente... [Con retintín].
De momento, no se cae...
Eso lo dices tú...
Me refiero a que, de momento, sobrevive políticamente...
Bueno, espérate... [Risas] Lo que decía es que eso es algo que funciona. Si después ese famoso no responde a las expectativas del espectador, la gente se va. La gente puede llegar a un famoso y pedirle un autógrafo y tal, pero está en su casa, tiene un mando y le importa un pito que sea famoso o no, si a los 30 segundos ve que no le están contando nada interesante, cambia. Eso es así. Porque no tiene ningún deber con esa persona, ninguna obligación. Si ese famoso cumple con las expectativas y los requisitos que están esperando, lo van a seguir. Pero el hecho de que haya un famoso no garantiza nada. Ese famoso tiene que entregarse, y es lo que pasa en este programa. Todos nos entregamos, todos nos lo tomamos como algo personal en cada una de las pruebas. Y una de las cosas más bonitas que hemos vivido es que no competíamos entre nosotros, no competíamos nunca. Al revés, te alegrabas por el resto.
Podemos poner un robot en televisión, pero lo que comunica es un ser humano
¿Sentís que los famosos de televisión tenéis que ser multidisciplinares?
Sí, pero es desde un punto de vista del entretenimiento. No es profesional. Lo que sí es profesional es tu entrega a hacer eso. Entonces, pues te diviertes, la gente se divierte y es, como se diría, el estado del arte. En este instante se hace este tipo de programas y, más adelante, a lo mejor vendrán otros. Yo lo que hecho en falta en España, y pienso que es una de las cosas que hacen falta para normalizar la televisión, son las personalidades. En Estados Unidos, donde está para mí la televisión más profesional que existe, y por eso la he cogido siempre como patrón profesional, las cadenas están estructuradas en función de cuatro nombres: los de la mañana, los del telediario y algún que otro nombre. Y son reconocidas por ello. Luego puede venir aquella serie o aquel programa, pero lo que es fundamental es que se estructura sobre unas personalidades que le dan personalidad a la cadena. Porque no olvidemos que lo que transmite personalidad es un ser humano, no es una serie, ni un formato... Puede transmitir personalidad el tipo de programas que se hagan, lo que suelen hacer, como hablaba del caso de Telecinco, pero la estructuración final tiene que basarse en la esencia de la comunicación: los seres humanos.
Podemos poner un robot, pero lo que comunica es un ser humano, porque lo que comunica y transmite son sentimientos, emociones. Y eso es lo que al final recibes en tu casa y lo que decides coger o rechazar. Hasta que las televisiones no lo tomen en serio, y empiecen a estructurar su programación en base a eso, va a ser muy difícil. Es como en un equipo de fútbol, que tiene una columna vertebral de un portero, un central, un medio y un delantero. A partir de cómo jueguen, se empieza a construir algo que sea coherente. Y eso es lo que le falta a las televisiones, que empiecen a tomarse en serio lo que es una televisión. Hasta ahora, se van dando palos de ciego, durante muchos años se ha tirado de los formatos. Habría que profundizar mucho más en la industria de la televisión para entenderlo, por lo que nos iríamos muy lejos.
¿Te han sorprendido concursantes jóvenes como Marta Díaz o Pablo Castellano, para los que esta era su primera experiencia en televisión?
Sí, son muy buenas personas y eso la televisión lo nota. Y después hay una cosa muy importante, que es la naturalidad. Ahí no puedes fingir un personaje, porque no puedes. Porque estás metido en una historia y eres tú, tienes que ser tú. Y ellos son muy buenos compañeros, muy buenas personas, y eso se transmite. En un ambiente como el que teníamos, es difícil que alguien saque algo malo. Había muy buena comunión.
¿Hay algún programa que te gustaría hacer y que eches en falta en la televisión?
No, hace tiempo que yo no pienso en eso ya. Además, en la televisión, como en la vida misma, son tantos proyectos los que pones en marcha... De los cien que pones en marcha, igual sale uno. Y a todos les has puesto el mismo entusiasmo. Al final, igual sale algo que se le parece. A fuerza de estar mucho tiempo no fracasando, sino intentándolo, ya no quieres hacer nada, ni tienes nada en mente, si no te lo piden. Pero pensar en vacío hace mucho tiempo que no lo hago.
¿Y te gustaría celebrar un rencuentro de Esta noche cruzamos el Mississippi como el que Telecinco celebró con Crónicas Marcianas?
No... [Piensa]. No. Yo tuve la gran suerte, cuando hice el Mississippi, de estar rodeado de gente con un talento descomunal. La mayoría estábamos locos, si no es imposible escribir lo que se escribía, pensar lo que se pensaba, y hacer lo que hacíamos. Y digo locos en el sentido más creativo del término. Reunirnos otra vez... bueno... sí... Aquí, como se ha visto en promos, viene Krispín Klander. Volverte a ver con esos monstruos de actores, de guionistas y tal, sí... Nos vemos de vez en cuando, con algunos más y con otros menos, pero nos vemos.
No se trató bien al 'Mississippi' en la serie de La Veneno
¿Qué te pareció la serie Veneno?
Me parece una gran serie, pero hay una cosa que tengo que objetar y es que no se trató bien al Mississippi. Algunas cosas no. La serie es buenísima y yo entiendo perfectamente que un artista, cuando hace una obra, tiene que cuidar su obra. Y todos los demás elementos que hay para la construcción de esa obra tienen que estar al servicio de la intención final. Es muy difícil el terreno en el que se metieron Los Javis y lo hicieron con una elegancia sensacional, pero si tengo que hablar de la forma de tratar el programa, no creo que sea muy adecuada.
¿Por qué?
Vamos a dejarlo, porque me parecen unos tipos sensacionales. Y no es crítica. La gente del Mississippi pensamos un poco eso, pero el trabajo que hacen es excepcional, extraordinario.