Entrevista

Raquel Sánchez Silva, la 'poli buena' de 'El Conquistador' con los concursantes: “Me tira más el socorrer que el lanzarlos”

Hacer aventura [en televisión] es ya una aventura”, manifestaba Raquel Sánchez Silva durante la presentación de El Conquistador. La presentadora extremeña vuelve a un género que le ha proporcionado grandes alegrías a nivel televisivo tras curtirse en Pekín Express y Supervivientes, ahora con la ambiciosa adaptación a nivel nacional del formato de ETB. Un formato que más que un éxito, es “un fenómeno” en sus propias palabras.

Ahora, Sánchez Silva afronta el viaje rumbo al Parque Nacional de los Haitises (República Dominicana) junto a Julian Iantzi, que repite en esta etapa, y los 33 concursantes. Lo hace con un mantra claro: “En el mundo de los concursos y más los de aventura, nunca sabes lo que va a ocurrir”. Por eso, ella misma tiene ahora dudas razonables sobre cómo va a evolucionar durante la experiencia. Ya durante la rueda de prensa, en la que demostró buena química con su compañero, se le tendía a asignar el papel de “poli buena” a ella. Según Iantzi, “acabaré siendo la poli mala”.

En todo caso, afronta con total entusiasmo y “estupor” el encargo de ponerse al timón del que pretende ser el gran buque del entretenimiento en Televisión Española. “No sé qué me da más miedo: los formatos asentados, o los que pones en marcha sola”, reconoce, aunque cree que El Conquistador, desde hace años asentado en el “club del 20% de share” trae el viento a su favor: “La fórmula del éxito la tiene, no quiero pensar que no vaya a funcionar a nivel nacional”.

verTele habla con Sánchez Silva antes de comenzar la aventura de sus expectativas, del desafío en sí mismo y de cómo cree que va a evolucionar su perfil como presentadora en esta nueva aventura profesional. Ella, que viene de haber ejercido de concursante en dos formatos, MasterChef Celebrity y El Desafío, no cree que su actitud con los participantes haya cambiado tras ello, sino que “va con la edad: empatizar, recoger y acoger”.

“A mí ya como Raquel me tira más el socorrer que el lanzar”, pero promete: “No me voy a escaquear, los voy a animar también”.

¿Cómo afrontas la experiencia?

Lo afronto con el estupor de algo que no me podía esperar. Hubo un momento en que con mucho dolor, porque la aventura en televisión es lo que más me gusta, dejé atrás Supervivientes y Pekín Exprés, y nunca pensé que fuera a regresar. Es como cuando te lesionas y dices que la rodilla no te va a sacar de ahí. Cuando recibí la llamada no me lo podía creer. Me había encontrado con Julian cuando presentó los Sanfermines y me habló de lo que me gustaba El Conquis. Es como un regalo que no esperabas. Tengo muchas ganas, porque me parece un programón.

¿Cómo te estás preparando y cuál crees que va a ser el gran desafío como presentadora?

He visto material, estoy viendo la que se emite actualmente... Me parece un reto a nivel de un presentador. Primero porque es extremo de verdad. Ahí te metes en terrenos delicados, en el momento en que una persona deja de comer, o de dormir o las pasa canutas de verdad, sino que hay un momento en que como presentadora en un programa tan extremo me pregunto: ¿cuánto tengo que hacer para animarles a seguir y cuánto tengo que comprender que no puedan soportarlo? En programas de no tanta dificultad para decirles: '¡Venga, sigue!' Pero hay momentos en El Conquistador en los que a lo mejor hay que abandonar. Tienes que animarles, pero es algo que me pregunto cuando termino de ver los capítulos. ¿Qué me va a pasar a mí? ¿Qué voy a querer hacer? ¿Les voy a abrazar y decirles 'Venga, vete a tu casa', o los voy a animar como Julian y les voy a decir 'Sigue'? No sé. Quiero verme allí, en la situación.

En el mundo de los concursos y más de aventura, nunca sabes lo que va a ocurrir. Sabes cómo empieza, no tienes ni idea de cómo acaba. Nunca he acertado en nada. En este programa casi siempre el favorito se cae a las primeras de cambio. La gente que está muy fuerte a veces mentalmente no lo está tanto... Realmente a mí me parece que es un programa de una superación, de una supervivencia, de una carga tan importante que lo único que quiero es poder defenderlo a ese nivel.

Como decías, en 'Pekín Exprés' y en 'Supervivientes' destacaba tu perfil cercano y empático. Aquí, que por características es un formato mucho más extremo, y que tiene a Julian como referente y compañero, ¿cómo crees que puede cambiar esa imagen que tenemos preconcebida de ti?

Lo fácil es pensar que Julian va a ser el cañero, como lo ha sido durante 20 años, y yo sea la más empática con los concursantes. Puede ser que me toque ahí. Tenemos que leer las situaciones. Tenemos que lograr que ellos alcancen su objetivo, que es terminar el programa. Ellos quieren terminarlo, desde luego no pueden terminarlo todos. Tendré que medir cuánto de cariño hay que tener para lograrlo, y cuánto de dureza. Julian siempre ha sido duro, muy duro, en El Conquistador, y le ha funcionado muy bien. Dice Julian que salgo de aquí siendo la poli buena y que acabaré siendo la poli mala. Yo voy a vivir la aventura igual que los concursantes. Los programas de aventura son maravillosos, pero si para cualquier persona es salir de tu zona de confort, para los presentadores es salir de la superzona de confort. Se sufre, se pasa mal, se pasa calor, te comen los bichos... Y pasas miedo. Hay momentos en que lo pasas viendo a tus concursantes trabajar en circunstancias muy extremas. ¿Qué vamos a ser? Vamos a averiguarlo, la primera yo.

No sé qué me da más miedo: los formatos asentados, o los formatos que pones en marcha sola

¿Da vértigo enfrentarse a un programa así?

Sí. Todos los grandes formatos dan un vértigo horroroso. No sé qué me da más miedo: los formatos asentados, o los formatos que pones en marcha sola. Poner en marcha un formato es muy difícil, he puesto en marcha muchos... Pero coger un gran buque como este, adaptarte, fusionarte con él sin quitarle todo lo bueno que tiene y que lleva demostrando 19 años, es muy complicado. No sabría decirte qué es más difícil. A lo mejor arrancar algo nuevo te da más miedo porque no ha sido testado frente a la audiencia, pero por otra parte le tienes que dar una identidad. Pero este tiene una identidad, es un programa, es mucho más importante que sus presentadores. Es El Conquistador, ya está.

'El Conquistador', como dices, es un programa plenamente conocido, pero a la vez debuta a nivel nacional y con el objetivo de trasladar el éxito de ETB a TVE. ¿Genera más presión tratar de igualar ese impacto, enfrentarse a la comparación?

Evidentemente, cuando llega un gran formato a cualquier cadena viene arropado por ese éxito y seguridad. Es verdad que allí no es un programa de televisión, es un fenómeno. El Conquis es un acontecimiento social. La gente se reúne para ver El Conquis, la gente crece queriendo ir... Ha tenido 19 años, ha tenido niños que han crecido queriendo ir y que han concursado. Lograr eso a nivel nacional es difícil, pero la fórmula del éxito la tiene. No quiero pensar que esa fórmula no vaya a funcionar a nivel nacional. ¿Tanto como en Euskadi? No lo sé. Ya veremos. La aventura en TVE es una aventura en sí misma, porque es un género que no ha tratado. A mí como espectadora siempre me parece que la aventura funciona. La gente quiere viajar, ver paisajes, estar en su casa y ver épica, verse allí, en ese concursante. Este casting, que yo ya he visto y no os puedo contar, tiene elementos como para que todo el mundo se sienta identificado. Me gusta que El Conquis tiene un público muy joven, y me encantaría conquistar ese público para Televisión Española con El Conquistador.

¿Qué destacas de un formato como este de cara al interés que despierta? ¿Qué lo hace tan especial?

Para mí, el equipo. Primero, lo extremo que es. Para ellos, el equipo. Para el espectador, el equipo. Es un programa en el que el espectador vive como si viviera dentro del programa. No es un programa que abuse de los totales, porque casi no los utiliza. Es un programa en el que vives en esa realidad, como si fueras una sombra o te hubieran invitado al campamento pobre o rico. Alcanza unos niveles re realidad muy altos. Por otro lado, el tema de los equipos: en casi todos los concursos de la tele planteados hasta el momento, tú no dependes de otras personas, dependes de ti mismo. Por ser más simpático, mejor, mejor cocinero... Lo que sea. Dependes de ti. En este programa, en muchos capítulos dependes de otros. Ahí es donde la personalidad tiene que reconstruirse. El que tiene las narices de apuntarse a algo así es alguien que está muy seguro de sí mismo, que cree mucho en sí mismo. Cuando crees tanto en tus posibilidades, y de repente algo no sale como tú querías y no sale porque alguien a tu lado ha fallado, ¿qué vas a hacer? ¿Cómo te vas a comportar? No te das cuenta de que dentro de dos días, o de medio día, vamos a hacer otra prueba en la que quizás esa persona a la que puedes rechazar o portarte mal puede ser la que te salve. Es un juego muy estratégico, muy de equipo, y eso no lo tiene ningún formato que yo conozca.

Hablando de concursantes y estrategias. ¿Crees que habrá cambiado tu forma de ver a los concursantes después de haber ejercido tú como tal en 'MasterChef Celebrirty' y 'El Desafío'?

Creo que no es MasterChef Celebrity, es que me hago más vieja también [risas] Te vuelves un poco más empática. ¡Normal! Cuando eres muy cría y estás en una situación tan extrema los quieres proteger pero no sabes cómo hacerlo. No te has visto en tantas. Afortunadamente me he visto en muchas. Nunca me he visto con 33 a la vez. Esto para mí es inédito. Pero es verdad que a mí ya como Raquel me tira más el socorrer que el lanzar. Pero ya está ahí el señor vasco para lanzarlos cuando haya que lanzarlos... Que ya estaré cuando haya que recogerlos. No me voy a escaquear, los voy a animar también. Pero eso va con la edad, empatizar, recoger y acoger.

"La fórmula del éxito la tiene, no quiero pensar que no vaya a funcionar a nivel nacional. ¿Tanto como en Euskadi? No lo sé"

Dejas ya atrás 'Maestros de la costura', pero el vínculo sigue a través de la colaboración de Pablo Bosch en el vestuario. ¿Cómo ha surgido? ¿Fue algo buscado?

Sabéis que el tema del estilismo en los programas me parece importante. En Pekín fue muy importante, en Supervivientes fue importante y aquí quería que lo fuese también. Básicamente, sin poder contar mucho, es como si me hubiera quedado tirada en la selva y volvieran a por mí una semana después. Así voy a ir. Pablo hace un mundo muy roto, con jirones, mallas, telas... Que parece de verdad un ejercicio de supervivencia. Vi lo que estaba haciendo, lo llamé, nos reunimos para probar... Y voy a vestir de él el 90% de los programas. Lo que tiene me encaja perfectamente. Lo hemos forzado? No. Ha sido así. Lo que estaba haciendo lo vi en el Allianz EGO de Madrid y me encaja perfectamente. Él está feliz, feliz, y me hace mucha ilusión. Todo lo que sea ayudar a un concursante que ha estado conmigo en otro lado me parece una suerte.

¿Cómo ves a los capitanes?

A ella [Joana Pastrana] la he visto cañera. No la conocía personalmente, me ha gustado. Y Cesc me ha encantado. A Patxi lo conozco desde hace mucho tiempo, y hay que agarrarse con él porque es un huracán de los buenos. Ella también lo parece. Y Cesc... Cuidado, porque ese perfil del tapado, el que dice que se va a poner a mirar las estrellas... Espérate tú cuando falle un miembro de tu equipo como va a reaccionar. En esto Julian ya me ha contado bastante también. El que no va de tapado es Patxi.

¿Qué no falta en tu maleta?

Allí los mosquitos van con cuchillo y tenedor, es otra historia. Un manglar es un sitio muy incómodo y hay que saber a lo que uno va. No pasa nada. Con tal de que no te produzca una reacción... Yo vivo ya en el otro lado. He estado en tantos sitios con Pekín y he hecho tantos años Supervivientes que me suele pasar lo contrario: me voy de viaje con amigos, y enferma todo el mundo pero yo no [risas]. Entre las vacunas y las veces que ya he enfermado ya lo he pasado. Me llevo sobre todo cuatro cosas: me llevo suplementos para aguantar físicamente y poder con ello, y solventar las situaciones incómodas. Pero también por el programa. Hablábamos Julian y yo de que cuando estás allí y te ponen un salto de 18 metros al mar. A ti el cuerpo te pide saltar. A mí me pide saltar. Pero no estás concursando, eres el presentador, y si caes mal al día siguiente no puedes grabar el programa. Tienes que ponderar y ya si quieres luego vuelves y te tiras un día que vayas solito.